Un ojo sin parpado, de iris blanco y atravesado de venas del color de la carne descompuesta, se abrio en la hendidura y la contemplo. Y una voz que carecia de tono y de timbre, pero que no obstante estaba impregnada de la corrupcion de la pura maldad, resono con energia en su mente.

Indigo.

El estomago se le encogio lleno de repugnancia; se llevo una mano a la boca reprimiendo un espasmo de nausea que amenazaba con dominarla.

TE ESPERABA.

Mientras la voz hablaba sintio como si en su cabeza hubiera gusanos que se retorcieran; imagenes de inmundicia y podredumbre clamaban en su interior, y tras ellas hizo su aparicion el miedo. Aquella era la maxima monstruosidad de Charchad, en cuyas manos Nemesis y su propia ceguera la habian entregado. Y aquel horror contenia la corrompida y mutada forma de lo que en una ocasion habia sido un ser humano.

Su mente empezaba a desintegrarse. Lo sentia, de la misma forma que sentia como se deslizaban los gusanos conjurados por la voz: no se trataba de un violento resquebrajamiento y una caida en picado en la demencia, sino de una lenta perdida de su sentido de la realidad. Desarmada, indefensa, estaba sola frente a un devorador viviente. Ningun poder del mundo podia ayudarla ahora; estaba condenada. Y frente a esta realidad, su terror perdio de repente su significado.

Indigo se puso en pie despacio, consciente de que el suelo se movia y respiraba bajo sus pies. Sus manos se crisparon como si inconscientemente sujetara y tensara una cuerda invisible entre ellas, y dirigio la mirada hacia el palpitante y anormal ojo que tenia delante.

—Aszareel.

Repugnancia, desprecio, acusacion: eran como una nueva droga en sus venas, y la empujaban aun mas en direccion a la locura. Agradecio aquella sensacion, ya que le ofrecia una ilusion de fuerza.

La obscena voz crujio en su cerebro:

Si, SOY ASZAREEL, Y AUN MAS QUE ASZAREEL. ME BUSCABAS Y ME HAS ENCONTRADO. ?QUE VAS A HACER AHORA. Indigo?

Ella sonrio, sus ojos vidriosos y enloquecidos.

—He venido a matarte.

CLARO. Un sonido parecido a la risa retumbo en algun lugar bajo sus pies. ENTONCES MATAME, SI PUEDES. sera INTERESANTE OBSERVAR TUS ESFUERZOS. Y CUANDO SE HAYAN AGOTADO, ME TOCARA EL TURNO.

No puedes morir, le habia dicho el emisario de la Madre Tierra. Pero un demonio podia infligir cosas peores que la muerte... Indigo bajo la vista hasta sus manos. Bajo el negro resplandor parecian las manos de un cadaver, sombras sin sustancia.

Sombras sin sustancia. Levanto los ojos de nuevo.

—No. He venido a destruir a Aszareel, no a una falsa sombra. —Temeraria, impulsada por el delirante fatalismo que empezaba a reemplazar rapidamente toda apariencia de razon, dio un paso en direccion a la negra columna—. ?Guarda tus disfraces para tus abyectos esbirros, demonio, y

muestrame tu autentica forma!

Era una locura, un desafio que no tenia la menor esperanza de llevar hasta su inevitable conclusion, pero a Indigo ya no le importaba. Si tenia que morir sin completar su mision, al menos moriria enfrentandose al demonio en toda su integridad.

El ojo centelleo con colores que no pudo identificar, y Aszareel rio de nuevo. Bajo los pies. Indigo sintio una sacudida que casi la arrojo al suelo.

?ah! ?asi que te gustaria verme tal como soy? nadie ha tenido ese privilegio desde HACE MUCHO TIEMPO. PERO CONTIGO. Indigo, HARE UNA EXCEPCION.

La negra columna empezo a vibrar, como si una enorme fuerza intentara abrirse paso desde su interior, y su estructura empezo a pandearse. El ojo se deformo, hinchandose hasta alcanzar el doble de tamano que la cabeza de Indigo, y un hedor fetido inundo su olfato.

MIRAME. El aire empezo a espesarse. mira AQUELLO A LO QUE TU EN TU ARROGANCIA QUIERES ENFRENTARTE. El negro resplandor se intensificaba y la terrible voz no estaba ya solo en su cabeza, sino que reverberaba a su alrededor, resonando entre las paredes verticales del pozo.

