Se deslizo al otro lado, agitando la cola en senal de agradecimiento.

—?Don... de esta Koru? —inquirio.

Los ninos sacudieron la cabeza con aire solemne.

—Koru no esta aqui. No quiso venir. Pero el Benefactor te espera. Ven, perra gris, ?ven! —Como uno solo se dieron la vuelta y echaron a correr hacia la vieja casa que se alzaba en la oscuridad, y Grimya se lanzo tras ellos.

El Benefactor, que esperaba de pie ante la puerta principal del edificio, dedico una muy cortes reverencia a la loba cuando esta llego junto a el, y la menuda boca roja sonrio con dulzura.

—Me alegro de volver a verte, Grimya..., pero a la vez me entristece que las circunstancias no sean mas alegres.

Los tres ninos se habian desvanecido en la oscuridad del jardin, y Grimya y el Benefactor estaban solos. La loba inclino la cabeza hasta que el hocico rozo casi el suelo.

—Indigo ha fraca... sado. —Su voz estaba llena de pesadumbre—. No se lo que ha sucedido, pero la gente no quiso creerla. Ni siquiera la madre y el paaaadre de Koru. —Volvio a alzar la cabeza—. Tu tenias rrrazon.

El Benefactor asintio. El habia estado en lo cierto pero estaba claro que ello no le producia ninguna alegria. Se volvio y abrio la puerta.

—Hay muchas cosas que hacer ahora. Entra, Grimya. Entra en la Casa, y hablaremos.

Penetro en la penumbra del interior, y la loba lo siguio con cierta indecision. Entre los articulos que se exhibian en la planta baja habia un sillon de respaldo alto y aspecto incomodo. El Benefactor se sento en el mientras que Grimya se acomodaba en el suelo.

—Siento mucho —empezo el Benefactor— que haya acabado asi. Habriamos ahorrado mucho tiempo y esfuerzo si Indigo hubiera confiado en mi.

—?No la culpo por eso! —gruno Grimya con voz apagada.

—No, ya veo que no; y sin duda tienes razon. Pero ha llegado el momento de dejar a un lado la desconfianza. —Poso en Grimya una mirada penetrante—. ?Puedes hacer eso, pequena loba?

—No pu... puedo hablar por Indigo... —respondio ella vacilante.

—No te pido que lo hagas. Solo te pido que hables por ti misma. ?Confiaras en mi, Grimya?

La loba le sostuvo la mirada. La logica decia que no; Indigo habia dicho que no. Pero la logica e Indigo no eran suficientes para negar su propio instinto animal. «Ademas — reflexiono—, ?cual es la alternativa?»

—Sssi —respondio—. Lo hare. Creo que debo hacerlo.

El Benefactor asintio con la cabeza a modo de reconocimiento.

—Gracias, pequena loba. Espero que no me consideraras presuntuoso si te digo que eres mas inteligente de lo que crees.

—Yo no essstaria de acuerdo con eso. Pero he dicho que confiare en ti, y no rompo mis promesas. — Grimya callo unos segundos, antes de continuar—: ?Que quieres de mi?

—He visto la naturaleza del vinculo que existe entre Indigo y tu —dijo el Benefactor—. Y creo que posees el poder para convencerla de que me ayude. Eso es lo que quiero de ti.

La loba considero sus palabras durante unos instantes.

—?Quieres decir, ayudarte en la forma en que le pediste a ella antes? ?Para... hacer que tu gente vuelva a estar completa?

—Si.

Grimya recordo las risas y las caras alegres de los ninos del otro mundo. Y recordo lo que Koru habia dicho: que regresar a Alegre Labor seria parecido a morir. ?Seria sensato, seria correcto, hacer lo que el Benefactor deseaba?

—No se —respondio por fin, indecisa—. Los ninos son felices en ese mundo, y yo fui feliz tambien alli. Es un lugar agradable.

—?Lo es? Oh, ya se que parece encantador y despreocupado, pero hazte esta pregunta, Grimya: ?cuanto tiempo habria durado tu felicidad en este mundo antes de que empezaras a desear algo mas que juegos interminables? Fuiste un cachorro; pero ?habrias querido seguir siendo un cachorro para siempre? Ese es el destino de los ninos.

La loba hundio la cabeza.

—No, no me hu... hubiera gustado eso. No seria una verdadera vida. —Gimoteo con suavidad—. Pero, al mismo tiempo, permanecer en Alegre Labor tampoco es vida. Es por eso que Koru huyo; porque en Alegre Labor no lo dejaban ssser el mismo.

