—No lo se. —Indigo jugueteo con la bolsa que colgaba de su cinturon—. Vale la pena probarlo.

Fran recogio con ambos brazos un buen monton de hojas y ramas caidas —al parecer las hojas tambien morian en aquel bosque; lo cual sugeria la existencia de alguna especie de estaciones— e hizo una pila sobre la hierba. Luego froto la yesca contra el pedernal.

Nada sucedio. El pedernal chirrio con excesiva fuerza en medio de aquel silencio, pero no se produjo la esperada chispa. Fran lo intento por segunda, por tercera vez; luego se sento sobre los talones, sacudiendo la cabeza.

—No quiere encenderse. Temi que esto iba a suceder.

—Intentalo de nuevo —insistio Esti.

—No. —Indigo extendio la mano para detenerlo cuando quiso volver a intentarlo—. Dejame. —Sus ojos se encontraron en la penumbra, y la muchacha le sonrio—. A lo mejor, esta vez soy yo la que tiene suerte.

Fran se encogio de hombros y le entrego el yesquero, e Indigo lo sostuvo sobre el monton de hojas. «Concentrate», se dijo en silencio. «Fran deseo que el bosque se acabara, y este se acabo. Esto puede salirte bien. Desealo. Haz que suceda. »

—?Hay una chispa! —exclamo Esti con vehemencia.

Indigo froto de nuevo; la segunda chispa prendio en las hojas secas, y una fina lengua de fuego empezo a lamer el extremo del monton de hojas. Esti lanzo un gritito de alegria y se inclino sobre el precioso fuego; lo rodeo con las manos y soplo con cuidado sobre la llama para avivarla llena de pericia. Fran clavo los ojos en Indigo.

—?Como lo has hecho?

La muchacha se sento sobre sus talones, solo un poco menos sorprendida que el.

—No estoy muy segura —dijo—. Recordaba la forma en que llegamos al final del bosque; y antes que eso, la manera en que derrotamos aquella voz aulladora... y me

pregunte si...

Una exclamacion de Esti la interrumpio. Las hojas exteriores del monton empezaban a chisporrotear y enroscarse, y Esti se habia erguido, triunfante, mientras el fuego tomaba fuerza... para quedarse helada de repente.

—?Las llamas tienen el color equivocado! —El regocijo se convirtio en desilusion al tiempo que gritaba—. ?Miradlas... son azules!

Indigo y Fran volvieron los ojos hacia el fuego. Las llamas parecian arder con normalidad, pero en lugar de presentar una alegre tonalidad amarilla rojiza, despedian una llama fria e incolora, mientras que las brillantes lenguas del corazon del fuego mostraban un enfermizo tono azul verdoso.

Durante un largo y silencioso momento, sus ojos permanecieron clavados en las llamas, y luego, con mucha cautela, Esti extendio una mano. Su rostro se ilumino con una luz fantasmagorica, y sus dedos extendidos parecian los de un cadaver; volvio la mano a un lado y a otro, luego levanto la vista para mirarlos.

—Ni siquiera esta caliente. No siento absolutamente nada y en cambio deberia quemarme. Mirad, puedo introducir la mano en el... ?ay!

Mientras hablaba, Esti habia extendido la mano para tocar las llamas, y dio un salto atras con un alarido de dolor al tiempo que ponia la mano bajo la axila.

—?Esti!

Indigo corrio a su lado.

—Que... maba —tartamudeo Esti con los dientes apretados—. Pense que... ?Oh, como duele!

—Dejame ver.

Indigo llevaba en su bolsa hierbas medicinales y unguentos, reliquias de las pequenas habilidades que habia aprendido de nina. Tomo la muneca de Esti con gran cuidado, haciendo girar la mano herida para examinarla. La piel en la punta de los dedos estaba enrojecida y ya empezaban a salirle ampollas; por muy poca luz y calor que despidiera el extrano fuego, desde luego quemaba como cualquier llama normal. Empezo a untar los dedos de Esti con el unguento de un pequeno frasco, y mientras lo hacia vio por el rabillo del ojo a Fran que se acercaba al fuego con una mano extendida.

—?Fran, ten cuidado!

—No te preocupes, lo tendre. Pero Esti tiene razon. Incluso a un palmo de distancia de las llamas no siento el menor calor.

