Ella no dijo nada mas, consciente de que el necesitaba tiempo para dejar que los hechos se acomodaran en su agitada mente. Una conversacion larga y seria con Grimya bastantes horas antes habia reforzado su decision de contarselo todo a Leando, incluida la verdad sobre su propia mision. Eso, sospechaba, era lo que lo habia conmocionado por encima de todo: se habia quedado mirandola durante un largo rato cuando ella hubo terminado su relato, el rostro inexpresivo pero los ojos en una lucha silenciosa para equiparar lo que veian con la terrible revelacion de la muchacha. Incapaz de envejecer, de cambiar, de morir, hasta que su busqueda hubiera terminado y el mal arrancado de raiz y destruido: era cosa de leyendas, de los cuentos que se contaban a la luz de las velas a ninos adormilados. Pero lo creia. El instinto que habia mencionado le decia que no podia hacer otra cosa.

A lo lejos, Indigo escucho sonar las campanas del puerto que anunciaban las mareas. Debia de ser muy tarde; pero dudo de que ella o Leando pudieran dormir aquella noche. Habian cenado en la sala de recepcion privada del Takhan, un raro honor; y el grupo habia sido pequeno y selecto. Ella y Leando, Jessamin, hermosa y recatada, al lado de Augon, Luk y Phereniq. Era, habia dicho muy solemne Augon a Leando, una accion de gracias por haber regresado sano y salvo y a la vez un recuerdo personal a Mylo y Elsender; e Indigo se habia visto obligada a admitir, aunque no sin cierto cinismo, su aparentemente genuina demostracion de dolor cuando, sin ostentacion ni teatralidad, habia mencionado con discrecion su respeto por Mylo y como se sentia en deuda con la familia Copperguild. Leando habia soportado el breve discurso con rigida compostura y habia dado las gracias a su anfitrion con toda cortesia. Tan solo Indigo —y, a ella le dio la impresion, Luk— habian observado el destello de odio en sus ojos mientras ocupaba su lugar en la mesa.

La reunion habia transcurrido bastante bien; aunque Phereniq llamo la atencion por su silencio. La astrologa tenia mal aspecto; su mirada era vidriosa y carecia de coordinacion; su mano temblaba al comer, y en una ocasion volco una copa de vino produciendo una gran mancha rojiza sobre el mantel adamascado. Puesto que la conocia de antiguo, Indigo se dio cuenta de que la mujer se habia drogado casi hasta la inconsciencia, y sintio lastima por ella. Ella y Grimya y los Copperguild no eran, al parecer, las unicas personas de Khimiz que no deseaban ver casado a Augon Hunnamek; y este era el unico consuelo de Phereniq.

Y luego, cuando la pequena recepcion hubo terminado y llego el momento de las despedidas, Augon tomo las manos de Indigo y, con Leando esperando solo a un paso de distancia dijo:

—Espero, mi querida Indigo, que aun pueda surgir la alegria de la tragedia. Me satisfaria en gran manera saber que mi felicidad y la de la Infanta pudieran verse reflejadas sin demora en la tuya propia.

Las mejillas de Indigo se tineron de rojo, y no se atrevio a encontrarse con la mirada de Leando. Ninguno de los dos dijo una palabra mientras regresaban con Luk a la habitacion de ella; y ella habia dado por supuesto que el tenso silencio de Leando emanaba, como el de ella, de la perplejidad y la colera. Pero ahora, mientras lo contemplaba y veia su batalla interior para asimilar y aceptar lo que le habia contado, la muchacha comprendio que habia cometido un error fundamental.

El levanto la cabeza bruscamente y clavo sus ojos en los de ella, y el rostro de la joven debio delatarla.

—?Oh, Diosa de misericordia! —Se puso en pie, hizo como si fuera a avanzar hacia ella y luego cambio de idea—. ?Que he de hacer, Indigo? Habia ensayado lo que iba a decirte hasta la ultima silaba. Se ha estado desarrollando todos estos anos en las Islas de las Piedras Preciosas, y parecia tan justo... Todas tus canas, y las cosas que Luk me ha contado... — Dirigio una rapida mirada a su hijo como para disculparse, pero Luk se habia dormido—. Habia pasado mucho tiempo planeando nuestro futuro juntos. —Una aguda carcajada ironica se escapo de su garganta antes de que pudiera evitarlo—. Debes de encontrar esto dificil de creer de mi. Pero...

—Por favor, Leando. —Sentia un nudo en la garganta—. No digas nada mas.

El aspiro con fuerza.

—No. Tienes razon; no debiera haber dicho nada. Pero lo adivinaste, ?no es asi?

—Si —le respondio con suavidad—. Lo adivine.

—Y tu... —Era el ahora el que luchaba por encontrar las palabras, queriendo salvar las apariencias y sin embargo en busca al mismo tiempo de alguna seguridad—. Si as cosas hubieran sido diferentes, Indigo, ?crees que podia haber sido posible que...?

