aquella primera reunion. Con pocas obligaciones en palacio que la limitaran, habia estado libre de hacer casi por completo lo que deseara, y aunque la sonriente aprobacion de Augon; le repugnaba, era, no obstante, una bien recibida cortina de humo para el autentico motivo de sus citas.

Escoger el momento oportuno para el secuestro de Jessamin habia sido, afortunadamente, cosa facil. Dos noches; antes de la boda, Augon Hunnamek planeaba observar una tradicion khimizi segun la cual la novia y el novio celebraban ambos, por separado, su inminente paso del estado de solteria al de casados. Las dos celebraciones tendrian lugar de forma estrictamente separada, los hombres se reunirian todos en uno de los jardines de palacio

mientras que las mujeres se reunirian en otro; y todo el mundo, desde el principal consejero al mas bajo de los sirvientes, deberia estar presente. Hacia la medianoche mas o menos casi todos los celebrantes estarian ya desenfrenadamente borrachos —eso, tambien, era parte de la tradicion— y no habria mejor oportunidad para hacer desaparecer a Jessamin.

La parte de Indigo en el plan era relativamente sencilla. Solo tenia que asegurarse de la conformidad de Jessamin, y eso lo podia conseguir con facilidad. Una dosis de un cierto polvo en el vino aguado que se le permitia beber a la Infanta en ocasiones especiales, y la nina dormiria profundamente hasta el dia siguiente. Le administraria la droga durante la fiesta, y el cansandole la Infanta se achacaria un solo a la sobreexcitacion; Indigo se la llevaria a sus aposentos, lejos de la concurrencia, y alli la esperaria Leando. Luk habia sido instalado a buen recaudo en casa de su bisabuela; Grimya vigilaria en los tranquilos jardines exteriores; las puertas del palacio estarian mal custodiadas debido a la fiesta, y podrian deslizarse fuera sin que nadie se diera cuenta hasta la manana siguiente, en que fuese a buscar a Jessamin.

El dia de la fiesta prenupcial, los nervios de Indigo estaban a punto de estallar. Exteriormente, realizo sus deberes con tranquilidad, pero su mente era un torbellino, al igual que su estomago. Daba un brinco al menor ruido, se veia incapaz de concentrarse en nada por mas de cinco minutos seguidos, y una y otra vez regresaba al ornado armarito de su habitacion para dar una mirada a los polvos que habia preparado y asegurarse una vez mas de que los componentes y la dosis eran correctos.

Pero por fin el sol empezo a ponerse, y se encendieron los faroles y los musicos empezaron a tocar y comenzaron a llenarse las primeras copas de vino; y con Hild a su lado, Indigo condujo a Jessamin por el sendero de losas hasta el jardin de las mujeres a recibir a sus invitadas.

La Infanta estaba radiante. De acuerdo con el significado de la celebracion —su ultima aparicion publica como doncella— llevaba un sencillo vestido azul celeste, y sus unicas joyas eran su anillo de compromiso y un sencillo aro de perlas marinas que le cenia la frente. Sus cabellos estaban sueltos, cayendo en forma de cascada sobre sus diminutos hombros, y se movia con solemne dignidad mientras, con sus acompanantes, avanzaba por entre la multitud.

Indigo permitio que Hild la distrajera por un tiempo, con sus ultimos chismorreos palaciegos. Se sintio agradecida por aquel respiro, y asintio y rio y expreso su sorpresa segun requeria la ocasion mientras Hild le relataba nuevos escandalos y anecdotas. Pero durante todo ese tiempo parte de su atencion estaba fija en Jessamin, y su mente aguardaba, calculando el momento oportuno.

Cuando ese momento llego resulto demasiado facil, casi como si la misma Jessamin estuviera confabulada en la conspiracion. Se acerco a Indigo sonriente y le pidio otra bebida: ?podria beber tan solo un poquito de vino sin agua, ya que esta era una noche especial? Indigo fingio dejarse convencer, incapaz casi de creer en su buena suerte: el vino sin agua disimularia mejor cualquier sabor que pudieran dejar los polvos, y le sirvio a Jessamin una copa de la mejor cosecha de palacio. La droga paso inadvertida a todo el mundo, disolviendose rapidamente en el rojo liquido, y la Infanta sorbio con expresion satisfecha, mirando de soslayo a Indigo con el ilicito y compartido placer de aquella

aventura en el mundo de los adultos.

Los polvos no tardaron en hacer efecto. Al cabo de quince minutos, Jessamin habia encontrado una silla y se habia sentado, y aunque se resistia obstinadamente, Indigo vio los bostezos que intentaba ocultar. Hild los vio tambien y arrugo el entrecejo.

