—?Estamos a salvo todavia?

«Si. He ido hasta el limite del bosque. Los cazadores han abandonado la caza de momento.»

La sensacion de alivio fue como agua fresca que corriera por sus venas.

—Entonces... —empezo.

«No.»

La respuesta corto sus pensamientos, como si la loba los hubiera leido antes de que pudieran ser formulados con claridad. Y de nuevo, Indigo percibio miedo y duda en la mente de Grimya.

Aguardo durante unos segundos, luego se sintio tomar aliento.

Grimya, no debes tener miedo. Hay tantas cosas que quiero saber de ti..., y nada de lo que me digas borrara la deuda que tengo contigo.

Sabia que las palabras solas no convencerian a Grimya e intento proyectar un sentimiento de bondad, de calor, de camaraderia. Se produjo una pausa, y luego Grimya dijo:

«Veo una palabra en tu cerebro. La palabra 'mutante'. No se lo que significa.»

—No es mas que una palabra, Grimya. No es importante. Y tu eres tan mutante como yo.

«Sigo sin comprender.»

Indigo se sintio embargada por un amargo dolor.

—?No? —pregunto con suavidad—. Has visto en el interior de mi mente, Grimya. Sabes lo que soy.

Percibio una sensacion de negativa.

«No. Se tan solo que has venido de muy lejos, y que estas triste y sola. Cuando intente mirar mas alla encontre un lugar oscuro en tu cerebro, y comprendi que no era correcto que penetrara alli a menos que tu me lo pidieras.»

La sencilla sinceridad de aquella afirmacion hirio a la muchacha en lo mas vivo. Un lugar oscuro... ?Era asi como Grimya veia la espantosa sima que la separaba de su propio pasado? Y si la loba supiera la autentica verdad, ?seria capaz de comprenderla?

Vio de repente y con terrible nitidez la naturaleza de las dudas que Grimya tenia sobre si misma; porque la compartia. ?Que criatura racional no volveria el rostro con adversion, al enterarse de la amenaza que la arrogancia temeraria de Anghara hija-de-Kalig habia traido sobre el mundo entero?

Un escalofrio, helado como la escarcha de los meses gelidos, la recorrio al darse cuenta de que, por primera vez desde que abandonara Carn Caille, habia formado las silabas de su antiguo nombre en su mente. Y no habia salido de su sobresalto cuando la gano una sensacion de contrariedad, al darse cuenta de que Grimya habia captado la momentanea aberracion.

«Anghara...» Habia una perpleja curiosidad en el pensamiento que la loba proyecto hacia ella. «?Como puedes ser Indigo, y a la vez tambien Anghara?»

Indigo veia llamas rojas en su mente y no podia apartarlas de alli.

—Fui Anghara —repuso con suavidad—. Pero he perdido el derecho a utilizar mi nombre

autentico.

«No comprendo. ?Es eso lo que te hace tan triste?»

—Ah, Grimya... —No habia llorado desde su segunda noche a bordo del Greymalkin, pero ahora las lagrimas brotaban, afluian a sus ojos; no podia detenerlas—. No puedo explicartelo, no en palabras. Mira en mi mente, si puedes. Mira en el lugar oscuro. Y quizas entonces no tendras miedo de que te de la espalda.

Percibio la vacilacion de Grimya mientras la curiosidad luchaba contra el tabu de no curiosear en los secretos mas intimos de otra persona. Con cierta tristeza, Indigo proyecto un pensamiento en el que le decia que daba la bienvenida a tal intrusion; que, si Grimya queria saber, ella estaba dispuesta a abrirse: y al cabo de un momento percibio la primera y cautelosa tentativa cuando la mente de la loba y la suya empezaron a fusionarse.

Habia rostros en su mente; rostros que habia luchado por borrar de su memoria pero que persistian escondidos en huecos oscuros, a la espera tan solo de su oportunidad para alzarse de nuevo en su mente consciente. Fenran, Kirra, su padre, su madre, Imyssa, Cushmagar. Y otros seres; cosas que jamas habian sido humanas, abominaciones, monstruosidades, retorcidas parodias de vida que se arrastraban y tambaleaban por los ardientes paisajes que veia en su interior. Sintio contraerse sus pulmones y su corazon, presa de horribles tormentos mientras su mente se hundia mas y mas en su pasado. Ahi estaba el emisario de la Madre Tierra, su rostro sereno, clemente, pero sin mostrar piedad por ella. Ahi estaba la carretera polvorienta que se extendia mas alla del tiempo y del espacio, y en ella tuvo de nuevo la vision —si es que era una vision— de la criatura malefica de ojos plateados, y tambien de Fenran, desgarrado y sangrante, luchando por atravesar un bosque sin limites.

El cuerpo de Indigo empezo a dar sacudidas en suenos mientras unos secos sollozos, sin lagrimas ahora, lo estremecian. Pero habia otra presencia en su mente; afectuosa, animal, abierta y sencillamente consoladora, con un fondo de afliccion.

«Empiezo a comprender ahora», dijo Grimya. «Pero ?por que hiciste algo asi, si solo te ha acarreado tristeza?»

Era una pregunta tan inocente, hecha sin el menor atisbo de censura, y daba a entender una verdad tan inquebrantable que Indigo deseo que la tierra se abriera y le permitiera arrastrarse a sus mas reconditas profundidades.

Le dijo:

—Lo hice porque era una estupida. —Mucho peor que una estupida, pero ?podria Grimya comprender el concepto de un crimen perpetrado contra la misma Tierra?—. Yo era ambiciosa y arrogante. Pensaba que sabia mas que tocios los bardos y sabios del mundo, e intente demostrar lo que creia sin pensar en las consecuencias.

Grimya medito sobre aquello durante un largo rato. Luego, repuso:

«Me parece que no comprendo muy bien a los humanos. ?Por que quieren saber tantas cosas? ?Que obtienen con ello?» Se interrumpio. «Yo tambien se cosas. Conozco el dia y la noche, el bosque, el llano, el rio. Se cazar, y llamar a la luna, y lo que es agua fresca y lo que es agua mala. Se que cuando estoy cansada, debo dormir; y que cuando estoy sedienta, debo beber. Se todas esas cosas, y no necesito nada mas.»

—Pero tu sabes mas que eso, Grimya. La forma en que hablas es prueba de ello. Sabes mucho mas que cualquier lobo corriente.

Un sonido suave y melancolico broto de la garganta de Grimya.

«Si. Pero no busque esas cosas, y me han hecho muy desdichada. Sin embargo, cuando los hombres buscan, y lo que encuentran los hace desdichados, siguen buscando mas. No lo comprendo. No creo que nunca lo haga.»

—No debes intentarlo —dijo Indigo a la loba con voz pausada—. Tu filosofia es mucho mejor que la nuestra, por lo que parece.

«Fi-lo-so-fia...» Grimya tanteo las silabas con solemne precaucion. «Esa es una palabra nueva. Pero una palabra para los humanos, quiza; no para mi.»

Se hizo el silencio durante un rato. Entonces Indigo hablo:

Grimya, ahora sabes la verdad sobre mi. ?Todavia quieres ser mi amiga?

«?Por que no habria de querer?

—A causa de lo que he hecho. A causa de la maldicion que pesa sobre mi.

«Tu maldicion no es la mia. La mia es diferente.»

—Pero entre los mios soy una proscrita, una pana.

«No conozco la palabra 'pa-ria '. Pero yo tambien soy una proscrita y eso nos hace iguales. Quiero ser tu amiga.»

Sentir alivio por haber ganado la confianza y la lealtad de un lobo es un concepto extrano, pero la sensacion

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