—Estoy diciendo la verdad —protesto Indigo con energia, mientras la rabia empezaba a liberarla del poder que el sueno ejercia sobre ella—. ?Quien eres tu para interrogarme y poner en duda mi palabra?
La extrana boca de pimpollo del hombre se distendio de improviso en una sonrisa pacifica y totalmente segura de si misma.
—Soy el Benefactor. Todos deben responder ante mi de una forma u otra. No hay excepciones.
—Yo no te conozco —replico Indigo, enojada.
La sonrisa permanecio.
—En ese caso seria sensato que averigues cosas sobre mi, o encontraras poco que te satisfaga aqui. —Con un concluyente molinete, la pluma realizo una senal en el libro de registro, y el hombre hizo un gesto con la cabeza en direccion a la muchacha—. Regresa al alojamiento que te ha sido asignado, y medita sobre tu proposito. Tienes dos caminos donde elegir; decide cual quieres seguir y, cuando lo hayas decidido, te concedere una segunda entrevista.
Casi pegado a la espalda de Indigo, alguien alzo una risita ahogada. Sin querer, la joven volvio la cabeza para mirar por encima del hombro, pero no vio mas que la nebulosa luz y las irregulares formas espectrales que flotaban, aparentemente sin rumbo, por la habitacion. Volvio la cabeza otra vez al frente, pero el atril y su ocupante habian desaparecido, y en su lugar Calpurna salia en aquellos instantes de la cocina, con una sonrisa de bienvenida en el rostro y un humeante plato de porcelana en las manos. —?Bienvenida, Indigo! —Los labios no se movieron pero la voz floto en el aire con claridad—. ?Quedate con nosotros, Indigo! ?Nosotros te ensenaremos! ?Seremos amigos! Y, de la habitacion que quedaba a la espalda de Indigo, otras voces —voces de ninos— gritaron: —
—
—
Y mientras Indigo permanecia inmovil, aturdida y repentinamente asustada, en el centro de la habitacion, Calpurna llego hasta ella e, insustancial como el humo, la atraveso y siguio adelante por la habitacion.
Indigo lanzo un grito agudo de sorpresa, y desperto envuelta en un sudor helado en medio de un revoltijo de mantas desordenadas.
—Avisaremos a tio Choai que necesitas al menos tres dias de descanso, ?y si no le gusta la idea que haga lo que le parezca! —El tono de Calpurna era firme, y deposito el desayuno de Indigo sobre la mesa con un golpe lleno de energia antes de dirigir una penetrante mirada al rostro de su huesped—. Querida, tienes un aspecto horrible. ?Estas segura de que no deberias tomar alguna pocima para dormir por la noche?
—Si necesita una, carino, es totalmente capaz de recetarsela a si misma —dijo Hollend.
Calpurna le lanzo una caustica mirada, pero Indigo insistio en que no necesitaba tal cosa.
—De veras, Calpurna, dormi bien. —Sonrio—. Mi unico problema fueron los suenos, y no creo que exista un medico en el mundo que conozca un remedio para ellos.
—?Suenos? —La expresion de Calpurna se torno Comprensiva—. Ah, bueno, eso es algo que nunca nos molesta; ?no es cierto, Hollend?
Hollend lanzo un grunido de asentimiento y luego anadio:
—No recuerdo cuando fue la ultima vez que sone. Debe de haber sido hace anos. —Alzo una elocuente mirada en direccion al cielo—. Y doy las gracias por haberme librado de ellos.
—Koru todavia padece alguna que otra pesadilla, pero es que aun es muy pequeno — siguio Calpurna, para anadir con toda tranquilidad—: No tardara en dejar de tenerlas, estoy segura. Bueno, Indigo, deja que te sirva un poco de este nuevo pan de semillas. Ha sido Ellani quien lo ha cocido y esta muy ansiosa porque lo pruebes.
Ellani, sentada al otro extremo de la mesa, enrojecio, e Indigo se dio cuenta de que una vez mas Calpurna habia pasado con toda destreza de lo que parecia ser un tema de conversacion indeseable a terreno mas seguro. A su memoria vino lo que Koru le habia contado, de modo que penso que quiza seria mejor dejar el tema... a no ser por un extrano detalle: un recuerdo del sueno que no la dejaba tranquila y no hacia mas que resonar en su cerebro.
