moda, y eso no sera una mala cosa. Aunque para entonces, claro esta, puede que la idea resulte superflua.

—?Superflua? —Phereniq arrugo la frente.

—Quiero decir, querida mia, que cuando Leando Copperguild regrese, Indigo puede que tenga otros planes.

—?Estais enterado de su relacion?

Se sintio sorprendida, pero solo por un instante, hasta que recordo que muy pocas cosas en palacio escapaban por mucho tiempo a su atencion.

—Claro que si. Es muy conmovedor.

Phereniq vacilo, dudando de si efectuar o no la pregunta que flotaba en su mente. Luego decidio que nada tenia que perder por utilizar la franqueza.

Se volvio para mirar a Augon, y aspiro con fuerza.

—Mi senor, ?por que no haceis volver a Simhara a Leando Copperguild? El y su tio han sido vuestros embajadores durante ya mas de tres anos, y han demostrado su valia a vuestro servicio...

—Que es por lo que se los escogio.

—Si. Pero cuando existen otros lazos... Leando es joven aun, con toda la vida por delante. E Indigo..., ella no dice nada, pero yo se que anhela su regreso. Si quereis recompensarla, mi senor, no se me ocurre mejor regalo que pudierais hacerle.

—?Ah, Phereniq! —Augon le sonrio—. Tu suplica me conmueve, y no desearia otra cosa que complacerte accediendo a ello. Pero sabes que no puedo. Tal y como has dicho, Leando y su tio han demostrado su valia a mi servicio; tanto, de hecho, que actuaria en contra de los mejores intereses de Khimiz si hiciera volver a cualquiera de ellos antes de que hubieran completado su tarea.

Las esperanzas de Phereniq se esfumaron. Bajo los ojos y asintio.

—Desde luego, mi senor. Comprendo.

—Estoy seguro de que una mujer de tantos talentos como Indigo podra encontrar diversiones suficientes como para hacer la espera soportable. Ademas, tambien tiene a la Infanta para ocuparla. —Se interrumpio, y avanzo despacio lacia la mesa para contemplar los graficos que Phereniq habia amontonado—. Esa nina crece en belleza cada dia. Tengo entendido que esta aprendiendo a escribir, y que la primera palabra que escribio sin ayuda fue «Takhan». Eso me resulta muy agradable.

Phereniq volvio la cabeza hacia otro lado.

—Tambien tengo entendido que sus pesadillas han disminuido —prosiguio el—. Aparte de un extrano incidente el mes pasado, cuando resulto estar tan asustada de los animales que mataban a las serpientes que sono incluso con ellos, no ha vuelto a padecer terrores nocturnos. Eso, tambien, me agrada. Temi que el desagradable incidente de su fiesta de cumpleanos tuviera un efecto permanente.

Phereniq no hizo el menor comentario. Tambien ella se sentia aliviada de que las pesadillas de la Infanta hubieran disminuido; pero mientras que Jessamin parecia ahora libre de ese particular tormento, no era ese su caso. No le habia hablado a nadie de sus suenos, que se habian iniciado un mes antes de aquella fatidica celebracion, y sus esfuerzos por analizarlos o incluso descubrir su causa habian fracasado hasta ahora. El patron era parecido al de la oleada de pesadillas que habia experimentado unos pocos anos antes; y sospechaba que, al igual que entonces, no era ella sola quien las padecia. Hild le habia contado en secreto que Indigo habia empezado a gritar en suenos durante la noche, como si desafiara o se enfrentara a algun temible adversario. Y, por si esto fuera poco, ultimamente habia empezado a pedir mas a menudo nuevas dosis de los polvos que utilizaba en su narguile. No era, desde luego —penso Phereniq—, un augurio muy saludable.

Inmersa en sus propios pensamientos, no vio como Augon se acercaba de nuevo a ella, y se sobresalto cuando la mano de el se poso sobre su hombro.

—Estas muy silenciosa, querida adivina. ?Te preocupa algo?

—No. —Sacudio la cabeza en rapida negativa—. Solo estoy cansada, mi senor.

—Entonces no te entretendre por mas tiempo. Vete a la cama y toma una de tus panaceas para asegurar tu descanso. No necesito nada mas de ti esta noche.

—?Nada...? —Se le escapo antes de que pudiera reprimirse, y se sintio avergonzada.

—Nada. —Le sonrio, y ella lo odio por el compadecido y divertido afecto que expresaba su voz—. Dale a esos viejos y sabios huesos unas cuantas horas de tregua.

