paja del techo dejaban penetrar suficiente luz para proyectar un reflejo de la superficie del pozo en la pared. Y alli, sentada en el suelo y recortada contra las brillantes ondulaciones del reflejo, estaba
—
—No —dijo con voz firme y clara.
Indigo se detuvo, giro en redondo y se quedo mirandola.
—?Que?
—He dicho que nnno. No i... re contigo.
Los ojos de la loba estaban tristes pero se obligo a sostener la asombrada mirada de su amiga. Habia ensayado lo que queria decir y sabia que debia decirse ahora, antes de que su resolucion se tambaleara y la abandonara.
—No voy a abandonar Alegre Labor — anuncio, las palabras surgian en un ronco torrente—. Lo siento, Indigo, pero estoy decidida y no pu... puedes hacerme cambiar.
Intentamos ayudar a Koru y fracasamos. Voy a intentarlo otra vez. Regreso al mundo fantasma.
Estupefacta, Indigo empezo a protestar:
—
—El Be... nefactor me mostro esta entrada —dijo—. No es mas que una de muchas, segun dice.
—
—No. Voy a ir, y quiero que vengas conmigo.
Indigo nego violentamente con la cabeza.
—No puedo regresar ahi;
—Entonces debo ir sola. —La voz de la loba estaba llena de pesar—. Lo siento, Indigo. No qui... quiero dejarte, pero si no hay otra forma de hacer esto, lo hare sin ti. —Gimoteo en voz baja—. Lo siento...
Antes de que la muchacha pudiera reaccionar, la loba salto en direccion al brillante ovalo. El reflejo y la escena que aparecia detras se agitaron brevemente, y
—Puede que no venga.
El Benefactor se inclino para palmearle la coronilla en un gesto tranquilizador.
—Creo que si que vendra, pequena. Ten paciencia.
Entre los arboles que se amontonaban tras ellos, unas voces musitaron y susurraron al unisono y se escucho una repentina risita, rapidamente acallada.
Desecho la idea con decision, diciendose que no conseguiria nada atormentandose. Si transcurria otro minuto e Indigo seguia sin aparecer, ella...
—Ahi. —La voz del Benefactor interrumpio bruscamente sus meditaciones, al tiempo que senalaba a lo lejos—. Mira,
Las orejas de
—?Es Indigo! ?Lo
—?Chissst! —El Benefactor poso un dedo admonitorio sobre su hocico—. No debe oirte, aun no —le advirtio sonriente y, sin dejar de sonreir, se volvio hacia los arboles e hizo una sena—. ?Koru, hijito, sal! Es hora de que empiece nuestro nuevo juego.
Se escucharon nuevos susurros y risitas ahogadas, y Koru surgio de entre las sombras.
—?Viene Indigo? —Su voz estaba llena de ansiedad.
—Si, viene. Mira ahi, cerca de la base de la colina. Y ha traido a su poni con ella. —El Benefactor dirigio una rapida mirada a
—Se que hacer... —asintio el nino—, pero todavia no estoy muy seguro del
El Benefactor giro completamente para mirarlo a la cara y, agachandose, lo tomo de ambas manos.
—Es un juego extrano, si, Koru... pero te prometo que, si lo jugamos bien, nos traera mucha felicidad a todos. —Su mano se cerro con suavidad, llena de ternura, sobre los pequenos dedos—. A
Koru se mordio el labio inferior ante esta mencion de su familia.
—Dijiste antes..., dijiste que habia una forma de hacer que creyeran en cosas magicas. ?Es eso lo que quieres decir?
—Eso es lo que quiero decir: hacer que crean, y hacer que vuelvan a estar vivos.
—Entonces yo... —Las palabras se ahogaron en su garganta; Koru sorbio con fuerza y se seco los ojos con la manga—.
—Muy bien. Eso esta
El Benefactor le solto las manos y se incorporo. Sonriendo otra vez, esta vez con un cierto aire conspirador, introdujo la mano en una de las voluminosas mangas de su tunica y saco una pequena esfera que a primera vista parecia hecha de cristal transparente. Reflejos de todos los colores del arco iris se arremolinaban y titilaban en su superficie, y no parecia mas solida que una pompa de jabon.
—Toma, Koru —dijo, tendiendole la esfera al chiquillo—. Aqui tienes la pelota que prometi traer para el juego.
Los ojos de Koru se abrieron de par en par, llenos de alborozo.
—?Es
—No, no se rompera.