Dio un mordisco al pan que Calpurna habia colocado frente a ella. Era muy bueno — Ellani poseia un creciente talento para la cocina— y lo alabo profusamente, sin dejar de notar al mismo tiempo la expresion de profundo alivio que aparecio en el rostro de Calpurna. Luego, como por casualidad, dijo:
—Ah, Calpurna, queria preguntarte: ?has oido hablar de alguien llamado el Benefactor?
Habia esperado encontrar o bien perpleja incomprension u otro de aquellos repentinos silencios tensos. Pero ante su sorpresa Calpurna sonrio de oreja a oreja, y Hollend se echo a reir.
—Bien, bien, ya veo que no han perdido el tiempo. ?Quien te ha estado ensalzando las virtudes del Benefactor? Choai, ?verdad? ?O fue esa adolescente que te han asignado, Thua o como quiera que se llame, que intenta ganarse unas cuantas fichas extras consiguiendo mas clientes para la Casa?
—?La Casa? —Indigo estaba asombrada—. ?Que es eso?
—Santo cielo, tres dias en Alegre Labor ?y aun no ha oido hablar de la Casa? ?Los comites se vuelven negligentes! —Hollend hizo una mueca mientras se servia otro pedazo del pan de Ellani—. Esto es muy bueno, hija; muy bueno. Mejoras rapidamente. —Dio un mordisco; luego agito el cuchillo en direccion a Indigo y siguio hablando con la boca llena—. Hablando en serio, Indigo, podria valer la pena que le hicieras una visita. Todo el mundo lo hace mas tarde o mas temprano, y tienen expuestos algunos articulos interesantes.
La curiosidad —y algo mas, algo indefinible— empezo a importunar a Indigo como un dolor de muelas.
—Pero ?que es la Casa? —inquirio—. ?Y que tiene que ver con el Benefactor?
—Bueno, veras, todo sucedio hace cientos de anos, o eso es lo que dicen los del lugar... — empezo Hollend, pero Calpurna lo interrumpio.
—Hollend, no hables mientras comes; te estas haciendo tan maleducado como los nativos. ?Que pensara Indigo de ti? —Y, volviendose hacia esta, continuo—: Si intenta explicartelo estaras aqui sentada hasta despues del mediodia, asi pues te lo contare yo. La Casa, y lo cierto es que en este caso el termino no es tan exagerado incluso para los criterios de estos lugares, se encuentra a dos kilometros de la ciudad, sobre una colina que da a los campos situados mas al sur, y es lo que podrias llamar un museo...
—Mas bien un mausoleo —interpuso Hollend, con la boca llena todavia.
—Museo o mausoleo, como tu prefieras. Los nativos se sienten muy orgullosos de el, ya que dicen que fue la casa de un gran lider, un rey o takhan; no se que titulo utilizaban en este pais. Nadie parece saber su nombre, pues vivio hace siglos, pero se refieren a el como el Benefactor. , «Todos conocen al Benefactor. Todos deben responder ante mi... Las palabras del hombre de su sueno resonaron en la mente de Indigo, y esta reprimio un ligero escalofrio.
—?Era su gobernante? —pregunto. —Eso parece. Se lo que piensas; resulta dificil imaginar que un pais tan infestado de comites tuviera a un solo hombre que gobernara sobre todos ellos, pero parece que las cosas eran distintas entonces. Sea como sea, sienten una gran estima por este Benefactor... —Casi devocion, se podria decir —intervino Hollend. — Bien, si, supongo que se podria decir asi... —Calpurna parecio algo perpleja por el vocablo pero luego regreso a su tema—. Y cuando murio conservaron su casa como monumento conmemorativo suyo. Existe un comite especial, formado con el unico proposito de mantener la Casa en buen estado. Estan muy orgullosos de ella, y muy deseosos de mostrarla a los visitantes; en especial a los extranjeros, claro. Afirman que hoy en dia tiene exactamente el mismo aspecto que tenia cuando el Benefactor murio. Hollend, masticando aun, dejo escapar un sonido de desacuerdo y se trago precipitadamente el pedazo de pan para acotar:
—No, querida, en eso te equivocas. El Benefactor no murio,
—Oh... si, ahora que lo mencionas me parece recordarlo... Bueno, de todos modos, hiciera lo que hiciera, tanto si se murio, desaparecio o se fue a vivir a otra parte, las gentes de aqui han conservado su casa como una pieza de exhibicion. Lo cierto es que deberias ir y verla, Indigo. Resulta muy educativo.
Se vieron interrumpidos en ese momento por la llegada de Koru, con