—Eso es cierto. Pero tampoco puede ser el mismo en el otro mundo, como creo que empieza a comprender. —El Benefactor recordo la lagrima en el ojo de Koru cuando se entero de que Indigo y Grimya se habian marchado y no era probable que regresaran—. Pobre Koru. Sea cual sea el mundo que escoja, el problema sera el mismo para el. No es, como dices tu, una verdadera vida. —Su expresion se dulcifico—. Y por eso debe tener lugar la curacion que deseo. No quiero traer la tristeza a los ninos del otro mundo, Grimya; los quiero demasiado. Pero en sus corazones ellos saben que no estan completos, y ansian volver a ser un todo. Claro que entonan sus canciones y juegan y bailan... pero la suya es una felicidad muy superficial. Y, cuando ya no les quedan mas juegos que jugar ni canciones que cantar, suspiran por lo que han perdido, y entonces se aventuran a regresar a su viejo mundo para ir en busca de su otra parte e intentar reunirse con ella. Pero estas otras partes de su ser, las gentes de Alegre Labor, no se dan cuenta de su presencia. Son como criaturas ciegas, y no los ven.

»Yo amo a mi gente, Grimya, igual que amo a los ninos. Quiero que curen de su ceguera; que vuelvan a creer, como creian antes, que su parte espiritual existe y que hay mas cosas en la vida que la codicia de los bienes materiales. Quiero reconciliarlos con los espiritus que han abandonado, de modo que tanto ellos como estos espiritus puedan encontrar la autentica felicidad al volver a formar un todo. —Hizo una pausa—. Sin eso no puede existir un futuro feliz para Koru, ni para ninguno de ellos.

Grimya parpadeo despacio. Recordo los juegos en que habia tomado parte con los ninos, rememoro el sonido de sus risas. Habia sido una epoca llena de gozo, pero...

«?Habrias querido seguir siendo un cachorro para siempre?»

—Sssi —dijo, levantando los ojos por fin—, creo que comprendo. —Un debil lloriqueo se formo y murio en el fondo de su garganta—. Si esto pudiera hacerse, ere... creo que seria algo bueno, lo correcto. Pero... —Vacilo, y sus ojos escudrinaron ansiosos el rostro del Benefactor—. Pero ?como puede Indigo aspirar a con... conseguirlo? Y... — sabia que esto era lo mas importante; y la pregunta mas dificil de hacer—... ?como la ayudara a despertar a Fenran?

El Benefactor tardo casi un minuto en responder. Parecia estar meditando, discutiendo interiormente consigo mismo, y los poderes telepaticos de Grimya no consiguieron captar ninguno de sus pensamientos. Al cabo sus ojos volvieron a concentrarse en lo que lo rodeaba, y bajo la mirada hacia la loba.

—Pequena loba, no resultara facil. Lo se, y no intentare hacerte creer lo contrario. Existe una forma, solo una, en la que Indigo puede curar a mi gente y obtener lo que mas desea su corazon; pero se ha mostrado totalmente reacia a hacerlo, y no se siquiera si tu podras convencerla.

Grimya lanzo un debil suspiro, casi un grunido.

—Quieres decir... Nemesis. —No sentia la instintiva repulsion de Indigo por el nombre, pero pronunciarlo en voz alta le producia de todos modos un helado escalofrio.

—Asi es —asintio el Benefactor. Su mirada se torno penetrante de improviso—. Ella no puede huir de la verdad eternamente, Grimya. Asi como los espiritus de mi gente deben reconciliarse para que exista alguna esperanza para ellos, tambien debe Indigo reconciliarse con Nemesis. Nemesis es parte de su ser. Hasta que acepte eso y se fusione con ese ser, la rueda que puso en marcha hace tantos anos no podra regresar al punto de partida y conducirla de vuelta a Fenran.

Grimya recordo que el Benefactor habia intentado decirle esto a Indigo cuando se encontraban junto a la torre en el otro mundo; pero Indigo, victima todavia del sobresalto provocado por la aparicion de Nemesis, habia rechazado sus palabras con violencia y amargura. En aquel momento Grimya se habia sentido muy confusa e incapaz de coordinar y mucho menos de interpretar sus propios sentimientos, pero desde entonces —y en particular durante su encarcelamiento— habia

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