La columna empezo a desintegrarse. Era como contemplar la fusion de un alquitran apestoso bajo un calor abrasador: el gigantesco pilar perdio su forma, estremeciendose; luego se derrumbo muy despacio sobre si mismo, hirviente, burbujeante, apartandose del ojo incorporeo que continuaba mirandola por entre el miasma. Pero ahora Indigo podia ver que habia algo mas detras del ojo: una forma que se materializaba en la lobrega oscuridad y generaba una enfermiza luminosidad propia. El perfil se reconocia como humano: no obstante, algo en sus dimensiones resultaba espantosamente fuera de lugar...

La forma se solidifico y adquirio perspectiva. Un hombre pequeno y arrugado estaba sentado con las piernas cruzadas en una charca de negros deshechos. No tenia cabello, y alli donde su carne debiera de estar cubierta de piel, escamas blancas con la fosforescente aureola de un pescado podrido brillaban y se agitaban sobre su cuerpo. Su estomago estaba obscenamente hinchado y negras venas se arrastraban por su superficie, palpitando, congestionadas por algo que no era sangre. Un ojo, colocado sobre la desigual cavidad que habia dejado su nariz al descomponerse, miraba a Indigo, y en sus gelatinosas profundidades se movia una pavorosa inteligencia de otro mundo.

Y la joven pudo ver mas alla de los restos descompuestos y mutados de lo que en una ocasion habia sido un ser humano. Contemplo una dimension donde enormes corrientes desnaturalizadas se movian en mares gangrenosos, donde la enfermedad, la necrosis y la podredumbre se arrastraban fuera de primitivos abismos para deformar y devorar cualquier cosa que poseyera vida. Sintio como los dedos corrompidos y deformados de una maldad incontrolada rozaban su mente, sintio como sus musculos y tendones quedaban bloqueados por una paralisis glacial...

Aszareel sonrio. Una saliva rojiza resbalo de las comisuras de sus labios, y una lengua de sapo, negra y putrefacta, surgio entre los amarillentos raigones que quedaron al descubierto al separar los labios. La sonrisa se ensancho cada vez mas, llegando a extremos imposibles; la deformada cabeza empezo a partirse en dos y, con un siseo de gases fetidos liberados de un cuerpo que llevaba mucho tiempo muerto, la mandibula del demonio se quebro y una cegadora luz de un verde nacarino surgio de su garganta.

Indigo.

Las dimensiones terrenales no podian contener la voz; ensordecio sus oidos, haciendo anicos su dominio del desesperado desafio que la habia mantenido y habia golpeado su mente y su cuerpo como una colosal ola.

CONTEMPLA EL ROSTRO DE CHARCHAD, ?INDIGO, LA QUE QUERIA MATAR DEMONIOS! ?MIRA AQUELLO EN LO QUE SE HA CONVERTIDO ASZAREEL, Y TEN POR SEGURO QUE TU COMPARTIRAS SU SUERTE!

La marchita figura alzo una mano. Su brazo crecio y se estiro hasta alcanzar una longitud imposible, desafiando a la naturaleza y a la razon para dirigirse por entre la agitada oscuridad en direccion a Indigo. La muchacha intento echarse hacia atras, pero no pudo moverse: los pies no la obedecian, algo sujetaba con fuerza su cuerpo... El demonio iba a atraparla. Su mano se habia hinchado hasta alcanzar proporciones de pesadilla y vio como los dedos se estiraban, cerrandose, doblandose hacia adentro para cogerla y rodearla. Y su forma cambiaba. El deforme ser parecido a algo humano se hacia pedazos y, a traves de la cascara de lo que habia sido Aszareel, surgio una inmensidad y oscuridad que violaba las dimensiones para irrumpir en el mundo y dirigirse hacia ella. Indigo se habia quedado sin voz, se ahogaba; su cerebro aullaba, pero era incapaz de superar la paralisis, hasta que —finalmente y de forma irrevocable— su cordura empezo a derrumbarse y las ultimas barreras fueron demolidas...

En el corazon de la Vieja Maia, el autocontrol de Grimya se vio inundado de repente por una oleada de terror. En el mismo instante en que las defensas de Indigo se derrumbaban, el contacto entre ellas se restablecio de forma brusca y la loba percibio el flujo del triunfo de Aszareel, el horror y la desesperacion de su amiga. Echo hacia atras la cabeza, aullando por encima de la furia del viejo volcan. Su queja se metamorfoseo en un grito frenetico:

—Jas-ker! Jas-ker!

La oleada psiquica de su miedo golpeo a Jasker como un punetazo y desato un torrente de energia que surgio de lo mas profundo de su ser al derrumbarse en su mente el ultimo muro de contencion. Por un estatico instante fue omnipresente —fue Grimya, fue Indigo, fue el hirviente y furioso corazon de la Vieja Maia— y lanzo un alarido de gloriosa locura ante su logro, al sentir como el poder corria, arrollador, demoledor, por

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