astral; quizas una parte —o al menos un paralelo— del espantoso otro mundo que vislumbrara cuando recorrio la carretera intemporal guiada por el emisario. Su habilidad, de pronto aumentada, para comunicarse con
? Si hubiera mas luz! Resultaba imposible saber si estaban al aire libre, o si estaban los muros de una celda justo mas alla de los limites de lo visible. Le parecio que percibia espacios abiertos, pero sabia lo facil que puede enganarse a la mente. Y si no estaban encerrados en una forma fisica, este mundo, por muy vasto que demostrara ser, era en realidad una prision.
De repente
—?Que es? —inquirio Indigo.
«No
Indigo lanzo una incoherente exclamacion de protesta cuando la luz hirio sus ojos desprevenidos, y volvio la cabeza a un lado con violencia, cubriendose el rostro con las manos mientras
Como si una mano invisible hubiera aplicado una llama a una lampara gigantesca, el paisaje que las rodeaba estaba banado de un resplandor color azafran que revelaba una vista sorprendente de rocas peladas: picos, riscos, enormes escarpaduras, todo reseco, sin arena y vacio. Estaban al final de un valle desolado lleno de sombras del color de la sangre reseca. Y sobre sus cabezas, colgando solitario de un melancolico cielo rojizo, habia un sol de color negro.
Las manos de Indigo cayeron inertes a sus costados y se quedo mirando, paralizada, el valle, los riscos, el desquiciado cielo, mientras su cerebro luchaba por asimilar y entender lo que sus ojos le transmitian. El negro sol habia aparecido en el cielo de la nada; brillaba con fuerza, una monstruosidad celestial rodeada de una corona fantasmal y palpitante, y con cada latido la sobrenatural luz fluctuaba como si todo el mundo fuera una gran habitacion iluminada tan solo por una unica y debilitada vela.
Escondida tras la espalda de Indigo,
—
Indigo estaba asustada tambien, pero decidida a no demostrarlo. Creia empezar a comprender lo que les habia sucedido, e intento transmitirselo a la loba.
—?No es real,
—Si y no. El bosque esta cerca, pero no podemos alcanzarlo, porque esta en otra dimension.
—Intenta imaginarlo como una puerta invisible entre dos mundos. Caimos por esa puerta, ahora hemos penetrado en un mundo que antes no existia para nosotras.
Indigo asintio.
—Si; muy parecido a sonar. Pero no estamos dormidas, y no nos despertaremos en el bosque. Si hemos de escapar debemos encontrar de nuevo la puerta de acceso.
—Si —se estremecio al recordar al duende, el engano, la revelacion que habia llegado demasiado tarde—. La criatura de la arboleda me engano. Pense que era...
Un grunido gutural la interrumpio.
?Era asi?, se pregunto Indigo. Si Nemesis era, como habia dicho el emisario de la Madre Tierra, parte de su propia persona, entonces con toda seguridad su muerte acarrearia su destruccion. Pero si de verdad habia adoptado una existencia independiente, entonces las cosas podrian ser muy diferentes...
Sacudio la cabeza, incapaz de aclarar sus dudas.
—No lo se,
Tenia razon, pero aquella idea dio lugar a otra pregunta. ?Habian sido transportadas fisicamente a este mundo, lo que fuera y donde fuera que estuviera, o existian tan solo en sus mentes los riscos y las desoladas rocas y aquel negro sol, mientras que sus cuerpos inconscientes yacian aun en la arboleda? A modo de experimentacion, se paso las manos por el pecho, y no pudo reprimir una mueca de dolor cuando sus dedos tocaron las magulladuras de su caja toracica. El dolor resultaba muy real, al igual que la creciente sed que sentia. Volvio la cabeza para contemplar todo el paisaje que las rodeaba y se estremecio.
—No conseguiremos nada si nos quedamos aqui —dijo a
A lo mejor era asi. Y Nemesis tendria un motivo, de eso Indigo estaba segura. Una trampa, una confrontacion... Afianzo su control sobre su titubeante confianza en si misma, consciente de que tenia una sencilla eleccion que hacer. Podia enfrentarse al valle y a cualquier peligro que pudiera reservarle, o ceder a la cobardia
Miro a la loba.
—Demonio o no, no veo alternativa. Penetrare en el valle. ?Vendras conmigo,
Su irrefutable logica hizo aparecer una sonrisa en los labios de Indigo.
—Desde luego —repuso—. Muy bien, pues; no hay motivo para retrasarlo. —Entrecerro los ojos pensativa mientras los posaba en el valle sin vida—. Y si es una estupidez, sospecho que muy pronto descubriremos que clase de estupidez hemos cometido.
Si el valle que discurria entre los riscos ocultaba el peligro que Indigo temia, parecia como si la trampa aun no estuviera dispuesta para funcionar. No podia calcular cuanto tiempo llevaban caminando por el estrecho y sombrio desfiladero; al parecer, carecia de relevancia bajo el invariable sol negro, y podrian haber transcurrido