Estupefacta, Indigo volvio a hablar en voz alta. Al instante los murmullos cesaron, y la muchacha dio un respingo al comprender que los propietarios de las voces podian oirlas. Presa de violento frenesi, empezo a pasear la mirada por la habitacion como si esperara ver rostros y figuras materializandose en la oscuridad. ?Donde estaban?

Capturando el involuntario pensamiento, Grimya le susurro al oido:

—No lo se. Pero pien.. ssso que no estan aqui. No en esta habitacion o esta casa. Puede que ni sssiquiera en este mundo.

No en este mundo; sin embargo poseian el poder y, al parecer, el deseo de dar a conocer su presencia.

—Me parece —dijo Indigo a la loba en voz baja— que por la manana deberia hablar con Hollend y Calpurna. A lo mejor pueden arrojar algo de luz sobre esto... o, si no pueden, a lo mejor conocen a otros que si.

—No estoy tan segura —repuso Grimya—. Recuerda que ellos son tambien ff... forasteros.

—No obstante, conocen el pais. Puede que esto le haya sucedido a otros antes de nosotras. Si asi es, Hollend y Calpurna habran oido hablar de ello.

Grimya parpadeo y ladeo la cabeza a un lado.

—?Tienes una te... teo... ? ?Cual es la palabra?

—?Una teoria? No, no la tengo, todavia no. Pero algo bulle en mi interior, Grimya. Llamalo una cierta idea; yo no lo definiria mas que asi.

Indigo se detuvo y escucho el silencio, preguntandose si las voces no estarian a su vez escuchandola a ella. Ahora ya no percibia nada extrano pero seguia sin poder quitarse de encima la sensacion de que Grimya y ella no estaban solas en la habitacion. Se habia equivocado, penso. Alla en la carretera habia temido que aquellos debiles e insidiosos cuchicheos nocturnos fueran fantasmas propios, que se abrian paso despacio pero sin tregua desde el pasado para perseguirla. Ahora, no obstante, creia saber la verdad. Alguna otra cosa le hablaba; algo cuya naturaleza aun no comprendia, pero cuyo origen no se encontraba en su propia mente sino en los huesos de este extrano pais, fertil y a la vez desolado.

Extendio un brazo y tiro con fuerza de las mantas, hasta que cubrieron todo su cuerpo, mientras el otro brazo se deslizaba sobre el atletico y peludo costado de la loba.

—Quedate aqui conmigo esta noche, Grimya —rogo, y la loba supo que en algun lugar de las profundidades de su mente empezaba a agitarse un gusanillo de temor, diminuto pero irrefutable. La loba se apreto contra ella y le lamio el rostro con carino.

—Yo te protegere —dijo con voz ronca—. No temas, Indigo; no temas. ?Te mantendre caliente!

Indigo jamas sabria si fue el consuelo brindado por Grimya o su propio cansancio, pero lo cierto es que en cuanto cerro los ojos otra vez durmio profunda y tranquilamente lo que quedaba de la noche. Al cabo la despeno un vacilante golpeteo sobre su puerta, y al abrir los ojos descubrio que la luz de la manana banaba la buhardilla y que la loba se desperezaba y bostezaba a su lado. Mientras se incorporaba en el lecho, sonolienta aun, la puerta se abrio y aparecio el rostro de Ellani.

—Indigo... —Los sueltos cabellos de color miel de la chiquilla se balancearon sobre sus hombros, centelleando bajo U brillante luz—. ?Estas despierta? Te he traido una infusion caliente. —Entro si esperar respuesta y deposito una bandeja de laton que contenia dos tazones de ceramica sobre la mesita de noche.

Indigo se froto los ojos y ahogo un bostezo tan amplio como el de Grimya.

—Ellani..., ?que hora es? ?He dormido mas de la cuenta? Me siento tan avergonzada...

—No, no. Madre dijo que debiamos dejarte dormir hasta que despertases; pero tenemos visita. —De forma muy expresiva hizo girar los ojos en direccion a la escalera y articulo en silencio: «Tio Choai esta aqui».

Indigo tomo su tazon y oculto una sonrisa tras su borde mientras sorbia la tisana, que era fuerte y sin azucar tal como le gustaba.

—?Se me solicita?

Ellani realizo un respetuoso gesto.

—Cuando estes lista, dice madre. Pero si... —Su voz se apago.

