—?Anghara! —La sujeto y la obligo a ponerse en pie—. ?Hemos de luchar! ?Tu que tanto amas la vida, escuchame!

La boca de la muchacha se abrio, pero si dejo escapar algun sonido, este se perdio con el estrepito de la lucha. Un soldado de mirada desorbitada paso junto a ellos; luchaba por repeler algo que saltaba y lanzaba dentelladas y reia; la cosa se lanzo hacia adelante y la cabeza del soldado rodo al suelo, mientras su atacante saltaba por encima de su cuerpo y desaparecia. Fenran arrebato la espada al cadaver e intento introducir la empunadura entre los dedos de Anghara. Su voz rozaba ya la histeria.

?Lucha, mujer! ?Maldita sea, despierta!.

Ella sacudio la cabeza, los cabellos le azotaban los ojos, y aunque tomo la espada, la sujeto sin fuerza y sin hacer el menor uso de ella.

?Anghara! —No conociendo otra manera de hacerla salir de su ensimismamiento, Fenran le abofeteo el rostro con el dorso de su mano. Ella retrocedio y la inteligencia hizo de nuevo su aparicion en su mirada, y con ella la furia.

—?Como...! —Las palabras se ahogaron en su garganta al darse cuenta de la sangrienta realidad, y su voz se perdio en un gemido—. ?Fenran...!

—?Lucha! —le grito el de nuevo—. ?Por Carn Caille, por nuestras vidas! ?Lucha!

Un demonio enorme y contrahecho se deslizo por entre un grupo de soldados diezmados y se lanzo propulsado por sus miembros alados hacia ellos, como una espantosa parodia de un murcielago que no puede volar. Anghara chillo, y su espada se levanto al mismo tiempo que la de Fenran en un movimiento defensivo. Ella atraveso al monstruo entre los ojos, el le acuchillo el pecho; la cosa farfullo algo y se desvio, dando brincos, pero sin ninguna herida visible.

—?A tu derecha! —aullo Anghara, y Fenran se defendio con su espada de un horror que recordaba un cadaver hinchado y livido. Tras el aparecieron mas, que luchaban contra un destacamento al mando de Creagin, cuyo rostro estaba banado en su propia sangre y peleaba como enloquecido. Un aterrador torbellino de sonidos martilleaba en sus oidos: gritos de batalla, alaridos de agonia o de terror; en algun lugar se oia gritar al principe Kirra, llamando a los hombres en su ayuda, y por encima de todo resonaban los chillidos malignos e insensatos de aquella desbocada legion infernal. Y ahora se anadian nuevos ruidos al caos: los desgarradores alaridos de las desprotegidas mujeres. Anghara, en un momentaneo instante de respiro, tuvo tiempo de volver la cabeza, y vio que la horda de demonios habia conseguido eliminar a las pocas mujeres que intentaban defender la puerta principal de Carn Caille, y se introducian en el interior de la fortaleza. Los relampagos brillaban en las ventanas bajas, y penso en la gran sala, el banquete, la reina Imogen...

?Madre! —Se volvio, abandono el lado de Fenran, y cruzo el patio antes de que el se diera cuenta de lo que hacia.

Algo negro y putrefacto le corto el paso y su nariz se lleno del hedor a podredumbre, pero lo esquivo y siguio su carrera.

Ante la puerta, los guardas provisionales yacian apilados, ensangrentados y destrozados en el umbral; unas formas sin ojos y con afilados colmillos se ocupaban en desgarrarles la carne. Anghara aparto los cuerpos a patadas, incapaz de pensar en nada que no fuera el peligro que corria su madre, y casi habia conseguido cruzar todo aquel monton de cadaveres y entrar en el interior cuando una mano tiro de ella hacia atras.

—?No, Anghara! —Fenran la hizo girar de cara a el, debatiendose con ella que intentaba desasirse; pero el era mas fuerte, y la arrastro por la fuerza al exterior mientras una abrasadora y terrible luz empezaba a brillar dentro del edificio.

Fuego. La gran sala estaba en llamas y estas bailaban en las ventanas; una cortina de calor recorrio el pasillo y salio por la puerta abrasando el rostro de Fenran y chamuscando mechones de sus cabellos mientras sacaba de alli a Anghara. Del interior de la fortaleza surgieron unos alaridos, y se oyeron pasos apresurados. Pronto aparecieron unas siete u ocho mujeres en la entrada, Imogen entre ellas.

