hablando sucesivamente a cada animal y alegrandose de poder desviar la mente de lo que ocurria en el exterior. Al fin los caballos se tranquilizaron un poco y llego al final de la hilera. Alli habian amontonado balas de paja en un rincon y se sento encima de ellas, arrebujandose en su capa. Nada podia hacer, salvo esperar a que pasara el Warp... Temblando, se hundio mas en la paja y trato de no pensar en la tormenta.
Las franjas espectrales de azul y naranja y verde que avanzaban en el cielo estaban tomando rapidamente matices oscuros y amenazadores de purpura y livido castano, cuando un hombre salio como un torbellino de la torre de vigilancia de las puertas del Castillo y cruzo corriendo el patio. Subio de tres en tres los anchos peldanos de la escalinata, y cruzo la puerta principal en el momento en que un criado sorprendido iba a atrancarla. Despues se detuvo, para cobrar aliento.
— ?Donde esta el Sumo Iniciado?
El criado, perplejo, senalo hacia el comedor, y el hombre se alejo corriendo.
Keridil estaba comiendo a toda prisa el desayuno que su mayordomo, Gyneth, le habia persuadido de que tomase, cuando entro el portero.
—?Senor! —jadeo el hombre, hinchando los pulmones—. ?Jinetes! Estan llegando por el puente...
—?Jinetes! —Keridil se puso en pie, apartando el plato a un lado—. ?Precisamente ahora? ?Maldita sea! ?El Warp esta a punto de caer sobre nosotros! ?Quienes son?
El portero sacudio la cabeza.
—No lo se, senor. Pero hay un heraldo con ellos, y todo un sequito...
Keridil lanzo un juramento. Ya tenia bastantes preocupaciones para que unos desconocidos viniesen a buscar refugio del Warp en el ultimo momento, pero no podia dejarles fuera, expuestos al horror que se acercaba. Giro sobre sus talones y grito a un criado que estaba levantando las contraventanas del salon: — ?Deja eso! Busca a Fin Tyvan Bruall y dile que vaya a las caballerizas para recibir nuevos caballos. — Y al portero—: ?Crees que llegaras a tiempo de hacerles pasar? El hombre miro al cielo amenazador.
—Creo que si, senor, si no tropiezan en el Laberinto.
— Esperemos que conozcan el lugar. ?Date prisa! El hombre salio corriendo y Keridil le siguio, dominando su miedo de salir al exterior y ver el Warp en toda su furia. Al acercarse a la entrada, pudo oir la nota aguda y estridente que acompanaba a la tormenta, como de almas condenadas aullando en su agonia, y se estremecio y respiro hondo, antes de aventurarse en la escalinata.
Las puertas del Castillo se estaban ya abriendo, girando sobre sus goznes, con lo que a Keridil le parecio de una angustiosa lentitud. En lo alto, el cielo estaba turbulento y proyectaba sus rabiosos colores sobre las paredes y las losas, manchando la piel de Keridil de manera que el y los que le habian seguido parecian fantasticas apariciones. El Warp caeria sobre ellos dentro de dos o tres minutos, y aunque estaban en el Castillo bastante seguros, ningun razonamiento humano podia vencer el puro terror animal de tener que soportar una de aquellas tormentas sobrenaturales.
Las puertas se habian abierto ahora de par en par y Keridil pudo ver el grupo que se acercaba. Este habia cruzado el puente que unia la Peninsula al Continente, pero era dificil dominar los caballos, que se encabritaban y corcoveaban al tratar sus jinetes de guiarles a traves de la mancha de cesped mas oscuro que senalaba el Laberinto. Pero al fin el primer caballo lo cruzo y los otros le siguieron, espoleados en un galope desesperado, repicando sus cascos bajo el gran arco y en el patio.
Siete hombres... y tres mujeres. A Keridil se le encogio el corazon al reconocer al alto y ligeramente encorvado personaje que desmonto del sudoroso caballo castrado gris, mientras dos Iniciados se apresuraban a ayudarle. Era Gant Ambaril Rannak, Margrave de la provincia de Shu..., el padre de Drachea.
Keridil bajo la escalinata, olvidando momentaneamente el Warp en vista de esta inesperada e inoportuna llegada. Pero antes de que hubiera bajado la mitad de los peldanos, un revuelo en las caballerizas le obligo a volverse. Alguien gritaba, sus bramidos eran audibles sobre el insensato aullido de la tormenta... y el estridente chillido de protesta de una mujer.
— ?Sumo Iniciado! — La voz estentorea de Fin Ivan Bruall, caballerizo mayor, sonaba triunfal mientras arrastraba hacia la escalinata, con la ayuda de uno de los mozos, una figura encapuchada que se debatia. — ?Hemos pillado a la pequena asesina! ?La hemos pillado!
Un rugido del cielo, como si el Warp respondiese al anuncio de Fin con una furiosa protesta propia, sofoco todos los demas ruidos, y Keridil agito los brazos en un ademan apremiante hacia la puerta principal.
