hemos luchado uno contra otro durante demasiado tiempo, inutilmente?»— y su propia suplica como respuesta: «?Ayudame!». Y en los delirantes momentos que siguieron, en el abrazo, la danza y el torbellino que le habia hecho perder el sentido, Indigo y su mas viejo enemigo, que en realidad no era tal, se habian reconciliado.

Poco a poco se fue dando cuenta de como habia cambiado. Se sentia poderosa de un modo como nunca antes lo habia sido. Se sentia despierta, viva. Estaba... completa.

?Hermana, volvemos a ser una sola! Las palabras parecieron cantar en su cabeza cuando la parte de ella misma que habia sido Nemesis volvio a hablar. Tenemos el poder ahora; el poder que hemos buscado durante tanto tiempo. Anghara, Anghara..., regresemos a la torre. ?Acabemos con ese ultimo pesar, y liberemos a Fenran!

Indigo sintio una oleada de excitacion, embriagadora como la brillante atmosfera del mundo fantasma. Era cierto: el poder estaba en su interior; lo sentia, lo sabia. Los largos anos de angustia estaban a punto de finalizar, la definitiva y mas maravillosa de las reconciliaciones estaba a su alcance. Ahora, a su contacto, al sonido de su voz, el hombre dormido despertaria.

Giro en redondo, ansiosa como la chiquilla cuyos ecos todavia vivian en su interior, para dirigirse a la torre que sonaba a su espalda bajo la suave e inmutable luz...

Y se detuvo.

Grimya y el Benefactor habian salido de entre los arboles que rodeaban el claro y permanecian de pie junto a la torre, Indigo no sabia cuanto tiempo habian permanecido escondidos alli ni cuanto habian presenciado, pero tuvo la inquietante conviccion de que estaban enterados de todo lo sucedido.

La ambarina mirada de Grimya estaba fija en ella, sin parpadear, inquebrantable, pero la loba no hizo el menor movimiento ni sonido. Tambien el Benefactor contemplaba fijamente a Indigo, con expresion tranquila pero curiosamente melancolica.

Hermana, insto la voz interior, ?por que esperamos? Fenran esta aqui.

Lo estaba; ella lo sabia. En aquellos instantes dormia en el sillon de la torre. Un roce, una palabra... Con el corazon golpeando con fuerza contra sus costillas, Indigo dio tres pasos en direccion a la puerta de la torre, y volvio a detenerse. Grimya y el Benefactor siguieron sin moverse y comprendio que, contrariamente a lo que habia sospechado en un primer momento, el Benefactor no intentaria intervenir, ni persuadirla o engatusarla ni obligarla a ayudarlo en su propia causa. Podia reunirse con Fenran, y juntos ellos y Grimya podrian abandonar el mundo fantasma, abandonar estas tierras y no volver a acordarse jamas de Alegre Labor y sus problemas.

Y en ese mismo instante comprendio que, para ella, ese sencillo desenlace era imposible.

Se sintio atenazada por la pena y miro a Grimya mientras intentaba alcanzar los pensamientos de la loba.

«?Grimya..., Grimya, lo quiero tanto y he esperado esto tanto! No puedo dejarlo de lado ahora; y sin embargo... » No podia explicar la confusion que la embargaba; sencillamente no encontraba las palabras justas.

La respuesta mental de Grimya estaba llena de tristeza. , «No puedo decirte que debes hacer, Indigo. No puedo opinar; no soy quien para opinar. Debes decidir tu sola. »

Resultaria una decision muy facil de tomar. Dar la espalda, endurecer el corazon. Cincuenta anos de batallar: ?no habia hecho y sufrido lo suficiente para ganarse el derecho a ser egoista ahora? No obstante, esta oportunidad, este momento, no habria llegado jamas sin el Benefactor. Y Grimya... De no haber sido por Grimya ella se encontraria ahora a kilometros de distancia de Alegre Labor, recorriendo la Carretera del Esplendido Progreso con sus esperanzas deshechas, y sabia que a la loba debia de haberle costado muchisimo enfrentarse a ella y obligarla a abrir los ojos. Tenia una deuda con Grimya..., tenia una deuda con ambos. Y, aunque la loba era demasiado timida y leal para expresar lo que pensaba, Indigo sabia lo que su amiga queria que hiciese.

Contemplo la puerta de la torre con ansiedad y su resolucion se tambaleo. Pero habia tomado una decision; no la cambiaria.

