surgia como un trallazo de una oscuridad situada mas alla de los planos fisicos y se abalanzaba a traves de la habitacion en direccion a su garganta.

CAPITULO 22

El alarido de horror de Leando coincidio con el enloquecido, insensato siseo de la gigantesca serpiente en el mismo instante en que esta se lanzaba contra ellos, Indigo tuvo una fugaz vision de los dos venenosos colmillos centelleantes ante su rostro, y se echo a un lado, se golpeo contra el quicio de la puerta y reboto, perdiendo el equilibrio, hasta el suelo. La serpiente se alzo ante ella, su cabeza tocando casi el elevado techo, y mientras siseaba de nuevo, la muchacha vio chorrear agua de sus sinuosas escamas; las gotas brillaban como joyas que hubieran salido despedidas. Con horror, comprendio que aquello no era una criatura mortal sino una manifestacion de una fuerza diabolica, su existencia abarcaba a la vez el mundo fisico y el astral. Gateo para ponerse en pie, mientras alzaba una mano en un instintivo movimiento para cubrirse...

Y de repente la figura de Leando se interpuso entre la serpiente y ella. La hoja de un largo cuchillo centelleo en su mano derecha levantada, con los musculos en tension para golpear...

—?Leando, no! —aullo Indigo— No es mortal, ?no puedes matarla asi!

Sus ultimas palabras se vieron eclipsadas por un ruido que parecio estallar de la nada y vapuleo sus sentidos en una gigantesca sacudida sonora. Era el rugir del agua, una catarata, un maremoto que retumbaba por la habitacion y lanzaba su frenetico grito al vacio. Llameo una luz azul verdosa, y con ella vino una sensacion de retorcida distorsion —las paredes se doblaban, las formas conocidas; se deformaban, se ondulaban como si un mar furioso se ; hubiera abierto paso con violencia y hubiese ahogado al mundo. Jadeante —sabia que respiraba aire, pero tenia que combatir la ilusion queje decia que sus pulmones se estaban llenando de agua—, Indigo intento lanzarse hacia Leando, con la intencion de hacerlo a un lado antes de que la monstruosa serpiente pudiera caer sobre el. Pero sintio como si intentara luchar con una enorme pared de agua, que la presionaba hacia atras, la hundia, ralentizaba cada momento convirtiendolo en fragmentos nebulosos que se movian a la deriva. No podia coordinar el movimiento de sus brazos y piernas; sus brazos parecian flotar, y todo sucedia tan despacio, tan despacio...

—?Leando! —grito de nuevo.

La palabra se fracciono en silabas arrastradas y atronadoras, y su tono bajo, distorsionandose, desvaneciendose; muy por debajo del espectro audible mucho antes de que pudieran llegar a su destino. Una traicionera luz de las profundidades cruzo ondulante el rostro de Leando mientras este se volvia con insoportable lentitud hacia ella, los brazos extendidos como un nadador que se hunde, los ojos desorbitados por la incomprension, Indigo empujo con todas sus fuerzas para vencer la terrible resistencia del aire, agitaba los brazos, se esforzo por ir hacia el en un intento por avanzar antes de que fuera demasiado tarde...

La serpiente ataco. Libre de la ilusion que tenia atrapados a Indigo y a Leando, parecio moverse con la velocidad del rayo, desdibujandose en un haz de energia color gris plata al tiempo que se lanzaba en picado, Indigo se echo a un lado en un movimiento reflejo totalmente involuntario, y al hacerlo, la imagen de la habitacion estallo en mil pedazos, cayendo sobre ella como una lluvia de cristales. La ilusion se rompio, el tiempo encajo de nuevo en su lugar, y escucho el alarido de dolor y terror de Leando cuando el cuerpo sinuoso de la serpiente se arrollo alrededor del suyo, sujeto sus brazos, e hizo que el cuchillo cayese de su mano inmovilizada. Cayo hacia atras, el demonio se estrello junto con el contra el suelo; entonces su grito se convirtio en un espantoso y estrangulado sonido cuando los plateados anillos se estrecharon a su alrededor y le quitaron el aire de los pulmones al tiempo que intentaba aplastarlo.

Los nervios y los musculos de Indigo parecieron arder cuando la conmocion producida por la liberacion del encantamiento que la sujetaba sacudio su cuerpo. Perdio el equilibrio y salio despedida a traves de la habitacion para chocar contra un divan; luego giro hacia atras, tropezo con una alfombra y cayo cuan larga era, los miembros incapaces de ajustarse al cambio con la rapidez suficiente. Vio corno Leando y la serpiente se debatian en el suelo, la enorme cabeza del reptil salio disparada hacia adelante, las mandibulas bien abiertas intentaban asestar el golpe mortal definitivo; escucho el sonido del hueso al quebrarse...

