mascotas ajenas.

– Supongo que tiene razon, aunque, en mi defensa, debo alegar que mio es solo el nombre de Botas y el de mi perro. Los demas animales ya me llegaron con el nombre puesto.

– Sabe muy bien que podria haberselos cambiado.

– ?Le gustaria que alguien le cambiara el nombre?

– No, aunque no soy ningun animal de granja.

Nathan se llevo el indice a los labios.

– Chist. Ellos no saben que son animales de granja -dijo con un susurro a todas luces exagerado-. Creen que son dignatarios reales de visita.

Victoria intento contener una sonrisa ante semejante bobada.

– Reconozco que entiendo su postura. Yo soy propiedad de Ranunculo. Es ella la que me permite vivir en su casa.

– Si, lo mismo ocurrio con Botas en cuando la lleve a casa. Se instalo enseguida y se adueno de mi sillon favorito. Alguien me dijo una vez que los perros tienen duenos y que los gatos tienen…

– Sirvientes -concluyo Victoria entre risas-. Totalmente cierto. ?Botas fue un regalo?

– Un paciente me ofrecio como pago un cachorro de la ultima carnada de su gata. Aunque observe detenidamente al grupo entero, supe enseguida que esta pequena diablilla era la elegida.

Victoria bajo los ojos para mirar a Botas.

– No me sorprende que haya sido un amor a primera vista. Es un encanto. Me recuerda a mi Ranunculo.

– ?Ranunculo es blanca y negra?

– Oh, no. Es atigrada, aunque tiene el pelo de color dorado.

– Ah, ya. Entiendo ahora que pueda recordarle a Botas. El parecido es cuando menos sorprendente.

Victoria no pudo evitar la risa ante el tono mordaz empleado por Nathan.

– Me referia a que a Ranunculo le encanta que la tengan cogida asi, y se queda dormida minutos despues de que empiece a rascarle detras de las orejas.

– Eso es algo con lo que disfrutan muchos animales, porque para ellos es un punto de dificil acceso.

– Digame, doctor Oliver, ?por que era El gato con botas su cuento favorito?

– Como usted, tambien yo admiraba en gran mesura la inteligencia del gato. Mi parte favorita era cuando este convence a su dueno para que se bane en el rio y le esconde la ropa bajo la roca y le cuenta al rey no solo que su dueno se esta ahogando, sino que unos ladrones le han robado la ropa.

Victoria se rio entre dientes.

– Menudo espectaculo para el rey y para su hija.

– Sin duda. Y una forma inteligente de cerciorarse de que la andrajosa ropa de su dueno no fuera vista por los hombres del rey. Aunque siempre me he preguntado si la princesa se enamoro del dueno del gato porque estaba muy guapo con los ricos ropajes que el padre de ella le habia prestado… o porque le habia visto desnudo. Victoria intento contener una carcajada, pero no lo logro del todo. Levanto la mirada hacia el y vio en sus ojos un destello de picardia. Antes de que pudiera ocurrirsele una respuesta adecuada, Nathan dijo:

– Y siempre me he sentido muy identificado con la moraleja de la historia.

Victoria se quedo unos segundos pensativa y luego cito:

– «Aunque recibir una cuantiosa herencia encierra una gran ventaja, la diligencia y la ingenuidad valen mas que la riqueza adquirida de los demas.»

Nathan parecio un tanto sorprendido ante la recitacion de Victoria y no tardo en asentir.

– Ademas, encajaba a la perfeccion con mi condicion de segundon -murmuro-. Esas palabras me resultaban… inspiradoras.

Una extrana sensacion, que no consiguio identificar, recorrio a Victoria. Antes de que pudiera definirla, Nathan anadio:

– Reconozco, sin embargo, que la otra moraleja me resulta muy superficial: que la ropa, el aspecto y la juventud desempenan un papel importante en los asuntos del corazon.

– Superficial, puede ser -concedio Victoria-, aunque cierta. Estoy convencida de que forma parte de la naturaleza humana sentirnos atraidos por aquello que es bello. A fin de cuentas, no solo el dueno de la ropa era decididamente apuesto, sino que la princesa aparece descrita como la joven mas hermosa de mundo.

