recurrido a los mas sutiles matices de su arte, y durante algo mas de tres horas Quinas se habia retorcido, aullado y padecido bajo el contacto del fuego en todas sus manifestaciones imaginables. Se habia abrasado, sangrado, sofocado; se habia balanceado sobre el abismo de la demencia total y se lo habia traido de vuelta con la mente intacta, pero monstruosamente lleno de cicatrices. Su cuerpo era ahora una carcasa maltrecha, el pelo quemado, la piel llena de ampollas, los dedos fundidos unos con otros alli donde la carne se habia derretido y reformado. Y durante todo aquel proceso, Jasker se habia comportado como si fuera de piedra, como el experto, preciso y por completo indiferente orquestador del tormento de su victima. Los peores asesinatos cometidos por los seguidores de Charchad, no importaba lo demenciales o depravados que pudieran ser, no eran mas que una palida sombra en comparacion.

Indigo sabia que debia sentir nauseas por lo que habia presenciado. No compartia la locura de Jasker, ni su personal necesidad de venganza. Ninguno de sus seres queridos habia sido victima de Quinas. Hubiera debido interceder, pedir misericordia y justicia, y rogar al hechicero que buscara otro modo. Pero incluso ahora, al contemplar el armazon destrozado de un hombre que se estremecia sobre el ardiente suelo de piedra, le resultaba imposible encontrar algo de piedad en su corazon por el; solo hallaba un nucleo lleno de odio y repulsion, duro como el diamante.

Por fin sus ojos se encontraron con los del hechicero, y sintio un destello de satisfaccion en su interior.

—?Unos minutos?

El se encogio de hombros descuidadamente.

—Quiza debiera de haberlo puesto en practica antes; pero tengo aun otro pequeno truco guardado en mi manga...

—Utilizadlo, Jasker. —Sintio como un hilillo de sudor se deslizaba por su espalda y la sensacion le produjo una oleada de furia—. Hacedlo hablar.

El hombre le sonrio de nuevo.

—Lo mejor sera que os mantengais bien alejada del fondo del pozo. Y si os quereis marchar.. — Unas cejas enarcadas hicieron una muda pregunta, e Indigo nego con la cabeza.

—Muy bien. Pero tened cuidado; el calor puede resultar mayor de lo que esperais.

Se giro y empezo a descender por la ladera. Quinas volvio la cabeza para contemplarlo, y la joven vio como los musculos del rostro del capataz se tensaban llenos de agitacion, aunque intento mantener el temor alejado de su rostro.

Jasker sonrio de nuevo. Levanto los brazos como si fuera a abrazar a su amante; al cabo de un instante el calor aumento en la caverna y estallo como una tormenta, una muralla de abrasador y sofocante color rojo que hizo que Indigo se tambaleara hacia atras, jadeante al sentir que el aire le era arrebatado de los pulmones.

En las sombras del otro extremo de la cueva surgio de la nada una nube de humo negro y fetido, y algo cobro vida en su interior.

La criatura era tres veces mas alta que Indigo, pero tan delgada como un arbolillo. No era ni un dragon ni una salamandra gigante, aunque su reluciente forma mostraba elementos de ambos seres. Unos ojos sorprendentemente humanos los contemplaron desde un afilado rostro de reptil; alas membranosas estaban dobladas sobre un cuerpo que parecia derretido y que palpitaba muy despacio; y una mano —una mano humana, pero cubierta de escamas en lugar de piel— se extendio en un gesto que imito al de Jasker.

Entre aquel ser elemental y el hechicero chisporroteo una lengua de fuego, e Indigo vio como el segundo retrocedia involuntariamente cuando un rayo de energia se estrello contra su brazo extendido. Quinas tenia la cabeza totalmente echada hacia atras y los ojos a punto de saltarle de las orbitas, mientras intentaba descubrir el origen de aquella nueva amenaza. Y de nuevo, Jasker sonrio.

—Hermana del magma, hija de la tierra fundida: se te da la bienvenida.

El monstruo siseo, y el sonido retumbo en el limitado espacio de la cueva. A los oidos de Indigo el silbido tenia la distorsionada pero inconfundible forma de una palabra concreta: comida; y sintio como el estomago se le revolvia.

El hechicero dio dos pasos hacia atras, con mucho cuidado, y una cuerda de fuego aparecio en sus manos. La tenso con fuerza; luego, con una inclinacion de cabeza, senalo al hombre que yacia tumbado en el suelo y pronuncio cinco silabas en una lengua extrana que parecia compuesta de inflexiones mas que de palabras.

