—Macee, yo... —Una rapida mentira acudio a los labios de Indigo, pero su conciencia se rebelo—. ?Oh, por la Diosa, yo no pense que estuvierais en peligro! No pense que pudiera tocaros... Solo me di cuenta una vez que hubisteis zarpado, y entonces ya era demasiado tarde. Y pense...
—
—?Como podia hacerlo? —suplico Indigo—. ?No me habrias creido!
—?No me diste la oportunidad de creerte! ?Que crees que soy; una
Con un violento ademan, Macee arrojo a un lado la manta y se puso en pie. Cojeando, empezo a alejarse, luego se detuvo y se volvio para mirar a Indigo, esta vez con infinito desprecio.
—Pero, oh, no; tu no pensabas ponerme en antecedentes de tu pequeno secreto, ?no es asi? ?Porque sabias muy bien que si lo hacias, existian las mismas posibilidades de que yo arriesgara a mi tripulacion y a mi barco en ese maldito viaje que de que me crecieran agallas y me lanzara al mar!
—Macee...
—?No me vengas con «Macee», maldita perra! —La garganta de la menuda capitana enronquecio—. ?Te das cuenta de lo que has hecho? ?Te das cuenta de que si no hubiese sido por ti, mi tripulacion estaria con vida, y tus amigos mercaderes de cabellos dorados tambien? Sinceridad, Indigo.
Indigo sintio como las lagrimas se agolpaban en sus ojos, y tuvo tambien la total certidumbre de que, aunque podia discutir, arrastrarse, suplicar en su defensa, cuando se arrancara la capa de barniz no podria negar que lo que Macee habia dicho era la verdad. El
Se incorporo, apartando el inquisitivo hocico de
—Me ire ahora, Macee —dijo en voz baja—. No creo que haya nada mas que pueda decirte.
—Las palabras no devolveran a los muertos. —Macee la contemplo, impasible.
—Lo se. Si pudiera ofrecer alguna reparacion...
—No puedes. Y no me pidas que te perdone, porque no lo hare. Pero tengo una ultima cosa que decir.
Permanecia inmovil, el rostro rigido como el granito, y envejecido, repentinamente envejecido. El abismo que mediaba entre ellas era inconmensurable, toda su amistad se habia hecho anicos, toda la confianza defraudada. Entonces, Macee siguio con voz calmada:
—Si fueras la persona que yo una vez crei que eras, te darias cuenta que ofrecer una reparacion significa mas que echarte a llorar sobre tu vaso de vino y elevar oraciones por los desaparecidos. Pero no creo que seas esa persona, ya no. Y no quiero conocer a la criatura en la que te has convertido. Adios, Indigo.
Indigo penso largo y tendido en aquellas ultimas palabras de Macee mientras se alejaba despacio del asilo con
Se detuvo bruscamente al darse cuenta de que sin haber tomado aquella decision de forma consciente, sus pasos la conducian hacia el Templo de los Marineros y a hacer precisamente aquello que Macee habia condenado con tanto desden. No podia rezar a la Madre del Mar por las almas de los muertos; no era digna de rezar por ellos. Macee tenia razon: si podia ofrecerse alguna reparacion, el camino a seguir era haciendo algo, no en arrepentirse llena de contriccion de todo lo que no habia hecho.
Muy bien pues, tomaria ese camino. La autorrecriminacion era un lujo que ya no podia permitirse; el momento de languidecer en una sensacion de culpa habia pasado. Debia
—?Indigo? Tus pensamientos son de re... repente mas claros.
Indigo bajo los ojos hacia ella.
Querida y leal
—Si —dijo—. Creo que acabo de comprender con exactitud lo que Macee queria decir cuando dijo lo que dijo, y pienso hacerle caso.
La cola de
—?Eso esta bien! Hemos pe... perdido demasiado tiempo espe... esperando, incapaces de hacer... nada.
—Un tiempo excesivo.
Y empezaria, penso Indigo, contandole a Leando la verdad. Como reaccionaria el ante aquella informacion no lo sabia, pero se lo debia, y tambien a Karim y a J ' ce y a todos los demas.
Y, quiza mas que a nadie, a si misma.
Los diez dias siguientes pusieron a prueba a Indigo mas alla de lo que podia soportar. Aguijoneada por su cien tomada decision, probo todos los medios que pude encontrar para ver a Leando, y a cada paso encontraba barreras en el camino. Cartas enviadas a la mansion de lo Copperguild quedaron sin respuesta; tres visitas encontraron tan solo el rostro solemne de un criado que le dijo que, por ordenes estrictas de la abuela de Leando, estaba cerrada a todos los mensajes y visitantes hasta que terminara el periodo de duelo por Mylo y Elsender y joven senor hubiera recuperado las fuerzas, Indigo protesto y suplico, pero no le sirvio de nada; como correspondia a una noble familia khimizi, los Copperguild cumplian con el tradicional ritual del duelo, y nada pe romper la barrera hasta que llegara el momento.
Pero el tiempo se les acababa ya. Faltaban tan solo quince dias para la ceremonia de la boda, y casi cada hora que pasaba traia un nuevo recordatorio de que el receptaculo del reloj de arena estaba cada vez mas vacio. Llegaban dignatarios de todo el mundo para asistir a las celebraciones y el palacio no dejaba de recibir una constante oleada de visitantes que presentaban sus respetos al Takhan y a novia. Cada uno de los barrios de la ciudad era adornados con flores y banderines y gallardetes; nuevos murales brillantes colores habian aparecido en las paredes de le bazares, farolillos de colores colgaban entre los arboles; entre los edificios, y las amplias avenidas estaban cubiertas de hierbas aromaticas. Todo ello recordaba en gran manera el bullicio y la excitacion que habian rodeado la coronacion de Augon diez anos antes, y para Indigo era vino amargo, ya que le recordaba la enormidad de su fracaso. Habia vivido en Simhara durante casi once anos, y el demonio aun vivia y medraba. En unos pocos dias, tomaria primero la mano y luego el cuerpo y el alma de Jessamin: y durante la noche siguiente a la ceremonia, el devorador de la Serpiente se alzaria bajo la luna en eclipse para devorar a su presa; y eso seria el principio del fin para todos ellos.
Jessamin por su parte estaba gloriosamente ignorante de los temores de Indigo. Permanecia inmersa, dia y noche, con la excitacion del gran dia que se acercaba, y su vida era un torbellino de recepciones oficiales y de lo que parecian interminables ensayos de la ceremonia. Sus estudios estaban ya a punto de terminar, y debido a ello Indigo se encontraba con gran cantidad de tiempo libre, que no le servia mas que para aumentar su nerviosismo.
Y entonces, diez dias antes de la boda, estaba sola en MI habitacion cuando alguien llamo a la puerta. Volviendose, vio que la puerta se abria y Leando aparecio en el umbral.
Indigo abrio la boca, pero no salio ningun sonido. Habia cambiado tanto... Estaba mas corpulento, sus cabellos color miel estaban mas cortos y mostraban ya signos de escasear en las sienes, su rostro mostraba unas finas lineas: la juventud empezaba a dar paso a la madurez. Pero sus ojos tenian la misma intensidad, y su voz, cuando pronuncio su nombre, era la voz que tan bien recordaba.
—?Indigo...?
La muchacha no pudo decir nada, ni siquiera una palabra con la que saludarlo despues de diez anos de