Bien mirado, Sashka penso que era una solucion mas que satisfactoria...
Salio rapidamente de la habitacion vacia, cerro la puerta a su espalda y se encamino pausadamente a la escalera principal.
Gyneth Linto, el mayordomo de Keridil, se inclino para escanciar vino en las dos adornadas copas de plata que se hallaban juntas en la mesa principal. Hacia mas de treinta anos que se habian utilizado por ultima vez estos antiguos calices para brindar por el noviazgo o el matrimonio de un Sumo Iniciado del Circulo, y Gyneth habia insistido en encargarse personalmente de esto, a pesar de que algunos pudiesen considerarlo un acto servil. Los reunidos guardaron silencio mientras el terminaba su tarea con un ostentoso ademan y daba un paso atras. Keridil miro a Sashka y ambos levantaron las copas al unisono, haciendo chocar los bordes mientras todos los demas se ponian de pie. Todas las miradas del salon estaban fijas en ellos y Sashka sintio un escalofrio de excitacion cuando, pausada y claramente, pronuncio Keridil las palabras rituales de los desposorios.
—Pongo a Aeoris por testigo de que yo, Keridil Toln, Sumo Iniciado del Circulo de la Peninsula de la Estrella, prometo y juro, Sashka Veyyil de la provincia de Han, ser tu protector y cuidar de ti desde el dia de nuestra boda hasta el final de mi vida.
Sashka bajo los ojos y su voz mesurada de contralto resono en todo el salon.
—Y yo, Sashka Veyyil, prometo y juro, Keridil Toln, ser tu companera y tu consuelo desde el dia de nuestra boda hasta el final de mi vida.
Durante un momento, reino el silencio, mientras Keridil y Sashka levantaban sus copas y bebia cada uno de la copa del otro. Era una senal para que los invitados les imitasen, y todos, hombres y mujeres, levantaron sus vasos.
«?Keridil y Sashka!», brindaron todos, y sus voces atronaron el salon, junto con algunas aclamaciones de los Inicia dos mas jovenes y atrevidos. La bella cara de Sashka sonrio benevola a la multitud, y los musicos situados en la alta galeria empezaron a tocar de nuevo ahora que habia terminado la pequena ceremonia, mientras los criados se apresuraban a servir la comida a los invitados.
La fiesta seria informal. Desde la muerte de su padre, Keridil habia empezado, lenta y gradualmente, a introducir cambios en muchas de las mas esotericas practicas del Circulo. Recordando desde sus propia infancia y adolescencia el aburrimiento de los banquetes ceremoniales — discursos interminables, horas pasadas rigida e incomodamente sentado en un banco duro, exigencias protocolarias que le permitian hablar solamente a sus vecinos mas proximos—, creia inne cesaria tanta etiqueta y estaba resuelto a persuadir lo mas delicadamente posible, incluso a los Adeptos mas viejos, de que aceptasen su manera de pensar. La celebracion de esta noche era la oportunidad ideal: era sobre todo una fiesta personal, no tenia relacion directa con el ritual del Circulo, y no ofenderia a nadie prescindiendo de las tradiciones formales mas familiares. Y asi, mientras los invitados empezaban a comer, tambien empezaron a moverse y a mezclarse entre ellos en el salon, y el ruido de las conversaciones y las risas casi ahogo la sutil musica de fondo. Eran muchos los que se acercaban en hilera a la mesa principal para felicitar a Keridil y a Sashka, y entre ellos se hallaba la Hermana Erminet, con un pequeno grupo de Hermanas que habian llegado por la manana de la Tierra Alta del Oeste. El experimento del halconero Faramor habia tenido exito y, como resultado de ello, Kael Amion, la anciana Superiora de la Residencia de la Tierra Alta del Oeste, habia enviado una delegacion de mujeres al Castillo para transmitir sus buenos deseos personales a la pareja.
Sashka disimulo su diversion con un bostezo artificial al acercarse las Hermanas. Erminet sonreia, pero sus ojos la traicionaban y Sashka creyo que advertia envidia en su desdenosa frialdad. Reprimio las ganas de reir. Si todo marchaba bien, la Hermana Erminet tendria pronto motivos para lamentar su actitud...
—Sumo Iniciado —dijo Erminet, estrechando la mano de Keridil—, esta es una ocasion muy satisfactoria. En nombre de la Senora Kael Amion y de las Hermanas de la Tierra Alta del Oeste, nos permitimos ofrecerte la mas sincera felicitacion.
Sashka dirigio a Keridil una mirada ligeramente compasiva al darse cuenta de que se contagiaba de los untuosos modales de Erminet. El dio las gracias a la vieja con gran cortesia, y entonces se volvio Erminet a la joven sentada a su lado.
