paja del techo dejaban penetrar suficiente luz para proyectar un reflejo de la superficie del pozo en la pared. Y alli, sentada en el suelo y recortada contra las brillantes ondulaciones del reflejo, estaba Grimya.

?Grimya! —Alivio y alegria inundaron a Indigo en igual medida; la joven corrio a abrazar a la loba y se dejo caer de rodillas—. ?Oh, carino, estas a salvo, estas a salvo!

Grimya se retorcio involuntariamente con la alegria del abrazo pero no dijo nada, Indigo, sin embargo, estaba demasiado absorta para darse cuenta.

—?Bendita sea la vieja Mimino! Vino a verme anoche y me conto lo que habia hecho... Jamas olvidare su bondad! —Se puso en pie otra vez y paseo la mirada por los exiguos confines de la caseta—. Debe de existir una forma de recompensarla, incluso aunque no podamos volver a verla personalmente. Una vez que estemos bien lejos del distrito pensare en algo. Pero ahora deberiamos irnos, y rapido. Quiero poner tanta distancia entre nosotras y Alegre Labor como me sea posible antes del anochecer —declaro dirigiendose hacia la puerta.

Grimya no se movio. Habia estado temiendo este momento pero estaba decidida a pasar por el, pues estaba convencida de que lo que iba a hacer era lo correcto; ademas, se lo habia prometido al Benefactor, y romper una promesa era inconcebible.

—No —dijo con voz firme y clara.

Indigo se detuvo, giro en redondo y se quedo mirandola.

—?Que?

—He dicho que nnno. No i... re contigo.

Los ojos de la loba estaban tristes pero se obligo a sostener la asombrada mirada de su amiga. Habia ensayado lo que queria decir y sabia que debia decirse ahora, antes de que su resolucion se tambaleara y la abandonara.

—No voy a abandonar Alegre Labor — anuncio, las palabras surgian en un ronco torrente—. Lo siento, Indigo, pero estoy decidida y no pu... puedes hacerme cambiar.

Intentamos ayudar a Koru y fracasamos. Voy a intentarlo otra vez. Regreso al mundo fantasma.

Estupefacta, Indigo empezo a protestar:

Grimya, no puedes... —Pero su protesta se trunco cuando de improviso el brillante reflejo oval sobre la pared de la caseta del pozo parecio estallar. Una luz potente surgio de el e ilumino la estancia como si hubieran arrancado violentamente el techo, y, nitido y estable en medio del brillo, aparecio el familiar panorama de amplios prados ondulantes y verdes colinas.

Grimya dio un paso hacia la refulgente escena.

—El Be... nefactor me mostro esta entrada —dijo—. No es mas que una de muchas, segun dice.

?Grimya, no! Apartate...

—No. Voy a ir, y quiero que vengas conmigo.

Indigo nego violentamente con la cabeza.

—No puedo regresar ahi; ?no puedo!

—Entonces debo ir sola. —La voz de la loba estaba llena de pesar—. Lo siento, Indigo. No qui... quiero dejarte, pero si no hay otra forma de hacer esto, lo hare sin ti. —Gimoteo en voz baja—. Lo siento...

Antes de que la muchacha pudiera reaccionar, la loba salto en direccion al brillante ovalo. El reflejo y la escena que aparecia detras se agitaron brevemente, y Grimya reaparecio al otro lado. Volvio la cabeza un instante y parecio decir algo, pero su voz era inaudible. Luego se dio la vuelta y se alejo corriendo del portal, lejos de Indigo, a traves del cesped del mundo fantasma.

—Puede que no venga. —Grimya levanto los ojos hacia la alta figura que permanecia a su lado en el lindero del bosque—. Es eso lo que me asusta. Puede que ella no venga.

El Benefactor se inclino para palmearle la coronilla en un gesto tranquilizador.

—Creo que si que vendra, pequena. Ten paciencia.

Entre los arboles que se amontonaban tras ellos, unas voces musitaron y susurraron al unisono y se escucho una repentina risita, rapidamente acallada. Grimya miro por encima del hombro, pero los ninos resultaban invisibles en el juego de luz y sombras de las hojas. El corazon le latia con fuerza y la loba no sabia cuanto tiempo mas podria soportar la tension de la espera. Si Indigo no venia, si no la seguia a traves del portal, ?que deberia hacer de ella? La idea de perder a su amiga era insoportable; y si Indigo creia que habia sido traicionada, abandonada, que Grimya ya no se preocupaba por ella...

