cincuenta anos, mientras se esforzaba por cumplir su mision, Indigo siempre habia creido que solo cuando los siete demonios hubieran sido destruidos podian esperar ella y Fenran volver a reunirse. Pero en la «Isla Tenebrosa habia averiguado que esto no tenia por que ser necesariamente asi... y que la eleccion entre continuar con su mision o dedicarse a un nuevo objetivo era suya y solo suya.
Para Indigo la eleccion habia estado muy clara. Asi pues habia dado la espalda a la piedra-iman y a lo que ella consideraba su tirania y, dejando de lado todo pensamiento de demonios, habia jurado que se dedicaria a la unica cosa que le importaba mas que nada en el mundo: encontrar a Fenran y liberarlo. En la Nacion de la Prosperidad habia buscado una tregua, tiempo para descansar y recuperarse y preparar sus planes. Pero ahora
En un primer arrebato de colera —colera que, sabia, era intima companera del temor— Indigo decidio que no se dejaria arrastrar. Se habia hecho un juramento a si misma y a Fenran; mantendria ese juramento, y ningun demonio ni nino fantasma ni benefactores muertos tiempo atras la desviarian del sendero escogido. Asi pues al dia siguiente de su desafortunada visita a la Casa se sumergio en un torbellino de trabajo. Era un desafio, y tambien la forma mas segura de que disponia para deshacerse de los pensamientos, temores y conjeturas que se amontonaban en su cerebro.
Tio Choai se sintio a la vez sorprendido y satisfecho al enterarse, por intermedio de la Oficina de Tasas para Extranjeros, de que la doctora Indigo estaria lista para recibir pacientes en la casa de la plaza del mercado a la manana siguiente. Thia, que fue a recogerla puntualmente despues de la hora del desayuno, le transmitio el mensaje de que
En la casa del medico la viuda de Huni volvio a recibirlas con una reverencia antes de acompanarlas a la vacia habitacion de lo alto de la escalera. La anciana tenia una expresion rigida y retraida esa manana y se veia una gran actividad en la planta baja: muebles y objetos que se sacaban, hombres que discutian en voz baja pero energica. Cuando Indigo pregunto que sucedia Thia se encogio de hombros con indiferencia y dijo que la viuda de Huni tenia que buscarse nuevo alojamiento aquel dia, y sin duda estaba ocupada en vender aquellos objetos domesticos que le quedaban despues de que sus hijos e hijas se hubieran llevado la parte que les correspondia.
—?Adonde ira? —Indigo se detuvo ante la puerta de la habitacion del medico y se volvio para contemplar el ajetreo del piso inferior.
Thia volvio a encogerse de hombros, antes de responder: —Eso dependera de cuantas piezas reciba. Probablemente tendra suficientes para pagar su alojamiento en casa de su hija menor.
—?Quieres decir... que tiene
Indigo estuvo ocupada todo el dia. En su primera incursion en su nuevo papel habia tropezado con muchas suspicacias, pero ahora daba la impresion de que la actitud de la gente habia variado un poco. De hecho tuvo toda impresion de que muchos de sus pacientes venian impelidos mas por la curiosidad de ver a la medica extranjera que por una autentica necesidad de sus conocimientos curativos, aunque tambien era cierto que ningun poder en la tierra habria podido arrancar tal confesion de ninguno de ellos, y se pregunto que historias habria estado esparciendo tio Choai sobre sus habilidades. Thia se lo tomo todo con tranquilidad, como era de esperar, y, con aire satisfecho que recordaba a tia Nikku, parecia dar por sentado que la popularidad de Indigo aumentaba su propia reputacion.
Al mediodia Indigo volvio a decretar una pausa para descansar y tomar algo —esto, informo a Thia, era una costumbre suya a la que todo el que trabajara para ella debia acostumbrarse— y mientras comian (Calpurna habia avituallado a Indigo con carne y pan) Thia la sorprendio al empezar a hablar de improviso
—Doctora Indigo, ?se me permite hacerte una pregunta? Indigo levanto la cabeza, sobresaltada, y se trago precipitadamente la comida que tenia en la boca.
—Desde luego, Thia. ?Que quieres saber?
La jovencita inclino la cabeza con cuidada gratitud.
—Me han dicho —empezo tras una pequena pausa— que posees un animal. Una perra.
—Es cierto. Se llama
—?El animal tiene un nombre? Ah; eso es... muy interesante. Lo que me gustaria preguntar es ?para que te sirve este animal?
Indigo oculto una leve sonrisa con la mano, gesto que disimulo fingiendo aclararse la garganta.
—Tal necesidad, claro esta, no se plantea en Alegre Labor —dijo Thia con una sonrisa—, aunque comprendo que en otras zonas las normas de conducta son diferentes. —Se produjo otro silencio, y luego agrego—: ?Podria un animal como ella..., como esta
Indigo empezo a comprender hacia donde queria ir a parar Thia, e intento imaginar a
—Como creo haber mencionado ya, mi futuro esposo tendra seis parcelas propias. Esto es suficiente para criar un rebano rentable, y un perro de fiar para cuidarlo resultaria una gran ventaja. —De repente en los ojos de Thia aparecio un curioso destello que Indigo no habia visto jamas en ellos—. Se menciono un regalo, doctora Indigo, lo que te agradezco enormemente. A lo mejor podrias considerar apropiado darme un perro con habilidades parecidas al tuyo...
Cuando la muchacha termino de hablar, Indigo percibio algo tan inesperado que la sobresalto. Por primera vez desde que conocia a Thia acababa de detectar algo mas que fria y pragmatica logica en su voz; por dificil que resultara de creer, por un instante Thia habia hablado con
Entonces, mientras seguia contemplando a la adolescente, vio algo que le puso la carne de gallina.
La imagen de una nina empezaba a materializarse en la habitacion. Se encontraba justo detras de la silla en la que estaba sentada Thia y era una figura vaga e insustancial, un espectro, que permitia ver claramente la puerta a traves del delgado cuerpecito. La vision sonrio, y unas manos espectrales, como las manos de los ninos que la habian visitado aqui dos dias antes, se extendieron hacia ella en un gesto de desvalida suplica, los oscuros ojos llenos de muda anoranza. Y, aunque los cabellos eran diferentes, mas largos y suaves y no cortados de forma austera, la fantasmal criatura tenia el rostro de Thia.
De los labios de Indigo escapo un sonido; un estertor inarticulado que no pudo contener ni controlar. Thia — la autentica Thia— se puso de pie de un salto.
—Doctora, ?sucede algo?
El fantasma se habia desvanecido, desaparecido como si jamas hubiera existido. Pero
—Creo que me he atragantado con un poco de comida.
Thia se dirigio hacia la mesa con energica eficiencia y cogio un frasco que descansaba sobre ella.
—Yo recomendaria agua para eliminar la obstruccion.
Indigo no la contradijo, tomo el frasco y bebio mientras se esforzaba por recuperar el control de su mente y su cuerpo.
—Gra... —Trago, tosio, volvio a tragar—. Gracias, Thia. Si, si; eso es suficiente, ya estoy bien ahora. — Contemplo como la muchacha volvia a dejar el frasco sobre la mesa, intentando en vano hacer que el repentino