menor duda ahora: aquellos seres, fueran lo que fuesen, venian a por ella. Empezo a temblar, y un terrible impulso de ponerse en pie y echar a correr paso por su mente como una exhalacion; luego se desvanecio. ?Correr? ?Hacia donde? ?De regreso a las puertas de hierro, para golpearlas con los punos y pedir que las abrieran? No. Debia enfrentarse a aquello que surgia del infierno para reclamarla. No habia ningun otro lugar al que ir.

Un nuevo torrente de luz surgio del torbellino que hervia alla abajo, y un enorme y distorsionado haz luminoso se deslizo sobre las laderas del valle, envolviendo a las figuras que se acercaban en un repugnante arco iris de colores, de modo que Indigo pudo verlos con toda claridad por primera vez.

Los centinelas del risco podian haber sido seres humanos en alguna ocasion: aquellas pesadillas ambulantes no lo habian sido jamas. Aunque su apariencia era una parodia de la forma humana, los planos y los angulos de sus cuerpos estaban horriblemente desproporcionados, como si debieran su existencia a algun mundo repulsivo diferente de este del que habian surgido deformes e incompletos. aquellos no eran servidores terrenales de Charchad. Eran las sombras diabolicas que habia tras el demonio mortal, la primera progenie del monstruo que se habia comprometido a destruir, ?los autenticos hijos de Aszareel!

Cinco pasos mas, seis, siete... Indigo los conto como una criatura que repitiera en silencio la leccion, hasta que, solo a un paso de ella, aquellos seres se detuvieron. Unos ojos blancos, carentes de parpados, se clavaron en los suyos; y cuando se inclinaron para tomar la cadena que pendia de sus munecas, no protesto, sino que se puso en pie despacio, desviando la mirada de sus rostros distorsionados para contemplar con calma el paisaje de locura que se abria ante ella. Habia aceptado lo inevitable, y la aceptacion poseia su propio poder narcotico.

Los demonios no hablaron. Quiza, penso Indigo utilizando una fraccion de su mente, carecian de voz. El metal tintineo, sintio un ligero tiron en la cadena y, con la serenidad irreal del sonambulo, se coloco entre los centinelas e inicio la marcha por el largo y empinado sendero que descendia al valle de Charchad.

?Grimya! ?Grimya, abre los ojos! —La voz de Jasker se alzo por encima del creciente tronar de la fumarola, y sacudio la figura inmovil y acurrucada de la loba—. ?Vuelve!

Grimya gimio como un cachorro asustado, pero no dio otra respuesta. Jasker dudo incluso de que pudiera oirlo, ya que su mente estaba absorta en el horror que veia en la mente de Indigo. Tenia que romper aquel trance, el animal era el unico vinculo, el unico.

?Grimya! —Aguijoneado por un acceso de frustracion y miedo, la voz del hechicero se elevo en un rugido que resono estridente por todo el pozo—. ?En el nombre de Ranaya, te lo ordeno, mirame!

Un gran estremecimiento recorrio el cuerpo de la loba, y sus ojos dorados se abrieron de golpe. Por un instante su mirada se fundio con la del hombre, y una imagen demencial y distorsionada cruzo por la mente de el. Un cegador resplandor verde, horribles formas que no pertenecian a este mundo, una pendiente traicionera que se hundia en el infierno... Una decima de segundo antes de que la imagen se desvaneciera, Jasker supo que veia el valle de Charchad a traves de los ojos de Indigo.

El sentimiento de frustracion se redoblo, y sintio un incontenible deseo de gritar. La desesperacion de Grimya habia intensificado su poder telepatico hasta el punto de romper, por un momento, el bloqueo de su mente, permitiendo que su vision se fundiera con la de ella. Pero ese instante habia resultado fugaz e incompleto. Debia retomarlo.

Jasker miro frenetico por encima del hombro hacia la fumarola. Vio que la luz se habia intensificado hasta adoptar un tono rojo sangre, y palpitaba ahora con el ritmo de un enorme y lento corazon. La Vieja Maia estaba viva: empezaba a despertarse de su sueno, despacio, con firmeza, inexorable; y esperaba. Pero su paciencia se agotaba.

Se asio al pelaje de la loba; su rostro, empapado en sudor, estaba distorsionado por una furiosa energia.

?Grimya, escuchame! ?Debes mantener la puerta de acceso abierta en tu mente! ?Uneme a Indigo, dejame ir hasta ella de nuevo!

Un grito terrible surgio de la garganta del animal; no era ni un aullido ni un ganido, pero poseia un poco de ambos.

—?Nnno... pu... edo!

