hacia la puerta principal y, deslizandose al otro lado como una sombra, desaparecio. Niahrin cerro el ojo sano y sus dedos realizaron un dibujo magico en el aire.

—Que la Madre te otorgue buena suerte, querida mia —musito.

Unas leves pisadas sonaron a su espalda, y Niahrin giro veloz.

Jes estaba de pie junto a la mesa de la tarima. Al ver la expresion consternada de la bruja sonrio, y se acerco despacio.

—No temas; no dire nada a nadie. —Senalo con la cabeza en direccion a la puerta—. ?Ha ido tras Indigo?

—Si. No..., no creo que hubiera podido detenerla...

—Niahrin vacilo unos instantes y anadio—: Incluso aunque hubiera querido hacerlo.

El bardo volvio a asentir.

—Probablemente es lo mejor. —Se produjo una larga pausa— Niahrin... —dijo al cabo—, esto no ha terminado aun, ?verdad?

Era la pregunta que Niahrin habia estado intentando no pensar. Se estremecio, comprendio que Jes habia percibido su escalofrio, y volvio la cabeza.

No —repuso con calma—. No se lo que sucedera, que forma tomara. Pero se adonde ha ido Indigo, y creo comprender ahora que es ese lugar y que tiene el poder de hacer. —Por fin volvio los ojos hacia el—. Esto no ha terminado, Jes. No para Indigo, y tampoco para nosotros.

CAPITULO 21

La luna llena cabalgaba muy alta en el cielo veteada por delgadas nubes que pasaban veloces, y los haces de su luz barrian el paisaje con inconstantes y siempre cambiantes dibujos de negro y plata. El color plata perfilaba las crines y las erguidas orejas del caballo gris oscuro mientras este galopaba, y el retumbar de sus cascos era un trueno ahogado que resonaba en el silencio de la noche. Indigo estaba doblada sobre el cuello de la montura, con la melena suelta, ondeando como un estandarte. Sentia el mordisco del viento en el rostro, el ritmico movimiento de los musculos del animal bajo su cuerpo, y el recuerdo de otro momento, otra epoca, otra cabalgada igual, ardia en sus venas como el fuego. Ella habia sido joven entonces, joven e impetuosa y temeraria; y la cita a la que habia acudido aquel dia terrible habia desencadenado la catastrofe. Pero ahora iba a ser diferente. Ahora, el tiempo del remordimiento y la afliccion habia finalizado, porque esta noche aquella antigua tragedia quedaria borrada y sus consecuencias enmendadas. Esta noche volveria a encontrarse con su destino... y seria un destino muy diferente del que la habia perseguido durante cincuenta anos.

Las lagrimas le resbalaban por el rostro, mientras espoleaba al caballo para que corriera aun mas. Lagrimas por los viejos recuerdos de su familia, sus amigos y todo lo que se habia perdido; lagrimas por ella misma y la carga que habia llevado sobre sus hombros durante medio siglo de vagabundeo. Lagrimas, tambien, por Vinar, a quien habia injustamente enganado sin haber deseado jamas herirlo. Pero, bajo las lagrimas, estaba la alegria de saber que el largo, larguisimo tiempo pasado entre esperanzas, esperas y anhelos tocaba casi a su fin. Su viaje habia terminado. Fenran aguardaba, y ella regresaba a casa.

Frente a ella, muy al sur, un palido resplandor frio brillaba en el horizonte. El corazon de Indigo dio un vuelco, pues sabia que este espectral fantasma era la luz de la luna que se reflejaba sobre las inmensas tierras polares, las tierras donde la nieve jamas se fundia y el mundo estaba hecho de hielo. En lo alto, por encima del hielo, parpadeaban espejismos sobrenaturales en el firmamento; las misteriosas luces de los faros de un pais de suenos, un mundo en el que las pesadillas podian adquirir forma corporea... Pero ya no habria mas pesadillas, porque su punto de destino estaba cerca.

Y creia haber conquistado a su ultimo demonio.

