—No es necesario que lo hagas, Indigo.
—No me importa. Es muy poca cosa —repuso ella con la sonrisa compasiva. Hollend se froto el rostro con una mano. Tenia un aspecto cansado, agotado; viejo, penso. Calpurna dice que no puede dormir. Supongo... — Vacilo—. Supongo que no hay nada que puedas darle, ?verdad? Si permanece despierta toda la noche sin dejar de rie vueltas a la cabeza, no estara en condiciones de enfrentarse a la manana.
—Indigo apenas se habia atrevido a esperar que algo asi cediera, pero tuvo buen cuidado de ocultar su alivio e impaciencia.
—Claro que si, Hollend. Preparare una mezcla de hierba para que la beba. Le asegurara toda una noche de descanso y por la manana no habra ningun efecto secundario. —Coloco el ultimo de los vasos limpios en su sitio y le dirigio una mirada evaluativa—. Quiza tambien te gustaria que preparase otra bebida para ti... Todo el se relajo de forma visible. — No dire que no te lo agradeceria. Gracias, Indigo. Eres muy amable.
Asi pues al cabo de una hora Hollend y Calpurna esta profundamente dormidos. Tras cerrar los postigos de planta baja y apagar todas las luces, Indigo espero en la oscuridad con
Atravesaron otra puerta sin centinela, y ante ellas aparecio la pedregosa carretera que se dirigia hacia el sur, extendiendose como una palida cinta que se perdia en las colinas.
Si el silencio de la ciudad habia resultado desconcertante, los sordos sonidos nocturnos que impregnaban los campos en forma de terraza resultaban mas aterradores. Suaves brisas irregulares agitaban el follaje de las altas matas de habichuelas sujetas a las apretadas hileras de palos; insectos invisibles susurraban y chasqueaban las pinzas en los arcenes cubiertos de hierbas; en una ocasion un animal indefinido, veloz y agil, atraveso el camino ante ellas a toda velocidad para desaparecer entre las matas menos desarrolladas del otro lado, de las que al cabo de un instante surgio un debil chillido, rapidamente acallado al caer el animal sobre la presa que habia estado siguiendo. Las formas resultaban mas extranas y enganosas aqui fuera lejos de la familiaridad de calles y edificios. Las siluetas adoptaban una apariencia de vida a la que el viento anadia la ilusion del movimiento, lo que impulsaba a Indigo a pensar en cosas extranas y de pesadilla; viejas leyendas de su pais, relatos de horrores medio entrevistos en la oscuridad, recuerdos de otras tierras y de otros encuentros. La muchacha no dijo nada e intento ocultar sus pensamientos a
Llegaron a la puerta de postigo por fin, y
—La puerta estara cerrada. —Su voz mostraba repentino desaliento—. ?Co... como entraremos?
Indigo sonrio. Ya habia pensado en aquel inconveniente antes de salir y habia decidido que no habia tiempo para sutilezas, de modo que saco su cuchillo de una pequena funda que colgaba de su cinturon junto con una gruesa broqueta cogida de la cocina de Calpurna.
—Forzare la cerradura. —Se acerco a la puerta— Ademas ya esta medio oxidada; me di cuenta cuando vinimos el otro dia. Sera bastante facil de romper, y, como aqui no hay nadie por la noche, el pestillo no puede estar corrido en el otro lado.
—Por la manana ssse daran cuenta de que ha es... tado aqui alguien —objeto
—Empuja la puerta... —indico la loba. Se abrio nada mas rozarla, balanceandose hacia atras con un crujido de goznes descuidados.
—Bueno —dijo al fin Indigo en voz muy baja—, parece como si alguien nos esperara.
La loba mostro los dientes amenazadora. —Alguien... o algo.
—No. —Indigo olvido la broqueta, asi como el cuchillo que tambien habia caido al suelo—. No lo creo,
Los ninos seguian sin aparecer, lo que desconcertaba a Indigo, que habia esperado que al menos aqui en el jardin de la Casa darian a conocer como minimo alguna senal de su presencia. Pero, mientras ella y
—Esta abierta. —
—No,
Pero, antes de que pudiera expresar los temores que apenas si empezaba a experimentar, la loba ya habia desaparecido por la puerta abierta y penetrado en la oscuridad del interior. Se produjo un breve silencio; luego escucho el roce de las zarpas de
—Es diffficil ver bien. Pero distingo la escalera. Si subimos a lo mejor encontraremos mas luz.
Con cautela, resistiendo el impulso de mirar atras por encima del hombro, Indigo entro en la Casa. Sus ojos no eran ni mucho menos tan agudos como los de la loba, pero un minuto o dos empezo a distinguir leves diferencias en las tonalidades de la oscuridad, lo que le permitio atravesar la habitacion con cuidado hasta donde
Indigo asintio. Tambien ella presentia de forma intuitiva que lo que fuera que las esperara se encontraba arriba, y juntas iniciaron la ascension. El segundo piso, como el primero, estaba silencioso y abandonado: sus suaves pisadas crearon ecos vacios a medida que avanzaban hacia el siguiente tramo de escalera. Llegaron al tercer piso, y de Suevo volvio a suceder lo mismo; silencio, quietud, ninguna senal de otra presencia. Al acercarse al tercero y ultimo tramo de escalera, Indigo noto como el pulso se le aceleraba y se tornaba irregular, y junto a ello percibio una sensacion de nausea en la boca del estomago. Reprimio la sensacion mientras se repetia que se habia enfrenado a terrores mucho peores que la simple oscuridad de la casa vieja y vacia, pero, aun asi, cuando inicio el asenso, las palmas de sus manos se aferraban sudorosas a barandilla.
Habia luz en el ultimo piso. La luz de la luna, debil y nueva y opacada por las sucias ventanas por las que se filaba, pero suficiente para mostrar la peana con el doble abordaje que la rodeaba en el centro de la habitacion hexagonal. Un rayo de luz de luna que atravesaba un cristal que, o bien estaba roto, o mas limpio que sus vecinos— lia oblicuamente sobre la vieja corona del Benefactor e iluminaba el deslustrado bronce con un misterioso halo fosforescente.
La voz de