Indigo no replico, dedicandose a considerar aquel enigma. Esti no habia esperado quemarse, sin embargo el fuego la habia quemado. Eso dejaba en ridiculo la teoria que habia empezado a formular y habia estado a punto de exponer a Eran, y daba nuevo enfasis a su anterior comentario sobre que las leyes de aquel mundo eran irracionales e impredecibles. Este incidente servia a la vez de confirmacion y de advertencia; y decidio estar alerta desde aquel momento. Paso a paso. O las consecuencias del siguiente error podrian no ser tan triviales.

Bajo aquellas circunstancias, Indigo se alegro de descubrir que el accidente de Esti habia apartado de la mente de Eran el enigma del fuego. No volvio a sacar a colacion el tema, sino que se limito a curar la mano de Esti y, agrupados alrededor de la extrana y parpadeante luz de la hoguera, tomaron luego una comida espartana de las raciones que llevaban. Eran monto una especie de tripode sobre el fuego e intento hacer hervir un cazo de agua; pero el tiempo pasaba, y el agua seguia fria, y por fin abandono el intento y volvio a verter con mucho cuidado el contenido del cazo dentro de su odre.

Decepcionados al no poder obtener una bebida caliente con la que completar su improvisado festin, se dedicaron a considerar cual seria su siguiente paso.

—El problema es —empezo taciturno Eran, mientras aranaba la hierba con una ramita—, es que no sabemos hasta donde se extiende este lugar. Papa y Cari podrian estar en cualquier sitio. —Levanto los ojos—. ?Como esperar encontrarlos? Eso es lo que no dejo de

preguntarme.

—Lo se. —Indigo miro mas alla del apagado circulo de luz fuego a la grisacea extension de paramo pedregoso que se perdia en la distancia—. Lo que yo esperaba era que hubiesemos podido seguir al durmiente tras el que entramos: si era atraido hasta algun lugar central, es posible que Cari hubiese seguido el mismo camino.

—O cualquier otro durmiente, si vamos a eso. —Fran fruncio el entrecejo—. Pense que recibiriamos alguna senal u otra. La Senora de la Cosecha sabe muy bien que no faltan victimas de la enfermedad.

—En efecto; y tampoco puedo dar respuesta a ese enigma. Pero existe un rayo de esperanza. Si Grimya no ha quedado separada de los demas, entonces existe una posibilidad, solo una posibilidad, eso hay que tenerlo en cuenta, de que pueda establecer contacto mental con ella.

—?Lo has intentado? —La tristeza de Fran parecio disiparse ligeramente ante la idea, luego se hundio de nuevo en ella cuando Indigo nego con la cabeza.

—Solo a modo de tanteo, mientras andabamos, y no consegui nada. Pero no pude concentrarme totalmente en ello. Mas tarde, mientras monto guardia, lo intentare de nuevo.

—?Que hay de tu piedra? —pregunto Esti—. ?Aquella de la que nos hablaste? ?No podria darnos una pista?

Indigo saco la piedra-iman de su bolsa y la sostuvo en direccion al fuego, mientras los otros estiraban el cuello para ver. En el gelido fulgor el dorado punto de luz aparecia apagado y vacilante; senalaba en direccion a los paramos, pero mientras miraban se estremecio y se lanzo primero hacia la izquierda y luego a la derecha antes de detenerse en el centro del guijarro.

—?Que significa eso? —inquirio Esti.

Indigo se encogio de hombros.

—O bien la piedra-iman no puede funcionar en este mundo, o nos esta diciendo que el demonio nos rodea por todas partes. —Guardo de nuevo la piedra en la bolsa de cuero e intento contener los escalofrios que recorrian su espalda—. Ninguna de las perspectivas es muy agradable.

Permanecieron en silencio durante un rato. Luego Fran dijo:

—Bueno, al parecer no tenemos mas opcion que seguir buscando hasta que encontremos alguna pista del lugar al que han ido.

—Si alguna vez la encontramos —repuso Esti.

—No. —Indigo poso una mano sobre el brazo de la muchacha, preocupada al ver que su anterior optimismo parecia haber desaparecido con tanta rapidez—. No pienses de esa forma, Esti, hagas lo que hagas. Hemos de creer que los encontraremos.

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