– ?Estas seguro de que el busca que me diste funciona, Bobby Tom?
Gracie sabia que Natalie estaba nerviosa por la primera separacion de Elvis, a pesar de que confiaba en Terry Jo, que se habia convertido en su ninera irregularmente. Durante toda la semana, habia ido extrayendose leche y congelandola para tenerla preparada para ese dia.
– Lo probe yo mismo -dijo Bobby Tom-. Si Terry Jo tiene cualquier problema con Elvis, te llamara de inmediato.
Anton se lo agradecio por tercera vez.
A partir de esa manana, Bobby Tom todavia se quejaria mas de lo duro que era para el mirar al marido de Natalie despues de todo lo que Natalie y el habian estado haciendo a sus espaldas. Natalie podia no tener ninguna dificultad para las escenas de amor, pero Bobby Tom no era un profesional y sentia que violaba de alguna manera su personal codigo de honor.
A pesar del inconsistente trasfondo urbano, Gracie disfruto de la excursion al Alamo. Junto a docenas de turistas, escucho atentamente como el guia relataba los dramaticos trece dias que llevaron a la independencia de Texas y sintio que sus ojos se empanaban al final.
Bobby Tom la observo con diversion mientras se los secaba suavemente con un kleenex.
– Para ser una yanqui que no sabe quien es George Strait ni Waylon Jennings, has tenido una actitud muy correcta.
– ?Oh, Anton, Mira! ?El rifle de Davy Crockett!
Gracie sintio una punzada de envidia al mirar como Natalie reclamaba la atencion de su marido hacia los contenidos de una gran urna de cristal. Su intimidad era evidente en cada roce que intercambiaban, en cada mirada. Natalie habia podido atravesar la fea fachada exterior de su marido hasta llegar al hombre que habia debajo. ?Seria posible que Bobby Tom pudiera hacer eso con ella algun dia?
Se obligo a no seguir con esa fantasia. No tenia necesidad de torturarse con lo imposible.
Despues de la visita al Alamo, caminaron por
Despues, pararon en el restaurante mas conocido del
Bobby Tom acababa de tomar una cucharada del postre de Gracie, un crepe dulce de crema al whiskey, cuando ella sintio que se ponia tenso. Siguio la direccion de sus ojos hacia la calada escalera metalica que conducia a la planta de arriba del restaurante para ver como Suzy Denton bajaba los escalones.
Way Sawyer descendia justo detras de ella.
capitulo 19
Natalie, que volvia a la mesa despues de su tercera llamada telefonica para preguntar por Elvis, vio a Way Sawyer y Suzy en las escaleras.
– Bobby Tom, ?no es esa tu madre? ?Quien es ese hombreton que esta con ella?
– Cuidadito,
– Se llama Way Sawyer -dijo Bobby Tom tensamente.
En ese momento Suzy diviso a su hijo, y se quedo petrificada. Parecia como si quisiera escapar, pero como era imposible, se dirigio hacia la mesa con obvia renuencia. Way la siguio educadamente.
Cuando llego a su altura, su boca se curvo en una quebradiza sonrisa.
– Hola.
Todos, salvo Bobby Tom, le devolvieron el saludo.
– Observo que el bebe y tu lograsteis volver al pueblo sin contratiempos -dijo Way dirigiendose a Gracie.
– Pues si. Fue muy amable por su parte detenerse.
Bobby Tom la observo fijamente, preguntando con la mirada. Ella lo ignoro y aclaro para Natalie y Anton como se habian conocido Way y ella. Ademas los presento, ya que Bobby Tom no parecia inclinado a hacerlo.
La tension entre madre e hijo era tan patente que Gracie casi podia sentir el aire vibrando a su alrededor. Way comenzo a explicar con una voz que sono evasiva:
– Tengo un apartamento no demasiado lejos. Cuando llegue para comer, vi a la Sra. Denton sola y la persuadi para que me permitiera hacerlo con ella, pero ahora tengo que volver a mis asuntos. -Mirandola, tomo su mano y la estrecho-. Me alegra haber disfrutado de su compania, Sra. Denton. Un saludo para todos. -Con una inclinacion de cabeza, dejo el restaurante.
Gracie rara vez habia oido una disculpa menos convincente. Se dio cuenta de que la mirada de Suzy seguia a Way entre las mesas hacia la puerta.
Ya que Bobby Tom se mantenia en silencio, fue Gracie la que invito a Suzy a unirse a ellos.
– Acabamos de pedir el postre, ?por que no le pedimos al camarero otra silla?
– Oh, no. No, gracias. Tengo… que irme.
Bobby Tom hablo finalmente.
– Es un poco tarde para que conduzcas hasta casa esta noche.
– No voy a volver a casa. Voy con una amiga a ver la sinfonica en el
– ?Que amiga?
Gracie casi podia ver como Suzy se resquebrajaba bajo el desagrado de Bobby Tom y se puso furiosa con el por intimidarla. Si su madre queria verse con Way Sawyer, era asunto de ella y no de el. Suzy se lo deberia de decir. Pero en ese momento, Suzy parecia una nina y Bobby Tom habia adoptado el papel de padre intransigente.
– Nadie que conozcas. -Suzy se paso la mano por el pelo-. Bueno, adios a todos, disfrutad del postre. - Rapidamente dejo el restaurante, girando a la izquierda al llegar a la acera; en direccion opuesta a Way Sawyer.
A Suzy le latia con fuerza el corazon que golpeaba incesante contra sus costillas. Se sentia como si la acabaran de atrapar cometiendo adulterio y supo que Bobby Tom jamas la perdonaria. Apuro el paso sobre la acera, cruzandose ciegamente con las parejas que paseaban o los grupos de turistas japoneses. Los tacones de sus zapatos negros repiqueteaban con un ritmo frenetico sobre el asfalto. Habia pasado casi un mes desde esa noche ilicita que habia pasado con Way y nada habia sido lo mismo desde entonces.
Recordo lo tierno que habia sido con ella a la manana siguiente, a pesar de su silenciosa actitud condenatoria. Cuando iban para el campo de golf, le habia dicho que nunca la tocaria otra vez, pero que le gustaria seguir viendola. Ella se habia comportado como si no tuviera ningun tipo de alternativa -como si fuera a cerrar
Al final, habia continuado viendole. Como no habia contacto fisico entre ellos, se dijo a si misma que no era una traicion, no hacia dano a nadie. Y como no podria encarar la verdad, fingio ante si misma que iba con el contra su voluntad. Mientras jugaban al golf, hablaron de sus jardines y de como entretener a sus companeros de trabajo, aunque ella se recordaba asi misma que era un rehen renuente y que el destino de Telarosa descansaba sobre sus hombros. Y que como el se preocupaba por ella la habia dejado en paz.
Pero lo que acababa de pasar, ponia fin a toda esa charada. En un instante, el fragil mundo de ilusion que habia