cadenas invisibles pero inquebrantables que la ataban a Simhara.
Sintio el peso de aquellas cadenas mientras contemplaba como Luk y
—
Indigo sintio en el estomago algo parecido a como si le clavaran el frio acero de un punal. Jessamin estaba empezando a hablar, y lo poco que decia resultaba aun ininteligible. Pero a Indigo le parecio que reconocia la palabra.
Se inclino hacia adelante, extendiendo una mano para atraer la atencion de la nina.
—?Jessamin? ?Que es lo que has dicho?
La Infanta le dedico una amplia sonrisa, mostrando tres dientes de leche.
—?Bladda! —repitio con gran enfasis.
A los oidos de Indigo, parecio como si la nina intentara decir
CAPITULO 13
«... Y asi pues, mi querida Indigo, nuestra estancia parece que va a continuar todavia por algun tiempo. Resulta dificil creer que han pasado casi tres anos desde que zarpamos de Simhara, y nuestro hogar esta permanentemente en nuestro pensamiento. Te doy las gracias por tu continuada bondad y diligencia para con Luk. Mi pequeno hijo escribe ya muy bien, y me conmovio el mensaje escrito por el mismo que vino junto con tu ultima carta. Le he escrito a mi abuela para que encargue un retrato del nino y me lo envie con el proximo barco de carga. Estoy ansioso por verlo.
»Que la Madre del Mar te bendiga por todo lo que has hecho. Manten la fe como yo lo hago.
»Tu amigo, lleno de gratitud»
Indigo doblo la carta y la introdujo en su pequeno bolso, intentando rechazar una sensacion de morboso desanimo. Seguia sin poder respirar tranquila, no habia ninguna perspectiva de que Leando y Mylo fueran a regresar en un futuro proximo. Esta manana, al enterarse de que un carguero procedente de las Islas de las Piedras Preciosas iba a atracar, habia rezado con fervor para que esta vez hubiera buenas noticias; pero una vez mas se habia visto desilusionada. Aunque, como siempre, Leando tenia buen cuidado de no revelar el menor signo de disidencia en su carta, ella percibia su frustracion e inquietud; y la ocasional insinuacion que solo ella podia comprender —tal como la enigmatica frase:
Hacia tres anos que Leando habia abandonado Khimiz, y ella seguia aguardando la ocasion sin hacer el menor movimiento. Tambien ella sentia con fuerza aquella misma frustracion; no obstante, en el fondo de su corazon era lo bastante honrada como para reconocer que una parte de ella no deseaba que aquella tregua terminara. La vida en Simhara era pacifica y agradable, y la ciudad se habia convertido en un refugio seguro donde podia sentirse protegida de amenazas y tormentos, Indigo reconocia que podia ser feliz alli, y tan solo las cartas de Leando le recordaban una y otra vez que aquella flor estaba llena de veneno, cosa que era muy facil de olvidar.
De alguna manera resultaba ironico la llegada del ultimo carguero procedente de las Islas de las Piedras Preciosas, ya que hoy era el dia del cuarto cumpleanos de Jessamin. En ese mismo instante los criados trabajaban con ardor en el patio, a punto de terminar los preparativos para la fiesta de celebracion, y muy pronto los invitados —hijos de familias nobles considerados companeros apropiados para la Infanta, junto con el acostumbrado grupito de cortesanos preferidos— empezarian a llegar. En la habitacion contigua, Indigo podia oir como Hild distraia a Jessamin con algunos de sus sencillos, pero para una criatura magicos, juegos de manos; la voz de la ninera era interrumpida de cuando en cuando por los grititos de alegria de la Infanta, que estaba excitada y dispuesta a aprovechar al maximo aquel dia. Durante toda la manana no habian dejado de llegar regalos y mensajes de felicitacion al palacio; toda la ciudad estaba en fiestas, y la ocasion prometia ser alegre, entusiasta y divertida, sin nada que la empanara. Nada excepto la carta de Leando, y su oportuno e incomodo recordatorio.
El sonido de unos pies que corrian en el pasillo al otro lado de la puerta devolvieron los pensamientos de Indigo al momento inmediato, y a los pocos segundos, Luk, sonrojado y sin aliento, entraba deprisa en la habitacion.
—?Indigo! —El rostro del nino se ilumino al verla, y agito en el aire un pedazo de papel—. ?Papa me ha enviado una carta! ?Para mi solo! ?Y la leere yo solo!
Se subio al divan junto a ella y extendio la carta sobre el regazo de la joven. La leia en voz alta, con orgullo. Pronunciaba con torpeza las palabras mas dificiles pero rehusaba con estoicismo que ella le ayudara a menos que se encontrase en autenticas dificultades, Indigo contemplo su inclinada cabeza rubia y sintio que una familiar mezcla de carino y simpatia la embargaba. La vida no habia resultado facil para Luk desde la marcha de su padre. Echaba mucho de menos a su padre, y echaba de menos, tambien, la influencia de un padre, que sin duda habria sido el eje de la existencia de un nino de seis anos. Sin amigos intimos de su misma edad, se volvia cada vez mas hacia ella y hacia
Luk llego al final de su carta, y levanto los ojos.
—Indigo, ?vendra pronto a casa?
No se sintio capaz de mentirle, y suspiro:
—La verdad es que no lo se, Luk. El cree que no tardara mucho en hacerlo, pero debemos esperar.
Luk asintio, mordiendose el labio.
—Ojala estuviera aqui ahora —dijo—. Ojala pudiera acompanarme a la fiesta de Jessamin.
—Lo se; y a mi tambien me gustaria que fuera asi. Pero podras escribirle, ?no es asi?,y contarsela.
El rostro de Luk se ilumino un poco.
—Sssi... —Entonces su expresion se animo bruscamente—. ?Habra malabaristas? ?Y narradores? ?Y juegos?
—Claro que los habra —y anadio con malicia, ya que conocia el portentoso apetito de Luk—: y mas comida de la que podras terminarte.
Luk lanzo una sonora carcajada.
—Podria comerme un chimelo entero. ?Podria si quisiera!
—?No lo dudo ni por un momento!
Indigo se echo a reir con el, consciente de que la sombra de tristeza ya se disipaba y agradecida por aquella juvenil elasticidad que le permitia minimizar las desilusiones con tanta rapidez. Le revolvio los rubios cabellos, luego se volvio al tiempo que se abria la puerta que comunicaba su habitacion con la de Jessamin, y vio entrar a Hild con la Infanta.
Jessamin era una criatura casi increiblemente hermosa, con unos cabellos tan dorados como los habia tenido su madre, que se enroscaban abundantes alrededor de su pequeno y delicado rostro. Vestida con un traje de seda azul bordado con hilos de oro y con un diminuto chal dorado cubriendo sus brazos regordetes, parecia una delicada munequita. Su expresion se ilumino con una alegre sonrisa al ver a Indigo y a Luk, y echo a correr hacia ellos.
—?Luky! ?Es mi cumpleanos!
Luk salto del divan y, con adulta solemnidad, le hizo una formal reverencia.
—Feliz cumpleanos, Jessamin.
Los ojos de Jessamin, que eran del color de la miel oscura, se abrieron de par en par. Entonces se levanto un poco la falda separandola del cuerpo y le devolvio una reverencia igual de formal antes de cubrirse la boca con una