– Cierto. Aun asi, la belleza esta en el ojo de quien mira. ?Se habria enamorado la princesa del apuesto heroe si le hubiera visto con su ropa de hombre pobre?

– No lo se. -Un diablo interno la empujo a anadir-: Aunque si su teoria es cierta, la princesa se enamoro de el porque lo vio desnudo.

Nathan rio.

– Si, y eso plantea la siguiente pregunta: Si nos deshicieramos de toda la impedimenta que proporcionan riqueza y privilegio, dejando solamente expuesta a la autentica persona, ?seguiria siendo amada esa persona? ?Admirada? ?Solicitada? No lo creo.

– Una vision muy cinica.

– No, simplemente realista. Tomese usted misma como ejemplo, lady Victoria. Su padre esta actualmente estudiando ofertas no de uno, sino de dos barones. Si cualquiera de ellos quedara de pronto desprovisto de su riqueza, posicion y titulo, ?seguiria planteandose la posibilidad de casarse con el?

El desafio que asomo a su mirada era inconfundible, y una fisura de irritacion serpenteo por el cuerpo de Victoria.

– Escuchandole, cualquiera diria que hay algo malo en que una mujer desee hacer un buen matrimonio.

– En absoluto. Simplemente estoy desafiando la definicion de «buen matrimonio». ?Tiene mas que ver con el titulo, con la riqueza y con la posicion del candidato o con su caracter, honor e integridad?

– Sin duda esas cosas no son autoexcluyentes. Se puede poseer un titulo y patrimonio y aun asi ser una persona honorable e integra.

– En efecto. Pero si tuviera que escoger entre lo uno o lo otro… interesante dilema. En mi opinion, si la princesa de cuento mas hermosa del mundo hubiera visto al dueno del gato con sus harapos y no la hubieran enganado para convencerla de que era un hombre rico, jamas habria reparado en el.

– Resulta dificil culpar a una princesa por ello.

– Supongo que si. Aun asi, es el aspecto externo del dueno del gato de lo que ella se enamoro… y no del hombre en si. De ello se desprende que el cuento no hace sino probar que las apariencias desempenan un papel importante en las cuestiones del corazon.

Habia algo en su tono que avivo la curiosidad de Victoria, quien de pronto se pregunto si habria alguna mujer que era duena del corazon de Nathan. La idea la inquieto de un modo que fue incapaz de definir. Un ceno se dibujo entre sus cejas. Si el doctor estaba comprometido con alguien, eso podria arruinar sus planes.

– Entiendo que eso significa que cuando escoja esposa lo hara con una venda en los ojos -apunto alegremente, observandole con atencion-. ?O acaso ya ha elegido a alguien?

Nathan nego con la cabeza y sonrio.

– Nada de venda en los ojos… podria muy bien elegir una maceta de gardenias, creyendo que la dama en cuestion olia bien y se mostraba encantadoramente reservada. Y no, no he elegido esposa. Ni siquiera se si me casare algun dia. Dado que no soy el primogenito ni que tampoco tengo necesidad de encontrar a una heredera que me ayude a pagar deudas de juego o cosas semejantes, no tengo razon para casarme… salvo por amor.

A pesar del alivio que sintio al ser conocedora de su estatus de soltero, Victoria arqueo las cejas.

– ?Por amor? Jamas habria creido que los espias fueran tan… sentimentales.

– No se de donde saca usted esas ideas sobre los espias, lady Victoria. ?De sus torridas novelas, quiza? Mi razon tiene tanto que ver con la logica como con el sentimiento. Puesto que no tengo necesidad de dar un heredero al apellido ni de engrosar las arcas de la familia, ?por que iba a plantearme empenar mi vida a una mujer a menos que la amara?

– Que… anticuado.

– En los elevados circulos que usted frecuenta, si, estoy seguro de que lo es. Aun asi, es practica bastante comun cuando nos apartamos del brillo de las clases altas. Ademas, me traen sin cuidado los dictados de la moda. Nunca me han importado. Jamas permitire que las caprichosas reglas de la sociedad dicten con quien paso el resto de mi vida. -Nego con la cabeza-. De hecho, compadezco a Colin por verse sometido a las responsabilidades maritales que le impone su condicion de heredero. Yo disfruto de libertades que el jamas conocera.

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