– Pensaba que eras tu quien queria algo de mi.

Su laconica respuesta le indico que no estaba afectado por su obvio desasosiego. Ella parpadeo, decidida a no verter ninguna lagrima, pero no habia dormido adecuadamente desde su primera reunion con el y le resultaba duro recobrar la compostura.

– No quiero que destruyas este pueblo. Se arruinaran demasiadas vidas.

– ?Y exactamente hasta donde estas dispuesta a sacrificarte para que no ocurra?

Escalofrios de temor recorrieron su columna vertebral.

– No tengo nada que sacrificar.

– Si, lo tienes.

La nota dura de su voz la desmorono. Dejando su estrujada servilleta sobre la mesa, se levanto.

– Me gustaria ir a casa ahora.

– ?Me tienes miedo?

– No veo razon alguna para prolongar esta reunion.

El se puso de pie.

– Quiero mostrarte mi rosaleda.

– Prefiero irme.

El empujo hacia atras su silla y se acerco a ella.

– Me gustaria que la veas. Por favor. Creo que la disfrutaras.

Aunque el no subio el volumen de su voz, la orden era inconfundible. Otra vez el iba salirse con la suya y ella no sabia como librarse de la mano firme que la asia del brazo y la conducia hacia la puerta corredera del fondo del comedor. El acciono el pomo de laton. Cuando salio, la noche la envolvio como una sauna fragante. Olio el exuberante perfume de las rosas.

– Es precioso.

El la guio por un camino empedrado que serpenteaba a traves de los macizos de flores.

– Contrate a un arquitecto paisajista de Dallas para disenarlo, pero era un pesado. Acabe terminando por hacerlo yo mismo.

Ella no queria pensar en el plantando un jardin de rosas. Por experiencia propia, los jardineros eran pacificos y nunca lo veria de esa manera.

Habian llegado a un pequeno estanque escondido entre las hierbas altas y el follaje. Era alimentado por una cascada que goteaba sobre piedras trabajadas y una luz indirecta iluminaba peces que nadaba bajo las hojas de los lirios acuaticos. Ella que no la dejaria marchar hasta haberle hecho saber su punto de vista y se sento en uno de los dos bancos de hierro que proporcionaban un lugar de descanso al lado de la senda.

Ella cruzo las manos en su regazo y se preparo.

– ?Que querias decir cuando me preguntaste que sacrificaria?

El tomo asiento en el banco frente a ella y estiro las piernas. Las luces del estanque iluminaron sus pomulos y su nariz afilada, confiriendole un aspecto amenazador que la desconcerto. Su voz, sin embargo, fue tan suave como la noche.

– Queria saber lo comprometida que estabas para que Tecnologias Rosa se quede aqui.

– He vivido en este pueblo toda mi vida, y haria cualquier cosa para impedir que muera. Pero soy solo la presidenta de la Junta de Educacion; No tengo ningun tipo de poder en el condado.

– No me interesa el poder que puedas tener en el condado. No es eso lo que quiero de ti.

– ?Entonces que?

– Tal vez quiera lo que no pude tener hace tantos anos, cuando no era mas que el bastardo de Trudy Sawyer.

Ella fue consciente del caer de la cascada, del zumbido distante del aire acondicionado que enfriaba la casa y esos ruidos tranquilos hicieron que sus palabras parecieran mas ominosas.

– No se lo que quieres decir.

– Tal vez quiero a la chica mas bonita de segundo de bachillerato.

El temor la invadio y la noche los envolvio repentinamente llena de peligro.

– ?Que quieres decir?

El apoyo el codo en el respaldo del banco y cruzo los tobillos. A pesar de su postura relajada, ella se sintio arrolladoramente observada y eso la asusto.

– He decidido que necesito pareja, pero estoy demasiado ocupado con Tecnologias Rosa para perder tiempo buscandola. Quiero que seas tu.

Su boca estaba tan seca que sentia la lengua hinchada.

– ?Pareja?

– Necesito alguien con quien asistir a los actos sociales, alguien que me acompane en los viajes y haga de anfitriona cuando organice algo.

– Pensaba que tenias pareja. He oido que te ves a menudo con alguien de Dallas.

– Me he visto con un monton de mujeres los ultimos anos. Ando buscando algo diferente. Algo mas cercano, mas hogareno. -Lo dijo tan serenamente como si estuviera discutiendo una transaccion comercial, pero habia algo en el, una especie de alerta que le decia que el no era tan indiferente como fingia-. Cada uno tendria su vida, pero tu… -hizo una pausa y ella sintio como si sus ojos la taladraran- tu estarias disponible para mi, Suzy.

La manera en que estiro la palabra, la pasmo.

– ?Disponible? Way, no es… eso suena como si…, si… -No podia disimular su horror-. ?No me voy a acostar contigo!

Por un momento el no dijo nada.

– ?De veras lo odiarias?

Ella se levanto de un salto.

– ?Estas chiflado! No puedo creer que sugieras eso. No estas hablando de una pareja ?Hablas de una amante!

El levanto una ceja, y ella penso que nunca habia visto un hombre tan frio, tan completamente carente de sentimientos.

– ?Lo hago? No recuerdo haber usado esa palabra.

– ?Deja de jugar conmigo!

– Se que tienes tu vida, y no espero que la dejes, pero si alguna vez necesito que estes conmigo, me gustaria que hicieras una concesion.

La sangre zumbo en sus oidos y su voz parecio llegar de muy lejos.

– ?Por que me estas haciendo esto?

– ?Haciendo que?

– ?Chantajeandome! ?No se dice asi? ?Si me acuesto contigo, entonces mantendras Tecnologias Rosa en Telarosa? ?Si no lo hago trasladaras la compania? -El no dijo nada y ella no pudo reprimir la burbuja de histeria que la invadia-. ?Tengo cincuenta y dos anos! Si estas buscando una amante, por que no haces lo que los demas hombres de tu edad y buscas a alguien mas joven.

– Las jovenes no me interesan.

Ella le dio la espalda, clavandose las unas en las palmas de las manos.

– ?Me odias tanto?

– No te odio en absoluto.

– Se lo que estas haciendo. Estas teniendo algun tipo de vendetta con treinta anos de retraso.

– Mi vendetta es con el pueblo, no contigo.

– Pero soy yo la que sufrira el castigo.

– Si es asi como lo ves, no tratare de hacerte cambiar de idea.

– No lo hare.

– Entiendo.

Ella se giro.

– No me puedes obligar.

– Nunca te obligaria. Es tu decision.

La falta de emocion en sus palabras la asusto mas de lo que lo haria un arrebato de colera. Estaba loco, penso

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