Ana. La pequena chera esta cansada, creo. Demasiada excitacion: ?se olvidan de que no es mas que una nina!

—Le he dado un poco de vino puro —le confio Indigo—. Se que no he debido hacerlo, pero deseaba tanto sentirse como una mujer adulta... —Se encogio de hombros fingiendo un impotente sentimiento de culpabilidad, y Hild sonrio.

—Probablemente una buena cosa para ella. Tiene otro ensayo de la ceremonia manana, y luego al dia siguiente... Bien, todos sabemos lo que sucedera. Quiza es mejor que duerma un poco.

Indigo le dio las gracias en silencio a la Madre Tierra.

—Si; estoy de acuerdo. —Sonrio—. La llevare a su habitacion. No se sentira demasiado desilusionada.

—?Ah; eso esta bien! ?Quieres ayuda?

—No, no; me las puedo arreglar.

Jessamin se tambaleaba ya cuando Indigo la ayudo a salir, sacandola del jardin y acompanandola por el sendero. Pocos advirtieron su marcha; tal y como habia previsto, el vino era de bastante graduacion y las mujeres cedian alegremente a sus efectos. Cuando alcanzaron el silencioso refugio de las habitaciones, la cabeza de la Infanta se Balanceaba contra el brazo de Indigo; Indigo no la desvistio, se limito a colocarla sobre su lecho, con el ligero edredon sobre su pequeno cuerpecito y vigilo luego hasta asegurarse de que la nina estaba profundamente dormida.

Hasta ahora, todo iba bien. Regreso a sus habitaciones y miro el reloj que tenia sobre una mesita. Faltaba una hora para que llegara Leando; se habian dado un ancho margen para mayor seguridad. Todo lo que tenia que hacer ahora era regresar a la reunion, y esperar el momento indicado.

Cuando este llego, el baile se habia iniciado. Libres de las limitaciones de ocasiones mas formales, algunas de las mujeres habian persuadido a los musicos para que desempolvaran de su memoria algunas de las antiguas danzas marineras, y una alegre danza estaba en todo su apogeo Cuando Indigo levanto la mirada y vio que la parte inferior de la luna rozaba apenas las enredaderas que cubrian el muro este. Se levanto, dejando su copa —no habia bebido otra cosa que zumo de frutas y agua durante toda la noche, aunque nadie se habia dado cuenta— y, colocandose detras de un grupito de sirvientas que acompanaban la danza con sus palmas, se deslizo fuera del circulo de luz de los faroles, y marcho a sus habitaciones.

Leando la esperaba. La habitacion estaba iluminada tan solo por una lampara; pero incluso en la penumbra la joven pudo apreciar la tension de su rostro.

—Estan bailando. —Mantuvo la voz apenas en un susurro—. Y dudo de que haya una sola que este sobria de entre ellas.

—Ocurre lo mismo con los hombres. Incluso Augon Hunnamek acusa los efectos de la bebida, demos gracias por ello a la Gran Diosa. ?Y Jessamin?

—Dormida desde hace una hora. No se despertara.

—Bien. —Leando miro a su alrededor—. ?Has recogido todo lo que quieres llevarte contigo?

—Solo necesito ropa de viaje para mi y para Jessamin, y mi arpa. Todo esta listo.

—Entonces lo mejor es que no perdamos tiempo.

Fueron juntos hacia los aposentos de Jessamin. Los lejanos sonidos de la fiesta penetraban debilmente por la ventana abierta, aunque apenas si soplaba una ligera brisa, Indigo dedico una ultima y prolongada mirada a la habitacion que habia sido su hogar durante mas de diez anos. No sentia dolor, ni pena; solo una sensacion de vacio mientras el abismo de un futuro desconocido se abria ante ella. Contuvo esa sensacion con un esfuerzo, abrio la puerta de Jessamin, y entro.

No habia ninguna luz en la habitacion de la Infanta, pero un leve resplandor procedente de la luna se filtraba por la ventana, arrojando una patina metalica sobre las lujosas colgaduras y el lecho. Era suficiente para poner de manifiesto que la cama estaba vacia.

—?Leando! —El frenetico siseo de Indigo hizo que el se acercara deprisa a la puerta, mientras ella empezaba a volverse excitada en su direccion.

Y de detras de la cama, una forma se movio con una sinuosa convulsion.

La intuicion le grito una advertencia, pero la mente consciente de Indigo reacciono con mas lentitud. Durante un instante crucial la advertencia no se registro, y en esa fraccion de segundo la serpiente plateada se alzo con furia de entre las sombras, volcando la cama, una mesa, una silla, mientras su enorme y desenrollada longitud

Вы читаете Infanta
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату