– Creame, nadie se sorprendio mas que yo. En realidad, la iniciativa es de Samuel, pero cuando trajo a casa su primer hallazgo, una gata negra, hambrienta y enferma que habia perdido un ojo, no pude negarme. Guinos se recupero totalmente y ahora es un miembro honorifico de la casa.
Carolyn sonrio al oir el nombre de la gata.
– Vi a Guinos en el vestibulo cuando llegue.
– Si la vio es porque ronda por la casa de noche. De dia lo unico que hace es dormir frente a la chimenea.
El afecto que reflejaba su voz contradijo sus palabras de protesta.
– Sea como sea, no muchos caballeros ayudarian a sus criados de esta forma. Ni les permitirian llevar a la casa un animal callejero tras otro.
– Me temo que en eso tengo poca eleccion, pues la necesidad de ayudar a los menos afortunados esta muy arraigada en la naturaleza de Samuel.
– Es evidente. Sin duda se trata de una cualidad admirable. Resultado, seguramente, de la amabilidad que mostro usted hacia el.
Lord Surbrooke se detuvo al final del pasillo y se volvio hacia Carolyn.
– Esta claro que Samuel le conto a Katie…
– Y ella me lo conto a mi, si.
El se encogio de hombros.
– No hice nada que cualquier otra persona no habria hecho.
Carolyn enarco las cejas. Seguro que el no creia de verdad lo que acababa de decir.
– Al contrario, creo que la mayoria de las personas habrian dejado a quien habia intentado robarles justo donde se desmayo. O habrian llamado a las autoridades. Usted le salvo la vida.
– Solo le ofreci una alternativa y el fue listo y eligio con sabiduria.
– Una alternativa muy generosa despues de que, altruisticamente, le salvara la vida.
El volvio a encogerse de hombros.
– Casualmente necesitaba un criado.
?Por que insistia en restarle importancia a lo que habia hecho? Carolyn considero la posibilidad de preguntarselo, pero, al final, decidio no hacerlo. De momento. Aunque no podia negar que se sentia sorprendida e intrigada al mismo tiempo por aquella imprevista modestia suya, y tambien por todos los aspectos inesperados que habia averiguado acerca de el aquella noche. Aquel hombre estaba lleno de sorpresas.
El senalo un rincon con un gesto de la cabeza.
– ?Quiere sentarse?
Carolyn alargo el cuello y en el rincon vio un sofa forrado de seda bordada que estaba rodeado de palmitos altos y frondosos plantados en macetas de porcelana. Un haz de luz lunar envolvia la zona con un destello plateado que le daba un aire casi magico. Incapaz de resistirse a aquel rincon encantador, Carolyn asintio y murmuro:
– Gracias.
Cuando se sentaron, ella echo la cabeza hacia atras y exhalo un suspiro de admiracion al ver las estrellas que titilaban en lo alto.
– Parece un trocito de cielo interior.
– Estoy totalmente de acuerdo.
Ella enderezo la cabeza y vio que el la estaba mirando. Sentado en un extremo del sofa, con los hombros bajos, los dedos ligeramente entrelazados sobre su plano estomago y sus largas piernas estiradas y cruzadas, en actitud informal, por los tobillos, parecia la relajacion personificada. Algo que a Carolyn le resulto bastante irritante, pues ella se sentia muy… poco relajada.
Esperando sonar tan despreocupada como el parecia estarlo, Carolyn le pregunto:
– ?Pretende quedarse con todos los animales que Samuel rescate?
– Hasta ahora lo he hecho, pero dada la rapidez con la que aumenta su numero, supongo que tendre que pensar en la posibilidad de que otras personas los adopten. Siempre que me aseguren que cuidaran bien de ellos.
– ?Nunca le ha pedido a Samuel que pare?
– No. Y tampoco tengo la intencion do hacerlo. Samuel tiene una mano con los animales que no habia visto nunca antes en ninguna otra persona. Seria un veterinario excelente. He pensado ofrecerle la posibilidad de que vaya a la escuela.