Indigo cerro los ojos. No queria mentir; pero habia veces en las que la verdad solo hacia dano sin que sirviera para nada. Y quiza, penso, si las circunstancias hubieran sido diferentes...

—Creo que podria haber sido posible —respondio.

Durante lo que parecio un largo espacio de tiempo se produjo un gran silencio y quietud en la habitacion. Leando contemplaba el oscuro jardin del exterior en actitud tensa. Luego, de forma tan brusca que tanto Indigo como Grimya se sobresaltaron, unio las manos dando una palmada. Era un gesto de ritual, el cerrar de un libro, de una persiana; y cuando se volvio de nuevo hacia ella su expresion volvia a ser de calma.

—Es una maxima favorita de mi abuela que el pasado, al ser una accion preterita y por lo tanto inmutable, es algo que es mejor dejar tranquilo. —Regreso a su asiento, se sento y se sirvio una nueva copa de vino—. Y tenemos el futuro en que pensar; incluso aunque no sea exactamente el futuro que yo tenia en mente.

Le dedico una leve y forzada sonrisa, e Indigo supo de forma intuitiva que no volveria a mencionarle nunca mas sus frustradas esperanzas, que a partir de aquel momento seria simplemente Leando su camarada en la conspiracion y su amigo; nada mas. Esperaba tan solo su definitiva confirmacion: la joven le devolvio la sonrisa, y con ella un apenas perceptible gesto de asentimiento con la cabeza.

Leando suspiro con una mezcla de pesar y alivio, y cuando hablo de nuevo su tono habia cambiado: era energico y practico.

—Hemos sufrido un gran reves —dijo—. Parece inhumano considerarlo de esta forma, y ser tan practicos cuando deberiamos estar llorando la perdida de nuestros parientes y amigos. Pero el tiempo no se detendra ante nuestros delicados sentimientos. Y no creo que Karim ni Mylo ni Elsender habrian querido que perdieramos el poco que nos queda, Indigo, solo tenemos once dias para acabar con el usurpador. Debemos encontrar una forma de matarlo antes de que sea demasiado tarde...

Era lo que Indigo habia temido que dijera, y sacudio la cabeza en energica negativa.

—Leando, eso no es factible. Si es lo que yo creo que es, entonces ?que armas poseemos que puedan sernos de alguna utilidad? El veneno o una espada no le harian dano: pueden herir su forma humana, pero de nada sirven contra lo que existe bajo ella. ?Nos enfrentamos a un demonio, no a un hombre mortal! ?Tienes... perdoname pero, nenes alguna idea de lo que eso significa?

La miro entristecido, inseguro de si mismo, y con una amarga punzada Indigo se acordo del primer demonio con el que se habia encontrado, anos atras en el valle de Charchad, y el terrible poder que se habia necesitado para lograr su destruccion.

—Solo se una forma de luchar contra este tipo de mal siguio ella con calma—. El fuego con el fuego: a la hechiceria se la derrota con la hechiceria. Pero tu y yo no somos magos, Leando. Y si intentamos ir en contra de Augon Hunnamek sin ayuda, la unica cosa que conseguiremos destruir sera a nosotros mismos.

—Pero ?que otra alternativa tenemos? —contraataco Leando—. Karim sabia algo de magia, y eso nos habria ayudado, pero...

—Pero Karim esta muerto —lo interrumpio Indigo—. , No te dice eso ya mas que suficiente? El talento de Karim no pudo salvarlo cuando lo atacaron. ?Como habria podido vencer en una confrontacion cara a cara?

Leando reconocio que tenia razon.

—Muy bien. Acepto eso; y no soy tan estupido como para despilfarrar mi vida sin que sirva para nada. Pero si no podemos matar a Augon Hunnamek, ?quien puede?

—No lo se.

Indigo sintio como la frustracion se apoderaba de ella al tiempo que el ya bien conocido razonamiento circular empezaba de nuevo a dar vueltas en su mente. Sin un arma lo bastante fuerte no se atrevian a atacar a su enemigo. No obstante, si no lo atacaban, el poder diabolico llegaria a su plena manifestacion dentro de once dias justos, y entonces toda esperanza habria desaparecido. Estaban, al parecer, en un callejon sin salida.

Leando contemplaba su copa con el entrecejo fruncido, dando vueltas a su pie entre las manos y observando la agitacion del vino en el recipiente como una diminuta marea. De repente dijo:

—Existe una posibilidad. Anos atras, cuando Mylo, Karim y yo hicimos nuestros planes por primera vez, incluimos una eventualidad. No pensamos que jamas necesitariamos utilizarla, y ahora, con solo dos de nosotros para llevarla a cabo, no sera facil, pero puede darnos algo de tiempo.

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