Por fin la vio. Una mancha borrosa de oscuridad en la luz de la luna que brillaba ante ella, una sombra que era mas que una sombra, angulosa y anomala entre los otros contornos mas suaves de las rocas, los matorrales y los guijarros. El caballo cabeceo de repente e intento retroceder, pero ella acorto las riendas y hundio los talones con fuerza en sus ijares, mientras su mente instaba al animal a seguir como si con la sola fuerza de voluntad pudiera darle alas. La sombra fue aproximandose mas y mas; entonces las nubes cruzaron brevemente ante la luna, y de improviso la sombra desaparecio y se encontro cabalgando a ciegas. Aterrorizado por la repentina oscuridad, el caballo lanzo un agudo relincho, y el ritmo del golpear de sus cascos se troco en un chacoloteo caotico cuando el animal giro y se levanto sobre sus cuartos traseros, a punto casi de desmontarla. Aferrandose a las ondulantes crines, Indigo aullo su rabia y frustracion al caballo, al tiempo que luchaba por conseguir dominarlo. Entonces el viento se llevo la nube, y la luna brillo sobre la tierra otra vez... y la Torre de los Pesares se alzo lugubre e inhospita ante ella.

El caballo volvio a levantarse sobre sus cuartos traseros, y las herraduras de hierro levantaron chispas en el petreo suelo cuando las patas delanteras descendieron con un violento impacto. Indigo salio despedida de su lomo, pero no habia soltado las riendas y, nada mas aterrizar, tiro con fuerza del bocado. Por un momento penso que iba a ser pisoteada, pero por fin el caballo se calmo y se quedo quieto, bufando y temblando, la cruz salpicada de sudor. Habia un arbusto no muy lejos, una pobre planta atrofiada pero bien arraigada en el suelo, y, conduciendo al caballo asta alli, ato las riendas a una rama. El corazon le martilleaba con fuerza y el estomago parecia un mar encrespado; sus dedos se mostraron algo torpes con el nudo pero finalmente consiguio hacerlo. Y el caballo quedo relegado al olvido en cuanto se giro para enfrentarse a la culminacion de sus suenos.

Cincuenta anos atras, la Torre de los Pesares se habia alzado intacta en su solitario aislamiento sobre la tundra. Ahora se encontraba en ruinas. El techo habia desaparecido y las paredes se habian desplomado hasta quedar convenidas en irregulares pinaculos rotos que se recortaban claramente contra el cielo. Los escombros cubrian una amplia zona alrededor del pie de la torre, e Indigo empezo a abrirse paso con cuidado por entre los cascotes; ella sabia muy bien como y por que estaban alli. Incluso habia rastros de fuego en algunas de las piedras aplastadas...

Vio la puerta cuando se encontraba a solo doce o quince pasos de las ruinas, y se detuvo mientras nuevos recuerdos regresaban en tropel a su mente. La puerta era un simple rectangulo de madera, tan vieja que casi estaba petrificada. No habia cerradura —lo sabia, y no la busco— pero rastros de oxido indicaban el lugar donde antes habia habido un pestillo de metal, que ahora se habia podrido por completo. Indigo permanecio muy quieta durante unos instantes. Podia oir el debil sonido del caballo mordisqueando el arbusto; luego tambien se escucho un raspar y tintinear del hierro cuando el animal se agito inquieto, pero ella no se volvio.

No tenia mas que abrir la puerta. Solo abrirla, y el estaria alli...

Dio un paso al frente, y estiro la mano...

—?Indigo!

El grito fue tan repentino e inesperado que el corazon de la muchacha parecio ir a saltar de su pecho a causa del sobresalto. Giro en redondo con tal brusquedad que casi perdio el equilibrio cuando un pie patino sobre una piedra, y sus ojos se abrieron de par en par.

Grimya se encontraba a pocos pasos de ella, con la cabeza baja y los ojos brillantes por el reflejo de la luz de la luna.

Grimya... —Una oleada de emociones contrapuestas asalto a Indigo— ?Que estas haciendo? ?Que quieres?

La loba le devolvio la mirada, y ahora sus ojos eran suplicantes.

—No po... podia dejarte ir sola.

Las manos de Indigo se cerraron con fuerza a sus costados.

—?No deberias estar aqui! Esto es algo que debo hacer sola...

—Qui... za lo es. Pero crrrreo que aqui te espera una eleccion, y se cual sera tu eleccion. ?No quiero que elijas eso!

—?Una eleccion? No, Grimya, no hay eleccion. Ninguna.

—La hay. Lo se. He vis... visto, Indigo. He visto lo que habria sido de ti si no hubieras abierto esta puerta hace mucho tiempo. Y se que lo que vi sucedera en realidad, si la vuelves a abrir ahora.

El pulso de Indigo latia con fuerza en sus venas. Se sintio repentinamente confusa, y la confusion engendro

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