—Solo un poco mas, mi amor —musito, aunque sabia que el hombre que dormia en su torre no podria oirla—. Regresare. —Hizo una pausa al percibir otra vez la presencia de aquella parte de ella que habia sido Nemesis, y sonrio ironica—. Regresaremos. Lo prometemos. —Luego se dio la vuelta y avanzo hacia las dos figuras silenciosas que aguardaban al borde del claro.

Grimya se adelanto para ir a su encuentro e introdujo el hocico en la mano extendida de Indigo.

—Oh, Grimya... —La voz de la muchacha surgio algo entrecortada—. Lo siento, carino. Siento haber dudado de ti.

Habia un extrano brillo en las profundidades de los oscuros ojos del Benefactor cuando la miro.

—Creo —dijo con suavidad— que todo esta arreglado ahora. ?No es asi, Indigo?

Esta levanto la cabeza para devolverle la mirada.

—Si. Todo esta bien. Tambien me disculpo ante ti, Benefactor. Estaba equivocada; cometi un gran error. Lo descubri al intentar convencer a los ancianos de la verdad, pero era demasiado orgullosa, o tozuda, para reconocerlo entonces. —Parpadeo—. Lo reconozco ahora, y solicito tu perdon.

El Benefactor quito importancia a sus palabras con un gesto de la mano.

—Por lo poco que vale, te lo concedo.

—Quiero ayudarte, si puedo. —Extrano, penso, con que facilidad acudian ahora las palabras—. Si lo que he aprendido aqui, lo que he encontrado aqui, puede tambien transmitirse a las gentes de Alegre Labor, entonces lo hare, si es que poseo ese poder. —Volvio la mirada hacia la torre, y reprimio un involuntario escalofrio al recordar algo que el Benefactor le habia dicho en una ocasion—. Este mundo no deberia existir —continuo—. No tendria necesidad de existir; esa es la mayor tragedia. Pero ?lo abandonaran los ninos de buena gana? Es su refugio y parecen muy felices aqui. ?No sera demasiado tarde para que regresen?

Grimya emitio un ahogado sonido gutural.

—Pa... parecen felices, si —repuso—. Pero incluso ellos comprenden, en su interior, que a pesar de toda su belleza este mundo no puede proporcionarles una vvv... vida.

La joven contemplo a la loba sorprendida, pero el Benefactor sonrio.

—Tu amiga no hace mas que repetir lo que ya me ha dicho a mi, Indigo. Tiene mas de filosofa de lo que quiere admitir, me parece.

—Grimya es mas sensata que yo. —La boca de Indigo se torcio en una mueca—. Siempre lo ha sido.

La loba balanceo la cabeza de un lado a otro.

—No, te traje aqui, eso es todo. El rrresto... eso lo hiciste tu. Fuiste tu quien eligio. Pero me alegro de tu elec... cion. No solo por Koru, sino tambien por ti.

Indigo no contesto a eso, pero se arrodillo sobre la hierba y abrazo a la loba con fuerza. No hacian falta palabras; Grimya comprendio. Transcurrido quizas un minuto la muchacha levanto la cabeza hacia el Benefactor.

—?Es demasiado tarde para los ninos?

—Con tu ayuda no, no lo es. —Parecia triste, penso ella, y se pregunto por que. Entonces el sonrio, y la pesadumbre desaparecio de su rostro—. Sera el juego mas alegre e importante de todos para ellos. Y, si tienes exito, el ultimo que jugaran aqui. —Callo un instante, y luego anadio—: Aunque no puedo tomar parte en el juego con ellos y contigo, y por lo tanto no vere su resultado, atesorare ese momento.

—?No veras su resultado? —repitio ella, repentinamente confusa.

—No. Mis visitas al mundo fisico no pueden ser prolongadas. Han transcurrido demasiados anos, demasiados siglos, desde que busque refugio aqui, y regresar durante mas de unos minutos al mundo que abandone significaria mi muerte. Pero esperare y observare, y te dare toda la ayuda que pueda.

Indigo lo miro con fijeza.

—Pero si los ninos se van...

Se interrumpio al ver que el Benefactor se llevaba un dedo a los labios. Volvia a sonreir, y se dio cuenta de que el no queria que le hiciera las preguntas que acababan de pasar por su cabeza. ?Conocia la respuesta? ?Sabia

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