Carolyn ni siquiera intento ocultar su sorpresa.
– ?Enviaria a su criado a la escuela?
– Si el quiere ir… Tiene autentico talento. Y una gran dedicacion.
– Eso seria muy generoso por su parte.
– No tanto como usted cree. Tengo un motivo oculto.
– ?Y cual es?
Un toque de malicia brillo en sus ojos.
– Siempre he querido tener un protegido. Esta muy de moda, ?sabe? Claro que ahora que Samuel se dedica a recoger a algo mas que animales tendre que ampliar nuestra empresa y crear algun tipo de agencia de empleo.
Carolyn lo examino y sacudio la cabeza interiormente. Ella siempre se habia considerado muy aguda juzgando el caracter de los demas; sin embargo, en este caso no parecia haber acertado demasiado. En realidad, el siempre le habia caido bien. Lo encontro agradable y encantador desde el momento en que lo conocio. Pero nunca habia considerado que fuera mas de lo que aparentaba ser: un granuja muy atractivo.
Evidentemente se habia equivocado mucho. Y eso le resultaba muy inquietante. Ya le habia costado resistirse a el cuando creia que no era nada mas que un hombre atractivo, pero ahora… Ahora habia cosas en el dignas de ser admiradas… aparte de su encanto y su aspecto agradable. Cosas nobles. Y eso constituia una atraccion que ella sabia que le resultaria mucho mas dificil de resistir, y que la llevaba a otra pregunta.
?Realmente queria resistirse?
Su voz interior contesto que no con tanta rapidez, tanto enfasis y tanta potencia que casi tuvo la impresion de que lo habia dicho en voz alta.
– ?No, que? -pregunto lord Surbrooke con una mirada intrigada.
?Santo ciclo, lo habia dicho en voz alta!
– Nada -contesto ella, y enseguida anadio-: recuerdo que usted me comento que no le gustaba compartir. Sin embargo, sus acciones contradicen sus palabras, lord Surbrooke.
– Daniel… mi extremadamente encantadora, muy querida, sumamente talentosa, enormemente divertida, extraordinariamente inteligente, poseedora de los labios mas apetecibles que he visto nunca y de una excelente memoria, lady Wingate. -Lord Surbrooke exhalo un soplido exagerado-. Esto se esta volviendo larguisimo, ?sabe? ?Podria librarme de este sufrimiento?
Ella simulo no haberle oido decir «labios apetecibles».
– ?Y perderme lo que se inventara a continuacion? No, gracias.
– Vaya, mi mala suerte de costumbre… En cuanto a mi afirmacion de que no me gusta compartir, supongo que deberia aclararla. Depende de lo que vaya a compartir. -Su brillante mirada parecio atravesar el vestido de Carolyn y abrasarle la piel-. Y con quien.
Estas breves palabras vertieron sobre Carolyn una avalancha de imagenes. Imagenes de el y de ella compartiendo. Besos acalorados. Caricias sensuales. Sus cuerpos…
Una miriada de deseos, necesidades y emociones la invadio confundiendola y dejandola nerviosa y completamente muda. Se humedecio los labios, pues, de repente, se le habian secado y entonces se quedo paralizada al ver que el contemplaba su gesto con interes.
Tuvo que tragar dos veces para que le saliera la voz.
– Samuel tiene suerte de haberlo encontrado.
– De hecho, el afortunado soy yo. -Daniel titubeo, como si dudara sobre si continuar o no y, al final, declaro-: Antes de que empezara a trabajar para mi, mi vida era… insatisfactoria. Los empenos caritativos de Samuel me han proporcionado algo valioso y productivo que hacer. Ayudarlo hace que me sienta util. Y me ha hecho ser consciente de la fria y cruda realidad acerca de la impresionante cantidad de animales y de personas que