El vestido de la reina estaba en llamas, y sus damas intentaban sin exito apagar el fuego mientras sus gritos resonaban en el patio. Horrorizado, Fenran solto a Anghara y corrio hacia Imogen para sacarla de alli; pero antes de que pudiera alcanzarla, una forma alada tan horrible que desafiaba a la cordura cayo en picado de no se sabe donde por encima de su cabeza y se precipito sobre las desesperadas mujeres. La fuerza fisica del aire que desplazaba echo a Fenran y a Anghara hacia atras; la princesa tuvo una momentanea imagen de dos ojos como carbones encendidos en el lugar donde el fantasma deberia de tener la cabeza; luego una bola de fuego estallo en medio del grupo de mujeres, una llamarada al rojo vivo que lanzo despedidos a Anghara y a Fenran al otro lado del patio para estrellarse ambos contra las losas del suelo. Escucho chillar a Imogen, entonces el calor le quemo la espalda descubierta cuando el negro fantasma se elevo por los aires de nuevo con un aullido triunfal y arano su columna vertebral con la punta de un ala.

?Madre! —Anghara aullo como un animal y rodo sobre si misma, las manos aferradas a las losas mientras intentaba arrastrarse hasta la llameante pira funeraria que era Imogen con sus doncellas.

Estaba tan alterada que ni vio ni oyo acercarse a la criatura cubierta de escamas y plumas, medio pajaro, medio serpiente, que surgio de repente de la refriega a su espalda y se acerco entre saltos y aleteos a donde ella estaba; incluso cuando Fenran le advirtio con un grito, su mente permanecio bloqueada por la contemplacion de los carbonizados y distorsionados cuerpos que se convertian en cenizas ante ella. Pero cuando la cosa abrio un pico tan grande como ella misma y lanzo su estridente desafio, ella se volvio a medias, y contemplo desencajada como aquello se disponia a matarla.

Fenran replico el desafio con el agudo y ululante grito del guerrero de El Reducto. Estaba de pie ya, sosteniendo su espada con ambas manos por encima de su cabeza mientras interponia su cuerpo entre Anghara y la muerte. La princesa Anghara reacciono entonces y gateo en busca de su espada, y mientras sus dedos se cerraban sudorosos sobre la empunadura, vio como la espada de Fenran caia sobre el pico abierto.

Saltaron chispas cuando la hoja topo con el hueso, y la hoja de Fenran se hizo anicos, dejandolo con la empunadura rota en las manos mientras los pedazos de metal volaban por el aire. El muchacho se tambaleo hacia atras, sin proteccion. Anghara se levanto de un salto y grito su nombre, pero era demasiado tarde. La cabeza de la serpiente se volvio, el pico se cerro y la monstruosidad acuchillo a Fenran, lo atraveso, le destrozo las costillas y el esternon para llegar a su corazon.

La boca de Fenran se abrio, los musculos del rostro se tensaron casi mas alla de toda resistencia, pero en lugar de un grito, fue sangre lo que surgio de su garganta. Su cuerpo se convulsiono como un pez clavado en un arpon, y el demonio lanzo la cabeza hacia atras arrojando su cuerpo destrozado por los aires. Cuando empezaba a caer, la criatura salto hacia el cielo, y sujeto el cuerpo antes de que pudiera tocar el suelo. Floto en el aire por unos instantes, y al mirarla a los ojos Anghara descubrio una espantosa inteligencia, burla, maldad: los ojos plateados del nino fantasmal de la Torre de los Pesares. Luego, la cosa se lanzo hacia arriba batiendo las alas; el cuerpo de Fenran colgaba de sus garras.

Anghara contemplo como se elevaba. Estaba de pie, pero su mente y su cuerpo estaban paralizados, paralizados fuera de su control. No sentia nada excepto un extrano sentimiento de perplejidad, y no se daba cuenta de los horrores que la rodeaban. Fenran estaba muerto. Fenran, su amor, su prometido. Muerto. Asesinado por un demonio que en aquellos momentos se elevaba, se elevaba en el cielo, mientras su risa inhumana resonaba como el grito de una ave marina de pesadilla. Detras de ella, el cuerpo de su madre se convertia en cenizas. Y las legiones del infierno seguian sembrando muerte, muerte, muerte...

No era real. Dentro de un momento se despertaria en su cama y veria a Imyssa llena de palabras de consuelo, con una pocion tranquilizante y una vela para disipar las sombras. Era un sueno. Un sueno. Un...

El grito empezo como un incontrolable borboteo en lo mas profundo de sus pulmones. Se elevo y gano en potencia a medida que la comprension tomaba cuerpo y forma, a medida que los sentidos de Anghara se abrian a las imagenes, los sonidos, los hedores de aquella carniceria, y un debil gemido, la miserable protesta de un perro apaleado, surgio de su garganta. El gemido se convirtio en un grito, el grito en llanto, y de improviso el llanto se transformo en un alarido de dolor y desesperacion que hendio el caotico torbellino como el aullido de un espiritu de mal aguero.

Anghara cayo de rodillas, cegada por las lagrimas mientras el alarido seguia y seguia, destrozandole la laringe. No vio las espantosas figuras y las deformadas sombras de la hueste diabolica que se abalanzaba hacia el

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