Se impulso por la habitacion, en un intento por alcanzar el cuchillo caido que se habia deslizado debajo de una silla. Sus dedos se cerraron alrededor de la empunadura; intento llamar a Grimya mentalmente, pero no habia tiempo de reorganizar su mente mas alla del grito de alarma. No se detuvo a pensar, sino que se puso en pie de un salto y se arrojo contra el caos de miembros humanos y anillos viperinos. El cuchillo se hundio y se clavo a traves de las escamas plateadas hasta alcanzar carne palpitante; un liquido repugnante que no era ni sangre ni agua marina pero que poseia elementos de ambas y apestaba a algas podridas broto de la herida y le salpico rostro y brazos. La serpiente siseo y el siseo se convirtio en un grunido que resulto asombrosamente humano: su gran cabeza se volvio y durante una decima de segundo Indigo se encontro cara a cara con sus diminutos y estupidamente malignos ojillos. Luego, con tal rapidez que de ninguna manera hubiera podido esquivarla, la cola plateada le asesto un golpe terrible, estrellandose contra ella con tremenda fuerza. Se vio arrojada al otro extremo de la habitacion como si no pesara nada, y cayo sobre una mesa a la que convirtio en astillas mientras la jarra, las copas y los adornos que habia sobre ella salian disparados en todas direcciones. La parte posterior de su cabeza se golpeo con algo que no cedio, e Indigo cayo aturdida entre pedazos de madera y cristal y vino derramado.

El golpe hizo que todo se volviera rojo ante sus ojos. Su boca se abrio pero no salio ningun sonido; sus sentidos parecian haber enloquecido: imagenes y sonidos se precipitaban sobre ella en enloquecida confusion. Vio a la serpiente que sangraba todavia pero sin que la herida que le habia infligido pareciera molestarla demasiado; se retorcio de nuevo y el pecho de Leando quedo al descubierto por un instante, torcido en una contorsion imposible entre los destructores anillos. Su cabeza dio una sacudida, girandose hacia ella; y la muchacha vio su lengua, negra e hinchada, que sobresalia de entre unos labios salpicados de espumarajos sanguinolentos, y sus ojos que parecian a punto de saltar de las orbitas. Escucho de nuevo el nauseabundo sonido de los huesos al romperse, y un chirrido espeluznante broto de la garganta de Leando al redoblarse su terrible agonia. Entonces la serpiente levanto la cabeza de nuevo, apunto, abriendo mas y mas las mandibulas...

La paralisis de Indigo se disolvio en un incipiente alarido de protesta, una suplica desesperada a cualquier poder benigno que pudiera escucharla. Extendio los brazos, las manos daban zarpazos en direccion a Leando como si quisiera arrancarlo fisicamente de la monstruosidad que le exprimia sus ultimos restos de vida, pero una nauseabunda sensacion de vertigo hizo su aparicion como una oleada, la habitacion se hincho y balanceo ante sus ojos, no le era posible llegar hasta el...

La cabeza de la serpiente descendio a toda velocidad, y el sonido mas espeluznante que Indigo habia oido jamas atraveso sus tambaleantes sentidos cuando la serpiente desgarro la garganta de Leando, le partio la columna vertebral, hizo pedazos los huesos del cuello y la mandibula y casi le arranco la cabeza de los hombros. Un surtidor rojo estallo sobre los convulsionados cuerpos y la ultima y aterradora vision que tuvo Indigo fue la de la diabolica serpiente que se retorcia y avanzaba hacia ella antes de que el color rojo se transformara en negro y luego en vacio cuando ella perdio el conocimiento.

Por un momento, pasada la confusion, la habitacion quedo totalmente en silencio, Indigo yacia inmovil; Leando —desgarrado casi en dos y apenas reconocible como ser humano— era un despedazado resto que flotaba en el mar de su propia sangre. Y entre ambos, la enorme serpiente permanecia suspendida en el espacio como una espada supernatural en equilibrio, la cabeza meciendose de un lado a otro, los ojos brillando tan duros, frios e insensibles como diamantes mientras su mirada se trasladaba del uno al otro. Siseo una vez mas, un sonido estremecedor en aquella repentina quietud. Luego, despacio, muy despacio, empezo a doblarse hacia adelante, su maligna mirada clavada ahora en la figura inmovil de Indigo, mientras que las mandibulas empezaban a abrirse, preparada, anticipandose...

Se produjo un sonido fuera, en el pasillo. No era audible para el oido humano, pero la plana cabeza del reptil se alzo bruscamente y el cuerpo giro en direccion al lugar del que provenia la perturbacion. Unos sentidos inhumanos investigaron mas alla de la puerta, y encontraron calor, movimiento, la conciencia de un animal de sangre caliente...

La serpiente lanzo un nuevo siseo y esta vez se reflejaba rabia frustrada en el sonido. Abandono su nueva

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