conservadora.

Gracie estaba consternada. ?Bobby Tom acababa de dejarla en manos de una peluquera con un gigantesco cardado rubio y maquillada como los Ringling Brothers [13] que le habia dicho que no fuera conservadora cuando la peinara! Intento replicar, pero el le dio un besito rapido en los labios.

– Tengo que ponerme en marcha, carino. Mama vendra a recogerte para ir de compras, asi podras ir eligiendo tu ajuar. Ahora que te permito ponerte guapa otra vez, no puedes negarte a casarte conmigo.

Todas las mujeres estallaron en risas ante la absurda idea que cualquier mujer no aprovechara la oportunidad de casarse con Bobby Tom Denton. El inclino su sombrero para saludarlas y se dirigio a la puerta. A pesar de lo molesta que estaba, se pregunto si era la unica que habia sentido como si la luz del sol se fuera con el.

Seis curiosos pares de ojos se centraron en ella. Ella sonrio debilmente.

– Realmente no soy del tipo gata salvaje. -Se aclaro la voz-. Algunas veces exagera y…

– Sientate, Gracie. Estare contigo en un momento. Por ahi anda el People de este mes para que le eches un vistazo.

Profundamente intimidada por esa persona que tenia el futuro de su pelo en sus manos, Gracie se dejo caer en una silla y agarro la revista. Una de las mujeres de los secadores la miro fijamente a traves de los cristales de sus gafas, y Gracie se preparo para lo inevitable.

– ?Como os conocisteis Bobby Tom y tu?

– ?Cuanto hace que os conoceis?

– ?Cuando pasaste el examen?

Las preguntas caian rapidas e implacables, y no se detuvieron cuando Shirley la llamo a su silla y empezo a trabajar. Como a Gracie no le gustaba mentir, tuvo que cenirse lo mas cerca posible de la verdad, sin pronunciar realmente ninguna mentira ademas de intentar supervisar el dano que le infligian a su pelo. Algo que de todas maneras no podia ver, ya que Shirley mantenia su silla desviada del espejo.

– Esta permanente te queda bien en algunas partes, Gracie, pero en otras esta horrible. Necesitas que te capee el pelo. Me encantan las capas. -Las tijeras de Shirley comenzaron a volar y su mojado pelo rojizo comenzo a caer en todas las direcciones.

Gracie toreo una pregunta sobre la regularidad de su ciclo menstrual mientras se preocupaba por lo que ocurria en su pelo. Si Shirley se lo cortaba de mas, entonces no podria recogerlo en una trenza, la cual, aunque no era precisamente bonita, la hacian parecer pulcra y sencilla.

Un rizo de casi nueve centimetros cayo sobre su regazo y su ansiedad aumento.

– Shirley, yo…

– Janine se encargara del maquillaje. -Shirley senalo con la cabeza a la otra peluquera-. Precisamente comenzo a vender productos de Mary Kay esta semana y esta buscando clientas. Bobby Tom dijo que queria comprarte un lote de cosmeticos para reemplazar todo lo que perdiste en ese terremoto sudamericano cuando protegias al vicepresidente.

Gracie casi se ahogo, luego lucho por contener la risa. El era exasperente, pero tambien divertido.

Shirley conecto el secador e hizo girar la silla hacia el espejo. Gracie jadeo conternada. Parecia una rata mojada.

– Te ensenare a peinartelo tu misma. Fijate en los dedos. -Shirley empezo a revolver entre los mechones de pelo y Gracie vio como los rizos comenzaban a salir disparados de su cabeza. Quiza los pudiera mantener bajo control con una de esas diademas anchas, penso con desesperacion. O quiza, solo deberia comprarse una peluca.

Entonces, tan gradualmente que apenas lo podia creer, algo maravilloso comenzo a ocurrir.

– Asi. -Shirley finalmente dio un paso atras, sus dedos habian hecho magia.

Gracie fijo la vista en su reflejo.

– Oh, madre mia.

– Que lindo. -Shirley sonrio ampliamente al espejo.

Lindo no era la palabra adecuada para eso. El pelo de Gracie era totalmente moderno. Rebelde. Desinhibido. Erotico. Todo lo que Gracie no era y su mano temblo mientras lo tocaba.

Estaba mucho mas corto de a lo que estaba acostumbrada, apenas por la mandibula y se esponjaba por los lados. Pero lejos de ser crespo, caia en ondas suaves y bonitas y los rizos rozaban sus mejillas y orejas. Sus rasgos menudos y sus ojos grises habian dejado de estar marchitos por esa masa de pelo y Gracie estaba encantada con su imagen. ?Era esa realmente ella?