El ser elemental se deslizo hacia adelante, el humo del que estaba formado moviendose con el. Se cernio, balanceandose, sobre la cabeza de Quinas. Despues, tan deprisa que los sentidos de Indigo apenas si registraron el movimiento, una lengua de fuego surgio veloz de su boca y cayo sobre el ojo derecho del capataz.

Este lanzo un alarido y su cuerpo empezo a debatirse con violencia, pero inutilmente, ya que estaba bien sujeto. Indigo tuvo una momentanea vision de una piel ennegrecida y de carne fundida alli donde habia estado el ojo, antes de que el ser se doblara de nuevo hacia adelante para volver a atacar...

—?No, hermana! —Jasker levanto la cuerda de fuego, que brillo repentinamente con una luz azulada—. ?Es suficiente!

La criatura lanzo un agudo silbido de protesta, pero se vio obligada a obedecer. Se echo hacia atras y permanecio suspendida en el aire, balanceandose como una serpiente que intentara hipnotizar a su presa. El hechicero dio un paso hacia adelante.

—Quinas. —Su voz era tranquila, persuasiva, escalofriantemente indiferente—. Habeis visto... — solto una leve risita al darse cuenta de su involuntario y desagradable chiste— la forma en que a mi hermanita del magma le gusta alimentarse. Un mortal es un manjar exquisito que tardaria mucho tiempo en devorar; muchos dias, quiza. De modo que os dejo elegir. Decidme lo que quiero saber, y recordad que poseo mis propios metodos para comprobar la verdad, y la enviare de nuevo a dormir a la roca fundida de la que procede. Rehusad y aflojare mi control sobre ella y dejare que escoja un nuevo bocado antes de formular mis preguntas de nuevo; y lo haremos asi una y otra vez. —Le dedico una sonrisa—. Me da la impresion de que vos os cansareis del juego mucho antes que ella o yo.

El ser silbo de nuevo, como para dar su aprobacion, y Quinas miro una vez mas al hechicero. El ojo que le quedaba estaba totalmente encarnado. Indigo no sabia si a causa de la sangre o por efecto de su curiosa lente. Su convulsionado cuerpo parecia estar totalmente fuera de su control. Cuando por fin intento hablar no pudo hacer otra cosa que jadear, mientras su chamuscada boca se abria y cerraba espasmodicamente. Jasker aguardo, indiferente a sus esfuerzos, y por fin una voz que sono como si la laringe que la formaba estuviera hecha jirones grazno:

—Con... testare...

Indigo sintio como sus propios pulmones dejaban escapar un abrasador suspiro, y el hechicero asintio.

—Muy bien. —Tenso la cuerda de fuego otra vez—. Entonces, mientras mi hermanita aguarda para asegurarnos vuestra continuada cooperacion, empezaremos.

No necesitaron volver a torturarlo. Quinas apenas podia hablar y cada palabra le producia nuevos dolores. Pero despacio, con voz titubeante, la informacion que deseaban les fue revelada, hasta que Jasker se convencio de que su prisionero no podia contarles nada mas.

—Tenemos todo lo que puede facilitarnos —dijo, y regreso despacio hasta el lugar donde Indigo permanecia agachada cerca de la entrada de la cueva—. Y es suficiente.

—Sabemos que Aszareel sigue vivo y que reside en el valle de Charchad —repuso con calma.

—Si. No se como interpretar eso; ningun hombre normal podria sobrevivir en ese lugar durante mas de unos pocos dias. Pero es la verdad, por lo que sabe Quinas.

—Aszareel no es normal —apunto Indigo con voz venenosa—. Es... —se interrumpio y meneo la cabeza.

El hombre se dejo caer sobre la roca a su lado y se cubrio los ojos con los dedos. Estaba agotado y, aunque el ser elemental se habia ido, la cueva seguia resultando sofocante; el calor y los vapores estaban acabando con las pocas energias que le quedaban.

—Esa basura ya no nos sirve de nada —musito cansino, senalando en direccion al pozo—. Hay una fumarola cerca; lo matare y entregare el cuerpo a las salamandras que viven alli. Podran alimentarse durante un tiempo.

La cabeza de Indigo se alzo bruscamente y la muchacha contemplo al capataz, que, por suerte para el, habia perdido el conocimiento. Luego respondio llena de rencor:

—No. Lo llevaremos de regreso con nosotros. Quiero que viva un poco mas aun.

—?Para que? No puede decirnos nada nuevo, y ya no lo necesitamos.

—No me importa. Quiero que viva. Quiero que sufra.

Jasker la contemplo, inquieto. Su propia sed de venganza personal estaba mas que satisfecha: de hecho

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