Pero antes de que pudiera anadir nada mas el horrible ruido empezo a crecer de nuevo, rugiendo a traves de la oscuridad. De repente, la chispa de un mal recuerdo se mezclo con la intuicion en la mente de Indigo, y comprendio lo que sucedia. Era un truco —un truco malicioso para aturdir a los incautos, para intimidarlos, para destruir sus mentes— y sujeto los hombros de Esti con fuerza, zarandeandola con violencia.

?Grita!—Su voz resultaba apenas audible por encima de los alaridos que se alzaban a su alrededor como un maremoto—. ?Esti, replica! ?Gritale a esa cosa: ahora, ahora!

Esti no la comprendio, pero estaba demasiado asustada para hacer otra cosa que obedecer. Empezaron a aullar a la rugiente oscuridad; chillaron, gritaron, arrojaron imprecaciones, sonidos, cualquier cosa que sus pulmones y gargantas pudieran producir, para, contrarrestar aquel ataque. Por un terrible instante Indigo creyo haberse equivocado, y que la estratagema no funcionaria; pero entonces, de forma perceptible, el ruido empezo a apagarse de nuevo.

—?Sigue gritando! —Aullo las palabras con todas sus fuerzas—. ?No te detengas, hagas lo que hagas, no te detengas!

Gritaron como enloquecidos en aguda discordancia. Esti empezaba a comprender ahora, y su voz adopto un tono furioso cuando la rabia empezo a reemplazar el temor.

Los aullidos intentaron aumentar en dos ocasiones, pero sus gritos los derrotaron; de repente una tercera voz se unio a ellas, al darse cuenta Fran, con cierto retraso, de lo que sucedia, y anadir sus gritos para darles mas fuerza. Y por fin llego un momento en el que Indigo se dio cuenta de que el sonido habia cesado.

Levanto las manos y cuando sus gritos se desvanecieron cayo sobre ellos un completo silencio. Duro solo un momento, antes de que Esti cayera victima de un ataque de tos y se apartara a un lado, golpeandose el pecho con el puno y lanzando maldiciones entre ataque y ataque de tos.

Indigo se balanceo hacia atras en sus talones, subiendo y bajando los hombros mientras recobraba el aliento. Cuando se hubo recuperado lo suficiente para hablar, levanto los ojos y dijo con voz debil pero llena de sentimiento:

—?Gracias!

Esti lanzo una ultima y convulsiva expectoracion, luego se seco la boca y levanto la cabeza para encontrarse con los ojos de Indigo.

—?Madre Todopoderosa! —exclamo con voz ronca—. ?Prometo que jamas volvere a quejarme por tener que cantar durante demasiado tiempo!

Aquella chispa de humor resultaba grotesca en estas circunstancias, pero a pesar de ello Indigo percibio una ligera disminucion de la tension.

—Hemos tenido suerte de poder descubrir a tiempo como detenerlo.

—Querras decir que hemos tenido suerte de que tu supieras que hacer. —Esti se froto la dolorida garganta, luego dejo caer la mano a un lado del cuerpo—. ?Como lo has sabido?

Indigo se encogio de hombros y miro a su alrededor. Aunque la oscuridad era intensa, le parecio que podia vislumbrar debiles diferencias en los tonos de negro, trazas de elevados arboles que se apinaban a su alrededor. Bajo sus pies habia hierba, extranamente seca pero hierba de todas formas. Eso, al menos, era fisicamente real y estable. Y por fortuna parecia que habian ido a parar lejos de las espinas.

—No lo sabia —admitio—. Fue simplemente una intuicion. Pero —se estremecio—, ya he visto antes algo parecido a este bosque. No tenia el mismo aspecto pero si producia la misma sensacion, tenia la misma atmosfera. Era un mundo de ilusiones; y alli descubri lo peligrosas que pueden llegar a ser las ilusiones. Entonces, cuando el ruido nos ataco, pense, incluso aunque no sea real, podria volvernos locos o peor, y me senti demasiado atemorizada para hacer otra cosa que gritar.

—Y cuando gritaste, empezo a apagarse —dijo Fran, pensativo.

—Si. Eso es lo que me dio la idea, la esperanza. Intente volver los gritos contra si mismos: responder a ellos, pero era comparar ilusion con realidad. —Sus ojos se endurecieron—. Yo era real, eso no lo era. Eso fue lo que me dije, que yo era. real.

—Y funciono. —Fran dejo escapar un suave y siseante suspiro.

—Si. Esta vez, funciono. —Un nuevo escalofrio la convulsiono, pero tenia que decir lo que pensaba—. La proxima vez, no obstante, puede que no tengamos tanta suerte.