Aun no se habia mirado bien cuando Shirley la paso a Janine y su Mary Kay. Durante la hora siguiente, Gracie aprendio sobre el cuidado de la piel y como la aplicacion de un buen maquillaje ensalzarian su color natural. Sombras ambar, rimmel oscuro y Janine hizo de sus ojos el centro de su cara. Cuando estuvo satisfecha, Gracie tuvo que hacerlo sola. Gracie se aplico el colorete, y el lapiz de labios color coral que Janine le habia dado. Luego se miro el espejo con admiracion, sin apenas creer que la mujer que le devolvia la mirada fuera ella misma.

El maquillaje era sutil y favorecedor. Con su corte de pelo dulce y temerario, los luminosos ojos grises y las largas pestanas negras, estaba mas guapa de lo que nunca habia imaginado: femenina, deseable y si, parecia una gata salvaje. Su corazon latio con fuerza. Ahora parecia diferente. ?Era posible que Bobby Tom la pudiera encontrar atractiva? Tal vez la empezaria a mirar de otra manera. Tal vez…

Refreno sus errantes pensamientos. Eso era exactamente lo que ella se habia prometido a si misma que no haria. Todo el buen hacer del mundo no la transformaria en una de esas espectaculares bellezas con las que Bobby Tom salia, y no se iba a permitir construir castillos en el aire.

Cuando Gracie saco la cartera, Shirley la miro como si hubiera perdido el juicio y le dijo que Bobby Tom se habia encargado de todo. Le cayo como un jarro de agua fria. Habia entrado en la larga lista de personas a las que Bobby Tom daba dinero y se dio cuenta de que la habia anadido a sus obras de caridad.

Deberia haberlo previsto. No la veia como una mujer competente e independiente, sino otro caso perdido mas. Eso dolia. Queria que la considerara su igual y eso no ocurriria si el pagaba sus gastos.

Habia sido facil prometerse que no tomaria nada de el, pero ahora se habia dado cuenta de que en realidad no seria tan facil. El tenia gustos caros y esperaria que ella estuviera acorde con el, ?pero como iba a hacerlo con sus limitados ingresos? Penso en sus ahorros, que eran su unica seguridad. ?Debia gastarlo por sus principios?

No tuvo que pensarlo mas que unos segundos para saber que eso era demasiado importante como para que ella se echara atras. Tenso la mandibula en una linea terca. Por el bien de su alma y de todo en lo que creia, necesitaba ofrecerse a el libremente y de todo corazon. Lo que queria decir que no podia tomar nada de el. Lo dejaria antes de convertirse en otro parasito en su vida.

Suave, pero firmemente, firmo un cheque para pagar y le pidio a Shirley que le devolviera el dinero a Bobby Tom. El gesto la animo. Seria alguien a quien el no compraba ni pagaba.

Suzy llego unos momentos mas tarde. Ella elogio a Gracie desde todos los angulos y fue muy efusiva con sus cumplidos. Solo despues de haber dejado la peluqueria y estar instaladas en el Lexus para ir a comprar ropa, Gracie se dio cuenta de que estaba algo distraida, pero tampoco ella estaba en su mejor momento porque habia pasado una mala noche.

Gracie no habia dormido bien, a pesar de la confortable cama del apartamento de encima del garaje de Bobby Tom. La oscura madera y pintura blanca y azul de las habitaciones hacia evidente que no habia sido decorada por la misma persona que la casa. Aunque las habitaciones eran pequenas, eran mucho mas lujosas de lo que habia supuesto. O de lo que estaba acostumbrada, penso con desilusion mientras anadia otro pellizco mas, en forma de alquiler, a sus dificultades financieras.

El apartamento se distribuia en una salita con una pequena cocina americana con un dormitorio aparte, que daba al mismo patio que el estudio de Bobby Tom. Ambas habitaciones daban al patio trasero y cuando fue incapaz de dormir, se habia levantado, solo para darse cuenta de que no era la unica insomne. Abajo, habia visto la oscilante luz que emitia la tele por la ventana de su estudio.

La brillante luz del sol caia sobre los rasgos de Suzy, haciendo sentir culpable a Gracie de abusar demasiado de ella.

– No tenemos que ir hoy.

– Me apetece mucho.

Su respuesta parecia genuina, asi que Gracie no protesto mas. Al mismo tiempo, penso que necesitaba ser

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