—Si puedo darme prisa, tu madre me lo agradecera. No te preocupes, Ellani; me he tropezado en muchas ocasiones con personas del estilo de tio Choai.

Ellani era una chiquilla preciosa, y cuando sonreia sin reservas su rostro mostraba la belleza que heredaria al alcanzar la edad adulta. Se sento en el borde de la cama de Indigo y, al hacerlo, extendio mecanicamente la mano para acariciar el pelaje de la cabeza de Grimya; un gesto natural y valeroso que encanto a la loba.

—?Puedo beber mi tisana contigo, Indigo? Madre y padre estan atendiendo a su visitante y yo preferiria no tener que acompanarlos a menos que sea inevitable. Tio Choai siempre me hace pensar en ranas.

Calpurna no lo habria aprobado, pero Indigo no pudo resistir una ahogada risita.

—Claro; no tengo el menor inconveniente.

La infusion le quemo la lengua y la volvio a dejar sobre la bandeja para que se enfriara mientras ella empezaba a vestirse. Le habria encantado tomar un bano —no habia habido tiempo mas que para un rapido aseo antes de la comida la noche anterior— pero no estaria bien hacer esperar a tio Choai demasiado rato, de modo que saco de la bolsa unas cuantas prendas mas limpias que sus ropas de viaje y se las puso, esperando que resultaria aceptable.

—?Dormiste bien? —inquirio Ellani, solicita.

Indigo y Grimya intercambiaron una mirada, y la voz de la loba dijo en la mente de la muchacha:

«Preguntale. No hay ningun mal en ello. »

Indigo asintio imperceptiblemente con la cabeza; luego, en voz alta y en un tono despreocupado, dijo:

—Dormi muy bien... ?oh!, excepto por una cosa. —Se volvio sonriente hacia la nina—. Creo que algunos parrandistas debieron de regresar bastante tarde al enclave. Sus voces me despertaron.

—?Parrandistas? —Ellani parecio perpleja.

—Eso supongo. Cuchicheaban y reian entre ellos en la calle; parecia como si estuviesen justo debajo de mi ventana, —Indigo se detuvo—. ?No escuchaste nada?

—No.

?Se equivocaba, o habia aparecido de improviso una chispa furtiva en los ojos de Ellani? Indigo volvio a mirar a Grimya, y la loba dijo en silencio:

«Lo se. Yo tambien me he dado cuenta. Algo la ha trastornado, pero no quiere que sepas lo que es. »

Ellani habia vuelto el rostro ahora, de modo que su expresion quedaba oculta tras el borde del tazon mientras bebia apresuradamente su tisana.

—Si ya estas lista —dijo de forma confusa, entre hirvientes sorbos—, quiza deberiamos bajar...

La chiquilla estaba claramente desconcertada, e Indigo supuso que cualquier intento de nuevos sondeos solo conseguiria hacer que se encerrara aun mas en su coraza. De mala gana, decidio que seria mas prudente bajar, sonreir a tio Choai y dejar de lado el misterio de la noche anterior, al menos por el momento. Mas adelante, penso, si daba la ocasion, desde luego que hablaria de ello con Calpurna.

No habia ningun espejo en la habitacion, pero Indigo Dudo distinguir una buena aproximacion de su propio reflejo en la ventana. Las ropas estaban lo bastante limpias; los cabellos no quedaban mal. Tomo un rapido sorbo de su tazon y luego dedico una sonrisa tranquilizadora a Ellani.

—Estoy lista —anuncio.

Hollend, Calpurna y su visitante estaban sentados en tres de los cuatro sillones colocados a una distancia escrupulosamente calculada unos de otros en la sala de recibir de la casa. Cuando Indigo entro a traves de la cortina que separaba la habitacion de la escalera, Calpurna le dedico Una sonrisa de bienvenida y Hollend se incorporo e hizo una reverencia, contradiciendo el protocolario gesto con un guino que Choai no podia ver.

El funcionario —cuyo sillon era sensiblemente mayor que el de los demas— saludo la presencia de Indigo con Un preciso movimiento de cabeza y luego se dirigio a Calpurna.

—Resulta grato para una anfitriona saber que un visitante ha pasado una noche comoda y revivificante bajo su techo.

Todavia no muy acostumbrada a los mas refinados matices del protocolo, Indigo no supo que decir, pero Hollend acudio en su auxilio. Tras indicarle que se sentara en el cuarto sillon, que era tambien el mas pequeno,

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