—?Y has..., has puesto la magia en ella, como dijiste?
—Si, hijo, lo he hecho. Cogela. Ya sabes lo que tienes que hacer con ella.
La figura montada en el poni se encontraba ya ahora a menos de cincuenta metros de distancia. Koru cogio la esfera de cristal y la sostuvo con gran cuidado. El Benefactor se volvio hacia
—Todo esta listo, pequena loba. —Le dedico una reverencia—. Te deseo buena suerte, y espero fervientemente veros cuando haya concluido el juego.
El poni no estaba muy dispuesto a darse prisa. Tras el susto de haber sido obligado a pasar a traves del portal estaba encantado con el nuevo mundo en el que se hallaba, y queria aprovechar al maximo los exuberantes pastos, Indigo mantenia las riendas tirantes y lo espoleaba regularmente con los talones, pero su intencion era detenerse en lo alto de la colina y dejar que el poni pastara mientras ella escudrinaba el paisaje circundante en busca de algun rastro de
Seguia enojada con la loba, pero su enojo empezaba rapidamente a transformarse en un frio nudo de preocupacion en la boca del estomago, sensacion que crecia a marchas forzadas a medida que sus ojos no encontraban nada y sus llamadas telepaticas no obtenian respuesta. No comprendia por que
Entonces, de improviso, una voz resono en su cabeza.
—
Indigo se irguio sobre los estribos y contemplo con atencion los arboles situados en lo alto.
Durante unos pocos segundos no hubo respuesta. Luego, de entre la frondosa confusion de ramas bajas,
—
—?El Benefactor? —Indigo se puso en pie mientras una alarma mental se disparaba en su cerebro, y miro rapidamente en direccion al bosque como si esperara ver al Benefactor atisbando con malevolencia por entre las sombras de los arboles—. ?Te ha hecho el esto,
«No,
Fue un discurso largo y apasionado para provenir de
Indigo se acercaba a ella otra vez para intentar agarrarla por el pelaje del cuello.
—
Una voz conocida grito entonces desde los arboles:
—?Coge la pelota, Indigo! ?Coge la pelota!
—?Koru?
Perpleja, Indigo alzo la mirada. En el aire, por encima de su cabeza, capturando la brillante luz del otro mundo, una reluciente esfera giro centelleante y empezo a caer hacia ella. Al momento comprendio que algo raro pasaba y, alarmada, intento apartar la vista. Pero no pudo. La esfera era demasiado hermosa; la fascinaba, y de improviso la deseo. ?Oh, como la deseaba! Deseaba sostenerla y poseerla y jugar con ella...
—?No! ?No, no me dejare atrapar!
Pero sus manos se alzaban ya en direccion a la brillante pelota y no podia controlarlas; el deseo de tocarla y sostenerla era demasiado grande. Con una parte de su cerebro que seguia luchando por mantener la razon vio como Koru salia del bosque y la contemplaba, con rostro inquieto y ansioso a la vez, y entonces se olvido de el y se olvido de todo lo demas cuando la maravillosa esfera descendio describiendo una espiral hacia ella.
Se poso en sus manos levantadas y resulto mas ligera que una pluma, fragil como una pompa de jabon, resistente como el acero. Durante un horripilante momento Indigo supo lo que era y percibio el poder que podia ejercer... De pronto la esfera parecio estallar en una brillante luz, y una especie de terrible onda expansiva recorrio todo el cuerpo de la joven. Lanzo un grito y se tambaleo hacia atras, soltando la esfera.
—?Coge la pelota, Indigo! ?Coge la pelota! —Era la
—?Senora que canta, senora que canta!
—?Coge la pelota! ?Todos iremos a coger la pelota!
—?Corre, senora que canta, corre!
—?Corre y juega, Indigo! ?Juega con nosotros!
—Juega con nosotros, princesa! ?Juega, Anghara! ?Coge la pelota!
Su mente era un torbellino: «Indigo, Senora que Canta, Anghara... ». No sabia quien o que era; lugar y tiempo giraban como una peonza fuera de control y ella era una nina, una mujer, una esposa, una hija, un alma perdida...
De improviso se encontro corriendo. La brillante esfera, su tesoro, su juguete, habia saltado de entre sus dedos y escapado fuera de su alcance dando volteretas en la brisa.
—?Coge la pelota, coge la pelota! —Otros se unian a la carrera, surgiendo del bosque y corriendo a su encuentro. Ninos: los ninos, tantos ninos, sus amigos, todos repitiendo a gritos la misma letania una y otra vez—:
Ella seria la primera, se dijo Indigo freneticamente; lo seria. No importaba que fuera pequena, que sus piernas fueran demasiado cortas para mantener el ritmo de los demas; ?ella era una princesa y ganaria! Con los cabellos flotando en el aire, la falda de seda arremolinada ?falda de seda? No, no podia ser; no habia llevado ropas asi desde..., desde... , corrio por la hierba, y sus pies parecian rozar tan solo la superficie sin tocar apenas el suelo. La reluciente esfera descendia mas y mas, mas y mas veloz, y ella tambien empezo a correr mas deprisa, los gordezuelos brazos extendidos y las manitas alzadas para reclamar su premio. Un chillido de jubilo escapo de sus labios cuando el hermoso y brillante objeto parecio deslizarse directamente hasta sus dedos ansiosos, y lo sostuvo triunfante sobre la cabeza.
—?Tira la pelota! ?Tira la pelota! —Sus amigos (no conseguia recordar quienes eran, pero sabia que eran sus