– ?Un cumplido? ?De tu boca? Lo dudo. Conseguirias que me quedara en silencio si pudiera salir uno de tus labios.

– Bueno, si esa es la unica manera de que te calles, lo intentare. Tienes bastantes curvas.

– Vaya, gracias. ?Atraes a muchas mujeres con frases como esa?

– Lo decia como un cumplido, -dijo entre dientes. No sabia si estaba mas enfadado porque ella se lo hubiera tomado a broma o por haber quedado como un idiota.

– Ah. Ya. Gracias. Supongo -se miro el pie-. Deberia ponerme un poco de hielo.

– Hielo. Si. Buena idea. Algo helado es lo que yo, quiero decir, tu, necesitas.

Ella se abrazo y dijo:

– Aunque no se como voy a soportar el hielo. Ya estoy congelada -empezo a tiritar.

Al ver que ella se disponia a bajar del mostrador, el dijo:

– Quedate ahi. Ire a por el hielo. Pero primero, ?me dejas que le eche un vistazo?

Nada mas pronunciarlas, se arrepintio de sus palabras. Mirarle el tobillo significaba estar cerca de ella y tocarla. Y eso era lo ultimo que queria hacer. Sin embargo, al cabo de un instante estaba a su lado.

– ?Puedo?

Ella apoyo las manos en el mostrador y se inclino hacia delante, ofreciendole una vista generosa de su escote.

– Nunca imagine que fueras un chico tan educado como para pedir permiso antes de tocar.

– Supongo que hay muchas cosas que no sabes sobre mi. ?Vas a permitir que te eche un vistazo o vamos a quedarnos aqui hasta que nos congelemos?

Ella lo miro a los ojos y levanto el pie para apoyarlo contra su vientre. El respiro hondo al ver el reto que le ofrecia su mirada.

– Por supuesto. Mira lo que quieras.

El le sujeto el tobillo con cuidado y presiono sobre su piel mojada. Al mismo tiempo, trato de controlar su libido.

– ?Y que sabe un gerente acerca de tobillos lesionados? -pregunto ella.

– Durante varios veranos trabaje como monitor de campamento y como socorrista. Ha pasado mucho tiempo, pero recuerdo lo basico -le roto el tobillo con cuidado-. ?Te duele?

– No.

El sentia el peso de su mirada mientras continuaba manipulandole el tobillo. Un tobillo precioso que deberia soltar.

Pero en lugar de soltarlo, levanto la vista y vio que ella lo estaba mirando. Se quedo quieto.

– ?Y bien? -susurro Lacey.

– ?Bien que?

– ?Cual es el veredicto?

«Soy culpable por sentir un fuerte deseo a causa de una enajenacion mental transitoria».

Al ver que el permanecia en silencio, Lacey insistio.

– ?Mi tobillo?

– Esta bien -dijo el, volviendo a la realidad. Trato de soltarla, pero comenzo a masajearle la parte interna del pie-. No hace falta que llamemos al cirujano.

– Eso es… -doblo el tobillo en la mano de Evan-. Oooh. ?Que gusto! -cerro los ojos y suspiro con un medio gemido, provocando que Evan se excitara de nuevo-. ?Que gozada! -despues de gemir otra vez, abrio los ojos.

Evan se quedo paralizado al ver la inconfundible excitacion que habia en su mirada.

– Evan… Creo que deberiamos quitarnos la ropa.

Capitulo 5

Lacey sintio que se quedaba sin respiracion al ver el fuego que reflejaba la mirada de Evan despues de oir sus palabras. Era evidente que era lo que provocaba esa ardiente mirada.

La excitacion.

Sintio que el deseo se apoderaba de ella, una fuerte sensacion como la que habia tratado de contener desde el momento en que el la agarro de la mano para cruzar el cesped. Sin duda, Evan Sawyer habia captado su atencion.

Y ella habia hecho un gran trabajo para controlar su libido, sobre todo despues de apreciar lo increible que era tenerlo tumbado encima de su cuerpo. Y lo delicioso que era sentir sus fuertes manos masajeandole el tobillo. Pero si seguia mirandola de esa manera, como si ella fuera un cuenco de nata y el fuera un gato hambriento, no podria contenerse mas.

– ?Quitarnos la ropa? -repitio el con un tono que hacia que cualquiera imaginara unos cuerpos entrelazados entre sabanas arrugadas-. Pero Lacey… Si todavia no nos hemos besado.

Al oir que aquellos maravillosos labios pronunciaban su nombre en un susurro, una ola de calor la invadio por dentro. Ella abrio la boca para decirle que se referia a que debian ponerse ropa seca, pero sus palabras se ahogaron en un gemido de placer cuando el le levanto el pie y la beso en la parte interna del tobillo.

El fuego recorrio su cuerpo. Su boca era algo pecaminoso que le provocaba un intenso placer. El le solto el tobillo despacio y se coloco entre sus piernas. Introdujo los dedos en su cabello mojado e inclino la cabeza. Ella separo los labios para recibirlo.

Cuando sus bocas se encontraron, Lacey sintio que se derretia por dentro. «Cielos», penso. Aquel hombre sabia como besar. Y cuando comenzo a explorar el interior de la boca de Evan con la lengua, noto que se le aceleraba el corazon. Llevo las manos hasta el torso masculino y le acaricio los hombros. Despues, su cabello mojado y sedoso. Era como si el deseo hubiese detenido el tiempo. Como si cada latido de su corazon deseara gritar la palabra mas. Tocar mas. Saborear mas. Sentir mas. Desear mas.

Enseguida, el levanto la cabeza. Lacey protesto y abrio los ojos. Evan la miraba como si nunca la hubiera visto antes. Tenia el cabello alborotado y respiraba con dificultad.

– ?Guau! -dijo ella, despues de tragar saliva.

El pestaneo varias veces, como si estuviera en trance. Lacey sabia muy bien como se sentia. Tras aclarar su garganta, comento:

– Si. ?Guau!

– ?Que diablos ha sido eso?

– ?Aparte de algo impresionante? No estoy seguro -se acerco a ella y la beso detras de la oreja-. Creo que deberiamos repetirlo para descubrirlo.

Jugueteo con la lengua sobre el lobulo de su oreja y ella se estremecio. Aquella manera de reaccionar no era la adecuada. No podia ser que un beso y unas caricias con la lengua la hicieran sentir como si fuera un cohete a punto de estallar. Aprovechando un momento de lucidez, coloco las manos sobre su torso y lo empujo una poco hacia atras.

– No tan deprisa -le dijo. Necesitaba pensar un par de minutos

Apoyando las manos en el mostrador, bajo al suelo y se separo de el. Al instante, echo de menos el calor de sus manos sobre la piel. Por eso era necesario que pusiera un poco de distancia entre los dos, al menos, hasta que dejara de darle vueltas la cabeza. Tras sacudir el tobillo un par de veces y ver que no sentia dolor, camino unos pasos.

– Creo que deberiamos concentrarnos en hacer lo que hemos venido a hacer.

– ?Te refieres a llamar al servicio de asistencia en carretera?

– Exacto.

– No fui yo quien sugirio que nos quitaramos la ropa.

– Me referia a que queria quitarme la ropa mojada -dijo ella, orgullosa por haber conseguido hablar con frialdad-. Tengo frio y estoy incomoda -o al menos, habia sentido frio unos minutos antes-. ?Tu no?

– ?Frio? No. De hecho, siento todo lo contrario, y es culpa tuya, por cierto. ?Y de veras crees que desnudandonos estaremos mas comodos?

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