adrenalina animal que corria por sus venas. Conocia su propio poder y fuerza. El silencio que la recibio mientras avanzaba, con tan solo un debil chasquear de sus garras sobre las losas, hasta quedar a la vista de la manada fantasma le dijo que, por el momento al menos, su transformacion habia producido el efecto esperado. Los lobos no habian esperado esto, y se sentian inseguros, Indigo tenia la ventaja durante algunos instantes, pero sabia que no duraria. Debia calcularlo todo a la perfeccion, o de lo contrario su plan terminaria en desastre.
Habian transcurrido mas anos de los que podia recordar desde que utilizara de forma consciente su poder para transformarse, y temio ser incapaz de conjurarlo a voluntad, o, peor aun, que al tomar la forma de un lobo pudiera perder el control de su personalidad humana. Pero con la primera vertiginosa acometida del cambio, se habia dado cuenta de que todo estaba bien. Volvia a ser la loba Indigo; y la agilidad, la velocidad, la astucia, todo habia regresado a ella. Ahora, debia enfrentarse a la prueba mas dificil.
En las oscuras aberturas que conducian a las callejuelas, las sombras se volvian mas intensas. Habia recorrido quizas un tercio de la plaza; sin embargo la manada no habia efectuado el menor movimiento, aunque sus intensificados sentidos detectaban un brusco cambio en la atmosfera, de incertidumbre, a una nueva y tensa expectacion.
Otro paso. Otro, y otro mas. Indigo podia ya distinguir las siluetas mas definidas de algunos lobos, aunque aun no habia visto la caracteristica figura de
Su pensamiento se hundio en el caos cuando por el rabillo del ojo vio como dos negras formas surgian en silencio de un callejon y se lanzaban como saetas contra ella. El instinto la hizo girar de un salto para ir a su encuentro; afianzo las patas sobre el suelo entre grunidos cuando le saltaron al cuello, y el grunido se torno en gemido cuando los dientes del primer lobo desgarraron la blanda carne de su lomo. Aturdida por el dolor y el descubrimiento de que aquellos horrores podian morder con tanta fiereza como cualquier animal vivo, Indigo rodo sobre si misma, retorciendose para escapar a su ataque mientras intentaba morder a su asaltante. Entre la borrosa forma de su convulso cuerpo negro la muchacha pudo distinguir los enloquecidos ojos que relucian como diabolicas estrellas rojas... y entonces el segundo de los lobos cayo sobre ella. La muchacha se revolvio con desesperacion, se lanzo sobre su rostro mostrando los colmillos y los tres animales rodaron juntos sobre los adoquines.
De pronto, un agudo ladrido se dejo oir en la oscuridad. Los atacantes de Indigo saltaron hacia atras como obedeciendo una orden, y por un instante se quedo sola, tremula, mientras notaba como la sangre resbalaba por su lomo y cubria su pelaje. Entonces un aullido surgio de algun lugar a su espalda, Indigo giro en redondo, y mientras el grito se convertia en un coro de aullidos y grunidos,
Indigo sintio el torrente de insensata voracidad que bullia en la mente de la loba y la debil esperanza que habia alimentado de poder romper el encantamiento de su amiga se hizo anicos. Esta criatura podria tener el cuerpo y la sustancia de
El terror y el instinto se fusionaron en la mente de loba de Indigo, y dejaron de lado todo razonamiento. Sus patas traseras la impulsaron hacia adelante y echo a correr, atraveso la plaza a toda velocidad, esquivando y zigzagueando mientras las negras figuras se abalanzaban aullando sobre ella. «La taberna..., tengo que llegar a la taberna... », pero la parte de su mente que grito la orden estaba bloqueada y aturdida; solo podia huir, sin saber en que direccion, empujada por la ciega desesperacion de escapar.
Una negra pared se alzo ante ella surgida de la oscuridad e Indigo lanzo un ganido, al tiempo que retorcia su cuerpo y se detenia en seco una decima de segundo antes de estrellarse contra la solida fachada del edificio. No habia ninguna puerta que le ofreciera refugio, ninguna callejuela por la que pudiera introducirse; giro en redondo mientras sus garras se aferraban al suelo para no perder el equilibrio, y vio la negra oleada que se precipitaba contra ella con
Su aullido quedo ahogado por el titanico rugido que se abrio paso por entre la triunfante algarabia de los lobos y trono ensordecedor por toda la plaza.
Como si la oleada salvaje de su embestida hubiera sido golpeada de pleno por una terrible contracorriente, el ataque de los lobos se desintegro en un torbellino de cuerpos que gemian en aterrorizada confusion. Por un instante Indigo se sintio demasiado perpleja para comprender; luego percibio como una gigantesca sombra se alzaba sobre ella y el olor a azufre de una poderosa respiracion, y se volvio con un grunido para mirar hacia arriba.
El monstruo que se alzaba sobre ella era una palpitante aparicion de al menos seis metros de altura. Sus cuatro patas gruesas como troncos de arbol y terminadas en garras de aguila estaban bien apuntaladas a ambos lados de ella, y la enorme masa de su cuerpo de reptil parecia haber surgido de la pared que tenia a su espalda. Una atronadora bocanada de aire la golpeo cuando la criatura agito su bifida cola tan gruesa como el torno de tres hombres juntos, y la leonina cabeza del gigante, con su melena como una ondulante corona de fuego, elevo el hocico hacia el firmamento y rugio por segunda vez.
Manzanas; pudo ver la luz del desvan que seguia ardiendo debilmente. Con mucho cuidado, pendiente de cualquier reaccion extrana, dio un paso hacia adelante y su excitacion se renovo cuando la enorme masa de la quimera se movio tambien, imitandola paso a paso. Todavia bajo su sombra, Indigo observo con atencion su objetivo. Treinta metros. Podia recorrerlos en segundos; antes de que la manada pudiera reaccionar. Y la quimera se ocuparia de cualquiera que intentara alcanzarla...
Sus patas traseras se prepararon para impulsarla, al tiempo que era consciente de que sus pensamientos eran tambien los de la criatura ilusoria que habia creado. Sus musculos se pusieron en tension, sintio como se acumulaba la energia, estaba ya lista para la carrera...
La loba de pelaje gris rojizo salio disparada de debajo de la quimera y tomo por sorpresa a la manada de lobos en su trayectoria hacia la puerta de la taberna. A su espalda escucho gritos furiosos, un tercer e impresionante rugido y alaridos de dolor. Algo surgio de entre las sombras e intento interceptarla; su mente lanzo un silencioso grito, y una potente rafaga de aire desplazado casi la derribo cuando unas garras cayeron desde lo alto para clavarse y partir una aullante figura negra. La puerta estaba ya a pocos metros; lo conseguiria, la alcanzaria: con esa certeza la perspectiva se estremecio y bamboleo, y la plaza parecio doblarse hacia ella como si estuviera bebida, una imagen superpuesta a la otra. La puerta se alzo ante sus ojos; se abria, giraba hacia atras... lanzo un alarido de triunfo y alegria, y lo que surgio de su garganta fue un grito humano.
Unas manos enormes y asperas abrieron la puerta de par en par, y con una exclamacion que se quebro en un ahogado gemido, Indigo se precipito por ella y cayo al suelo mientras sus manos intentaban aferrarse a las piernas de Constancia Brabazon.