Durante quiza treinta segundos nadie dijo nada mas. Luego, sin advertencia previa de modo que Esti dio un brinco como un animal nervioso, Fran se puso en pie.

—Bien —dijo, y su voz sono extranamente remota en la amortiguadora oscuridad—. Una cosa si es segura: hemos penetrado en el bosque, pero no vamos a conseguir nada quedandonos donde estamos. —Bajo los ojos hacia Indigo y a pesar de sus esfuerzos por parecer el jefe la muchacha percibio su indecision y el temor que seguia acechando en su interior—. ?Tienes alguna idea de en que direccion debemos ir?

Se trataba de una pregunta, penso Indigo, que en otras circunstancias podria haberla hecho reir. La oscuridad era tal que incluso con la vision ajustada a aquella noche perpetua dudaba de que pudieran ver cualquier obstaculo que estuviera a mas de un palmo de distancia. El caminante dormido en pos del cual se habian catapultado a este mundo fantasmal habia desaparecido; sin siquiera percibir la espantosa cacofonia de sonido que los habia atacado a ellos, o quiza dominado de alguna extrana forma por ella, se habia desvanecido en las profundidades del bosque, y ya no volverian a encontrarlo. Carecian de pistas, y de rastros que seguir, no tenian mas que su ingenio para guiarlos.

Se puso en pie y se sacudio las ropas.

—Primero —dijo—, creo que deberiamos comprobar nuestras pertenencias y asegurarnos de que no hemos perdido nada. El farol, por ejemplo...

Fran se golpeo la frente con la palma de la mano.

—?Que estupido soy, el farol! —Se dio la vuelta, palpando en la hierba con un pie—. Debo de haberlo dejado caer cuando pasamos; lo habia olvidado, ?ah! —Algo metalico tintineo en el suelo y se agacho como un halcon cayendo sobre su presa—. ?Aqui! —Busco a tientas el lado en el que el cristal se corria, y palpo el interior para localizar el pedazo de vela del interior—. Todavia esta entero. Debe de haberse apagado cuando se me cayo.

Indigo rebusco en la bolsa que llevaba al cinto para sacar la yesca y el pedernal. El pedernal chirrio en la oscuridad; se encendio una pequena llama, y la vela del farol ardio, creando un pequeno circulo de luz que hizo que sus rostros se destacaran con inusitada nitidez.

Fran se levanto, alzando el farol por encima de su cabeza, y la luz se desparramo por todo lo que los rodeaba. Tal y como Indigo habia supuesto, estaban en el linde de un espeso bosque, que parecia estar compuesto de enormes arboles de tronco negro que surgian de entre una espesisima maleza. El dosel de hojas sobre sus cabezas resultaba impenetrable y anormalmente silencioso; no se veia el menor movimiento de pajaros o animales, ni se escuchaban sonidos, nada que alterara el silencio. Miro por encima del hombro, y se estremecio al ver que a menos de dos pasos de ellos habia un matorral de espinas que era dos veces mayor que ellos, un bosque de siniestras lanzas que centelleaban malignas a la luz de la lampara. El que ni uno de ellos hubiera sido atravesado por ellas durante el caotico momento que siguio a su llegada era poco menos que un milagro, e, instintivamente, retrocedio, apartandose de la barrera de espinos. Sucediera lo que sucediese ahora, no podian ir por aquella parte: lo que les dejaba tan solo el bosque mismo.

—Me pregunto hasta donde llega...

Lo dijo mas para si que para los otros, pero Fran la miro fijo.

—?El bosque? No importa realmente, ?no es asi? No hay otra direccion que podamos tomar.

—No sabemos lo que puede haber ahi dentro —repuso preocupada Esti. Lo menos importante podrian ser los animales salvajes. —Jugueteo con el cuchillo que pendia de su funda en su cinturon.

—Bueno, pues no lo descubriremos a menos que vayamos.

Indigo sospecho que Fran se obligaba a si mismo a hablar con mas confianza de la que en realidad sentia.

—A lo mejor podemos encontrar un sendero o algo parecido. —Alzo el farol aun mas y dio un cauteloso paso en direccion a los arboles, luego otro... y de pronto Esti agarro con fuerza el brazo de Indigo.

—?Indigo! ?La luz!

Cuando Fran avanzo hacia adelante, la luz del farol perdio brillo, su resplandor perdio su calido tono amarillo para transformarse en un enfermizo destello de color indefinido. Fran se quedo totalmente inmovil, y lo contemplo

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