Desecho la idea con decision, diciendose que no conseguiria nada atormentandose. Si transcurria otro minuto e Indigo seguia sin aparecer, ella...

—Ahi. —La voz del Benefactor interrumpio bruscamente sus meditaciones, al tiempo que senalaba a lo lejos—. Mira, Grimya. Mira.

Las orejas de Grimya se irguieron al frente y sus ojos se clavaron en la extensa ladera de la colina que descendia desde el lindero del bosque. Alla abajo, lejos todavia, una figura a caballo se acercaba a ellos.

Grimya empezo a temblar con una combinacion de alivio y excitacion.

—?Es Indigo! ?Lo es!

—?Chissst! —El Benefactor poso un dedo admonitorio sobre su hocico—. No debe oirte, aun no —le advirtio sonriente y, sin dejar de sonreir, se volvio hacia los arboles e hizo una sena—. ?Koru, hijito, sal! Es hora de que empiece nuestro nuevo juego.

Se escucharon nuevos susurros y risitas ahogadas, y Koru surgio de entre las sombras.

—?Viene Indigo? —Su voz estaba llena de ansiedad.

—Si, viene. Mira ahi, cerca de la base de la colina. Y ha traido a su poni con ella. —El Benefactor dirigio una rapida mirada a Grimya y su sonrisa se ensancho—. ?Lo ves, pequena loba? Indigo no te abandona. Debe de haberle costado mucho convencer al poni para que penetrara en el portal, pero no quiso dejarlo atras porque no sabe cuando regresara. Esta claro que su intencion es buscar hasta que te encuentre, sin importar el tiempo que tarde. —La cola de la loba empezo a agitarse violentamente, y el hombre anadio a modo de advertencia—: Cuidado ahora, ten cuidado. No dejes que Indigo escuche tus pensamientos y descubra donde estas. Koru... —atrajo al nino hacia si—, ?sabes lo que tienes que hacer?

—Se que hacer... —asintio el nino—, pero todavia no estoy muy seguro del porque. — Sus azules ojos escudrinaron el rostro del Benefactor—. Parece un juego muy extrano.

El Benefactor giro completamente para mirarlo a la cara y, agachandose, lo tomo de ambas manos.

—Es un juego extrano, si, Koru... pero te prometo que, si lo jugamos bien, nos traera mucha felicidad a todos. —Su mano se cerro con suavidad, llena de ternura, sobre los pequenos dedos—. A todos nosotros, Koru. No tan solo a ti y a tus amigos, sino tambien a Indigo y a Grimya... y a tu madre y tu padre, y a toda la gente que dejaste en Alegre Labor.

Koru se mordio el labio inferior ante esta mencion de su familia.

—Dijiste antes..., dijiste que habia una forma de hacer que creyeran en cosas magicas. ?Es eso lo que quieres decir?

—Eso es lo que quiero decir: hacer que crean, y hacer que vuelvan a estar vivos.

—Entonces yo... —Las palabras se ahogaron en su garganta; Koru sorbio con fuerza y se seco los ojos con la manga—. Realmente los echo de menos —dijo con voz apenas perceptible; luego parpadeo con rapidez—. Si. Si, juguemos a ese juego. Quiero intentarlo. ?Claro que si!

—Muy bien. Eso esta muy bien.

El Benefactor le solto las manos y se incorporo. Sonriendo otra vez, esta vez con un cierto aire conspirador, introdujo la mano en una de las voluminosas mangas de su tunica y saco una pequena esfera que a primera vista parecia hecha de cristal transparente. Reflejos de todos los colores del arco iris se arremolinaban y titilaban en su superficie, y no parecia mas solida que una pompa de jabon.

—Toma, Koru —dijo, tendiendole la esfera al chiquillo—. Aqui tienes la pelota que prometi traer para el juego.

Los ojos de Koru se abrieron de par en par, llenos de alborozo.

—?Es preciosa! —Extendio la mano y entonces se detuvo, vacilante—. ?No se rompera?

—No, no se rompera.

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