— Mi querida Sashka, este es un dia maravilloso para todas las de la Residencia. La Superiora esta orgullosa de ti.
Sashka sonrio dulcemente.
— Gracias, Hermana; me complace mucho esta alabanza. — Su voz rezumaba modestia y Erminet inclino la cabeza e hizo ademan de alejarse. Pero antes de que pudiese dar un paso, Sashka anadio, como si acabase de ocurrirsele la idea—: Oh..., Hermana Erminet..., no quisiera suscitar un tema desagradable, pero... —Parpadeo, aunque su mirada era firme —. Tengo entendido que estas ahora encargada de los dos presos que hay en el Castillo.
Keridil fruncio el entrecejo, sorprendido; pero si Erminet estaba desconcertada, no dio muestras de ello.
—Si —dijo serenamente—, es cierto.
Sashka sonrio de nuevo.
— Lo digo porque... apreciaria mucho que me dieses seguridades de que todo marcha bien y no hay peligro de que se produzcan contratiempos. —Alargo una mano y asio la de Keridil—. Estoy segura de que el Sumo Iniciado pensara que soy una tonta, pero esta noche disfrutaria mucho mas si no tuviese miedo de que algo vaya mal.
Erminet vacilo. Sabia muy bien que Sashka no temia a Tarod, ni a Cyllan ni a cualquier otra criatura viviente, pero no podia imaginarse el motivo de una pregunta tan impropia de ella. Sin embargo, Keridil acudio inconscientemente en su ayuda.
—No tienes por que dudarlo, amor mio —dijo, sonriendo carinosamente a Sashka —. Comprendo tus sentimientos, dadas las circunstancias, pero puedo asegurarte que no hay la menor posibilidad de que nuestra felicidad se vea amenazada. —Miro a la anciana—. ?No es verdad, Hermana Erminet?
Erminet inclino la cabeza.
— Ciertamente, Sumo Iniciado. — Miro a la joven de cabellos castanos—. Vi a la joven Cyllan hace menos de media hora, y al Adepto, al ex Adepto, diria mejor, un poco antes. Ambos estan a buen recaudo; en realidad, la muchacha estaba durmiendo cuando la deje. Te lo aseguro.
Sashka sonrio.
— Gracias, Hermana; tu confirmacion es cuanto podemos pedir.
Cuando Erminet y las otras Hermanas se hubieron alejado, Keri
dil dijo al oido de Sashka:
— No es propio de ti que estes nerviosa, amor mio. ?A que viene tanta preocupacion?
Ella se encogio ligeramente de hombros.
—Oh..., tal vez soy supersticiosa, Keridil. Perdoname; ahora me siento ya mejor.
—La Hermana Erminet es muy competente.
— Lo se. — Sashka le sonrio dulcemente, sabiendo que de este modo podia desarmarle sin decir una palabra —. ?Oh, lo se!
Cyllan oyo los acordes de una musica de baile mientras corria sin ruido por el laberinto de pasadizos que eran como una conejera en el castillo. Al tratar de evitar el vestibulo principal se habia desorientado y habia equivocado dos veces su camino, de manera que llego muy cerca de la puerta de doble hoja de la sala en que se celebraba el banquete. Deslizandose en un hueco de la pared que la protegia con su sombra, se detuvo para recobrar aliento y orientarse. Hasta ahora, la suerte la habia acompanado: no habia en contrado a nadie en el patio, y la unica sirvienta que la habia adelantado al cruzar el vestibulo de la entrada solo se habia detenido para hacer una reverencia a la figura encapuchada que sin duda tomo por una invitada que llegaba tarde. Pero Cyllan sabia por amarga experiencia que la mala suerte solia hacer acto de presencia cuando menos se esperaba. Si tenia que cumplir su tarea, debia tener mucho cuidado.
Habia resuelto hurtar la piedra de las habitaciones del Sumo Iniciado antes de bajar a las mazmorras donde Tarod estaba preso. Si habia de ser sincera, tenia que confesar que solo se sentiria tranquila cuando la joya estuviese en manos de este; pues, si ella podia no ser mas que una persona anonima para cualquiera que con ella se cruzase, el era conocido en todo el Castillo y seria inmediatamente reconocido si alguien le veia.
La musica, amortiguada por la maciza puerta del salon, era una ligera y melodiosa tonada, acompanada del murmullo de muchas voces. La fiesta estaba en su apogeo y Cyllan no se atrevio a perder mas tiempo. Mirando cautelosamente en ambas direcciones y comprobando que el corredor estaba desierto, salio de su escondite y camino apresuradamente en la direccion que esperaba que fuese la de las habitaciones del Sumo Iniciado.
Esta vez no le engano su instinto, y la puerta exterior no estaba cerrada con llave. Sufrio un momento de