El dardo —aunque no intencionado— la hirio, y volvio la cabeza a un lado, sin mirarlo de nuevo mientras se apartaba de ella para dirigirse a la puerta. Una voz en su interior le pregunto: ?Por que? ?Por que he...?, pero la atajo, la obligo a desaparecer de su mente. Habia lagrimas en sus pestanas aunque se odio a si misma por aquella debilidad, y se las seco con un gesto furioso. En su habitacion guardaba una resina negra que le aseguraria un sueno total y sin pesadillas. Muy pocas veces la utilizaba, y sabia que la dejaria incapaz de hacer nada a la manana siguiente, pero no le importo. Le tomaria la palabra a Augon, penso con amargura, obedeceria su orden de que descansara de la misma forma en que le obedecia en todo lo demas. Era una respuesta infantil y un triste consuelo, pero ora todo lo que tenia.

Apago las lamparas, y abandono la habitacion despacio y un poco envarada.

Al ano siguiente las fiebres regresaron otra vez al distrito del puerto, aunque no fueron tan malignas esta vez, y produjeron menos victimas. De nuevo, tambien, las pesadillas empezaron a invadir las mentes dormidas a medida que avanzaba la primavera, y solo disminuyeron con la llegada del verano. En el palacio, se escucharon secretos suspiros de alivio, y pociones y soporiferos de uso reservado volvieron a dejarse de lado en silencio y con satisfaccion a medida que las pesadillas —cada una caracteristica de aquel que la padecia— empezaban a soltar a sus presas. Nadie sabia de la existencia de esta pequena epidemia, ya que, cosa curiosa en Khimiz que era tan aficionado a los portentos, las victimas de aquellos suenos no se sentian inclinadas a revelar sus experiencias a un vidente, o ni siquiera a comentarlo con sus mas intimos amigos.

En su habitacion de pesados cortinajes donde guardaba sus miles de graficos, Phereniq quemo incienso en honor de la Madre del Mar como agradecimiento por haberse librado de los horrores nocturnos, guardo la negra resina que habia estado utilizando cada vez con mas frecuencia, y se bebio una pocima purgante que eliminaria los efectos narcoticos en su sangre y reduciria el peligro de adiccion. Jessamin empezo a dormir profundamente otra vez, llenando de sentido agradecimiento al mago-doctor Thibavor, quien cinco dias antes habia llevado una ofrenda al Templo de los Marineros con la esperanza de que esto tendria exito alli donde sus panaceas habian fracasado. Incluso Hild descubrio que su inquieto sueno dejaba de verse atormentado por imagenes monstruosas; y en la opulencia de los aposentos privados del Takhan, Augon Hunnamek despidio a la procesion de mujeres agotadas por las exigencias sexuales que eran su unico alivio frente a las opresivas pesadillas, y paso su primera noche de tranquilidad a solas. Mientras que en casa de su abuela, Luk Copperguild no sonaba, pero a menudo permanecia despierto durante las calurosas horas de la noche en las que no soplaba ni un apice de viento, con los ojos clavados en el mar que se veia por su ventana, donde la luna flotaba distante e inalcanzable en un cielo negro como boca de lobo, y pensaba en un padre que apenas recordaba, y en unos cabellos dorados y una sonrisa que eran como un rayo de luz, y sentia una sensacion de desasosegado anhelo que era demasiado joven para comprender, pero que sin embargo era como el fuego del exito y el hielo del fracaso y la oscuridad sin estrellas de la desilusion, todo en uno. Y en las habitaciones que lindaban con las de la durmiente Infanta, Indigo ya no chillaba en suenos como un alma en pena, ni tampoco se despertaba temblequeante y atormentada por horrores sin nombre, que incluso Grimya no podia borrar. Al igual que Phereniq, al igual que Hild, al igual que tantos otros que callaban, no recordaba nada de sus suenos por la manana al despertar. Todo lo que sentia era una embotada e inexorable sensacion de temor que no podia quitarse de encima, y la conviccion de que algo estaba terriblemente mal. Pero la tormenta aun no estaba lista para estallar. Y mientras la calma se mantuviera, dependia de los dos consuelos de su pacifica vida cotidiana y de su creciente coleccion de hierbas, polvos y cordiales, para mantener a raya sus temores y especulaciones.

El tiempo transcurria, y Jessamin crecia y florecia. A los seis anos, poseia todavia el aspecto de munequita de su ninez, pero debajo de el asomaban los primeros signos de momento tan solo una promesa— de una belleza mas adulta, y junto con ella una rara serenidad innata. Nina de caracter dulce, diligente y obediente, empezaba a mostrar ya un talento precoz para la musica, y se pasaba interminables horas en el estudio del arpa de Indigo, con la frente arrugada con decidida concentracion mientras arrancaba sencillas notas a sus cuerdas. A causa de su rango muchas actividades le eran vedadas; no podia vagar por la ciudad, no podia mezclarse libremente con otros ninos, y los pocos amigos que tenia eran seleccionados con minucia.

A pesar de tantas restricciones, sin embargo, la Infanta parecia siempre contenta. Adoraba a Indigo, que era

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