La muchacha se dio la vuelta tambaleante,
—?No,
—No lo sabemos aun, senora. No ha sido posible... —Carraspeo, y desvio los ojos.
—Puedo deciros una cosa —intervino Amyxl—. Queda lo suficiente de sus ropas para demostrar que no era de la tripulacion.
Algo se retorcio en el interior de Indigo de repente, como un helado gusanillo en su estomago. No queria hacerlo, pero tenia que mirar de nuevo; y, reuniendo fuerzas, se volvio para mirar a la monstruosidad que yacia en la arena. Una voz en su interior le dijo
—?Oh, Madre Poderosa!
Indigo se aparto tambaleante y empezo a vomitar con violencia sobre la playa. La playa giraba, se retorcia a su alrededor; cayo de rodillas, incapaz de conservar el equilibrio, sabiendo la verdad pero incapaz, incluso mientras la aceptaba, de aceptar tambien lo que significaba.
Aquel horror envuelto en algas que yacia sobre la playa aquella cosa a la que algo le habia sorbido la carne y s organos, era el cadaver de Mylo Copperguild.
Amyxl la llevo a una de las tabernas de la parte norte del puerto. Tenia que beber algo, le dijo, despues de lo que ? habia visto en la playa, y, en cuanto a el, su segunda vision del cadaver no habia disminuido su sensacion de repugnancia; deseaba quitarse la bilis que sentia en la garganta. Y mientras permanecian sentados a una mesa en un rincon tranquilo y la conmocion empezaba a alejarse de la mente de Indigo, el capitan le relato su historia.
El
—Una vision momentanea —dijo Amyxl, con los ojos clavados en su copa y como si contemplara un mundo signado mas alla del polvoriento silencio de la taberna—. Fue todo lo que tuvimos de eso. Pero huimos. Recuperamos el control del
Indigo repuso con suavidad:
—?Podria haberse tratado de una serpiente?
—Quiza. —La voz de Amyxl sonaba llena de amargura y cautela—. Pero fuera lo que fuese, la Madre del Mar no creo esa abominacion. —Levanto los ojos y los clavo en los de ella—. Todo lo que se es que vi algo que en realidad no debiera de existir en este mundo. Y que muera en tierra firme si miento: ?estoy asustado!
CAPITULO 20
Era casi mediodia cuando Indigo y
Al menos, no de esa forma.
Despues de despedirse de Amyxl, habia ido al Asilo de los Marineros, pero su peticion de poder ver a Macee habia encontrado una amable pero implacable negativa. A los supervivientes del naufragio no se los debia molestar ni hacer preguntar hasta que se hubieran recuperado: no podian hacerse excepciones. Incluso al mismo Takhan, dijo el hermano del templo que atendio su ruego con expresion bondadosa, se le negaria el acceso para preservar el bienestar de los pacientes.
No obstante, el hermano se ablando lo suficiente como para facilitarle alguna informacion. Las heridas de Macee eran de poca importancia; con buenos cuidados se recuperaria enseguida. Habia habido siete supervivientes en total: el capitan, cinco miembros de su tripulacion y un pasajero. No, no sabian el nombre del pasajero en el Asilo, ya que este no estaba a su cuidado. Un comerciante khimizi, era lo que tenia entendido el hermano, al que se habian llevado a su propia casa en la ciudad.
Indigo se sintio dividida entre el horror y el agradecimiento. Dos muertos, pero uno todavia vivo: ?Leando o Elsender? Aparto la pregunta de su mente, le dio las gracias al hermano, pidio que se le avisara a palacio cuando Macee estuviera en condiciones de recibir visitas, y se alejo triste mientras la puerta del asilo se cerraba.
Debiera ir a la mansion de los Copperguild. Debiera ir a pedir noticias, averiguar quien habia sobrevivido y quien habia muerto; sin embargo, le era imposible enfrentarse a las perspectivas de lo que pudiera oir. Cobardia, quiza; pero encontraba aquella desesperante incertidumbre mas facil de sobrellevar; ya que con la incertidumbre habia lugar tambien para la esperanza.
Asi pues, paralizada hasta el punto de ser incapaz de sentir nada que no fuera el sordo dolor de la pena y el sentido de culpabilidad, se escabullo a traves del portillo, sonriendo de forma automatica a los guardias, y penetro en los aposentos de la Infanta... encontrando a Phereniq y a Augon Hunnamek con la Infanta en el patio ajardinado.
—Indigo. —Phereniq se levanto nada mas verla, y fue hacia ella con los brazos extendidos—. ?Oh, querida mia, me apena tanto la noticia! Cuando Hild dijo que te habias enterado intente encontrarte, pero ya te habias ido.
Augon la observaba, el oscuro rostro solemne, los ojos llenos de compasion.
—?Te han permitido ver a Leando? —inquirio la astrologa.
—No; yo... —Entonces las palabras se registraron totalmente en su cerebro—. ?Leando...?
—?No sabias que estaba a bordo? —Phereniq la miro asombrada, luego horrorizada—. ?Claro... como podias haberlo sabido! No pense...
La esperanza, un destello agonizante en el negro miasma, contrajo la garganta de Indigo.
—Vi... vi el naufragio. Y fui al asilo; pero no pudieron decirme nada.
—?Oh, querida...! —Phereniq dio un paso atras—. Lo siento tanto...; no debiera habertelo dicho de esa forma. Estaban todos a bordo, Indigo: Leando, Mylo y el hijo de Mylo. No su esposa, demos gracias a la Madre del Mar; ella