—?Rapido, que entre toda esa gente! ?La tormenta esta a punto de estallar!
La Margravina y sus dos doncellas chillaban aterrorizadas y sus companeros varones no mostraban un talante mucho mas sereno. Subieron los peldanos tropezando, mientras varios Iniciados dominaban su miedo para encargarse de los caballos enloquecidos, y Fin y el mozo arrastraban a su cautiva hacia Keridil. El Sumo Iniciado miro la ropa manchada de sangre de Cyllan y su cara blanca como el almidon, grotescamente deformada por el arremolinado espectro que se reflejaba desde el cielo; vio que su boca se torcia en un grunido, aunque no pudo oir la maldicion que le lanzaba. Un instante despues, el cielo se volvio azul-negro, como una monstruosa moradura, y un relampago rojo cruzo el cielo, mientras los aullidos de la tormenta iban en terrible crescendo.
— ? Refugiaos!
El grito de Keridil se perdio en la cacofonia de los aullidos del feroz viento del Norte y de los truenos del Warp sobre su cabeza. Fin conservo la serenidad suficiente para aferrarse a Cyllan y arrastrarla sobre la escalera, dandole un fuerte punetazo cuando ella empezo a andar delante de ellos... y se detuvo en seco.
La voz del Warp retumbaba en sus oidos, el cielo enloquecido ocultaba el sol naciente y sumia el patio en una oscuridad caotica. Pero las rabiosas franjas de color que precedian a la tormenta proyectaban luz suficiente para que pudiese ver la alta y misteriosa figura que le cerraba el camino hacia la puerta. Una marana de cabellos negros se agitaba bajo el vendaval, y la cara, iluminada por una violenta explosion de verde y carmesi, era demoniaca. El espantoso recuerdo de Yandros, Senor del Caos, acudio subitamente al cerebro de Keridil; esta aparicion era el moreno hermano gemelo del Senor del Caos, y una terrible premonicion de su propio destino le inmovilizo.
Pero si el estaba paralizado, no asi Cyllan, que redoblo sus esfuerzos para librarse de las garras de Fin, y su voz fue mas fuerte que la del Warp al gritar:
— ?Tarod!
Su grito rompio el hechizo que mantenia inmovil a Keridil. Este salto atras, bajo corriendo la escalinata donde se debatia Cyllan y desenvaino su espada. Tarod corrio tras el, pero freno su impulso cuando Keridil se detuvo a un paso de Cyllan, cuyos brazos habian sido atenazados por el caballerizo mayor, y apunto a su corazon con la punta de la espada. El Sumo Iniciado estaba loco de miedo a la tormenta y de furia por este enfrentamiento; Tarod comprendio que, si hacia un solo movimiento imprudente, Keridil atravesaria a Cyllan.
Los otros Iniciados que estaban en el patio se habian dado cuenta de lo que pasaba y, dejando que uno de ellos cuidase de los espantados caballos del Margrave lo mejor que pudiese, fueron corriendo en ayuda de Keridil. Iban todos armados y Cyllan temio que, sin la piedra, Tarod no pudiese vencerles. Tenia que llegar hasta el; tenia que hacerlo, costara lo que costase...
Keridil fue pillado completamente por sorpresa cuando Cyllan, con una violencia fruto de la desesperacion, le lanzo una furiosa patada que le alcanzo en mitad del abdomen. Cayo al suelo y solto la espada, y Cyllan se retorcio para morder la mano de Fin Ivan Bruall con toda su fuerza. El caballerizo mayor grito y ella dio otra patada, esta vez hacia atras, y se solto. Su impulso hizo que bajase los peldanos tambaleandose, pero se volvio con la misma agilidad que un gato cuando vio que Tarod iba a su encuentro...
Tres Iniciados le cerraron el camino, mientras otros dos corrian hacia ella desde atras. Cyllan gruno como un animal, vio que Tarod luchaba con el primero de los tres atacantes y se dio cuenta de que la trampa se estaba cerrando a su alrededor. Por encima de los aullidos del Warp, oyo su voz que le decia:
— Cyllan, ?corre! ?Corre, alejate de ellos!
El Sumo Iniciado se habia puesto en pie y avanzaba... Cyllan se volvio y echo a correr, estorbada por la falda y casi cayendo al llegar al pie de la escalinata. Y, de pronto, se encontro en medio de un grupo de caballos aterrorizados, la mitad de los cuales corrian en libertad mientras el joven Iniciado se esforzaba en mantener a los otros bajo control. Una alta forma gris se interpuso en su camino; Cyllan choco contra el caballo del Margrave y, en un movimiento reflejo, se agarro a un estribo para no caer.
—?Detenedla! —oyo que gritaba Keridil detras de ella, y el caballo relincho con fuerza.
Cyllan no se detuvo a pensar; alargo una mano, se agarro a la crin y salto. Cayo a medias sobre el cuello del animal y se agarro freneticamente al pomo de la silla, sosteniendose peligrosamente al encabritarse la bestia en aterrorizada protesta.