—?Tienes que hacerlo! ?Intentalo!

La abrazo, pero en su confusion y angustia la loba se debatio para liberarse de el, y lo arrojo a un lado. No servia de nada: no podia razonar con ella, pero tampoco podia contener aquella fuerza ahora; se habia celebrado la invocacion y nada podia revocarla. ?Con Grimya o sin ella, debia retomar el contacto!

Jasker se volvio y gateo sobre la repisa hasta regresar al borde del pozo. El ardiente aire rasgo sus pulmones mientras gritaba enloquecido en direccion a la vasta boveda.

—?Madre del Fuego, ayudadme y prestadme Vuestro poder! —La desesperacion hizo que su voz se quebrara; el eco le devolvio el grito y las salamandras chillaron.

Y en lo mas profundo de la tierra, la Vieja Maia lanzo un titanico suspiro.

De la fumarola surgio una potente rafaga de aire que los sacudio con la misma fuerza que si una pared se hubiera desplomado sobre ellos. Jasker fue alzado del suelo como si se tratara de una hoja seca y se sintio arrojado hacia atras. Vio como Grimya iba a estrellarse, entre ganidos, contra los cascotes de la entrada del tunel. Luego la rafaga paso, dejandolo tumbado en el suelo boca abajo, con los pulmones sin aire y los ecos de la sacudida resonando en sus oidos.

?Ranaya lo habia escuchado, y le habia respondido! Su piel chamuscada se arrugo y agrieto al arrodillarse, pero el dolor no significaba nada. La Diosa habia hablado. Alzo la cabeza despacio, y se dio cuenta de que el espectro a traves del cual contemplaba el mundo habia quedado alterado. Rojo, naranja, amarillo; Grimya, que ahora habia conseguido por fin incorporarse y sacudia la cabeza aturdida, era una sombra rojiza con ojos como tizones. La repisa habia adoptado el sombrio y llameante tono de la lava fundida. Y el... giro las palmas de las manos hacia arriba, tembloroso, los ojos fijos en su incandescente contorno, viendo a traves de ellas las doradas venas que palpitaban bajo la carne, bombeando fuego a todo su cuerpo...

El poder estaba en su interior. Podia sentir como germinaba, como invadia su ser, y sintio deseos de gritar, reir y llorar. Aquello era lo que habia deseado y a la vez temido conseguir, y fue el miedo lo que lo hizo fracasar tantas veces en el pasado. Pero, ahora, el termino fracaso no existia para el. El poder era suyo y sabia como usarlo.

Se levanto, y sus ojos tenian una expresion ardiente, orgullosa y vengativa cuando se volvio para mirar a la agazapada loba.

—Grimya —la voz de Jasker temblo mientras su cuerpo intentaba a duras penas controlar las fuerzas desencadenadas en su interior—. ?Me ayudaras en lo que debo hacer?

Ella le devolvio la mirada. El corazon le palpitaba con fuerza todavia, debido a la conmocion ocasionada por la poderosa y enfatica declaracion de la Vieja Maia, pero el poder que habia paralizado su mente se habia deshecho.

El hombre ya no era un hombre. La figura de Jasker estaba rodeada por una reluciente aureola dorada, y aunque en el interior de su estructura el cuerpo y el rostro permanecian inmutables, la loba percibio los caoticos movimientos de algo gigantesco e inmortal, una energia que resplandecia y corria por la esencia misma del hechicero. ?Demonio!, aullo su mente. Pero Grimya sabia como eran los demonios, y echo a un lado el aviso en el mismo instante en que penetro en su mente. No era un demonio. No era pariente de Nemesis, no era algo maligno. No podia darle un nombre, y su instinto no era suficiente para permitirle comprender, pero sabia en lo que Jasker se habia convertido. Y sintio como la veneracion y la piedad brotaban en su interior como una oleada de tranquilidad.

—Jas-ker... —Pronuncio su nombre con voz ronca, aunque no pudo por menos que preguntarse si significaria algo para el ahora. Ignorando el calor abrasador que desprendia la piedra y que chamuscaba el suave pelaje de su vientre, se arrastro hacia el. Tenia las orejas echadas hacia atras, indicando su incertidumbre, pero la cola se agito en una convulsiva e involuntaria expresion de esperanza—. Sal... salvala. Salva a Indigo. Pu... edo ayudarte. Puedo. ?Y lo hare!

—Criatura. —Le sonrio, y el cuerpo de Grimya empezo a temblar de forma incontrolada—. Ranaya te bendecira por lo que haras esta noche. —E, inclinandose, poso una mano sobre la cabeza de la loba.

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