– Exacto. Quiero asegurarme de que todo ha ido bien con Samuel y que la cocinera y la doncella se han hecho cargo de Katie. Despues os acompanare a ti y a Gertrude a tu casa. -Miro a Carolyn directamente a los ojos-. Y, aunque me encantaria seguir con esto aqui y ahora, quiero que dispongas de tiempo para pensar. Que asientes las cosas en tu mente. No quiero que tengas dudas.

– ?No tienes miedo de que, despues de reflexionar, cambie de idea?

El le apreto la mano.

– «Miedo» es una palabra demasiado suave para el terror que me inspira esa posibilidad. Carolyn, el deseo que hay entre nosotros es el mas potente que he experimentado nunca. Se que estar juntos seria extraordinario, pero solo si esta decision no esta empanada por el arrepentimiento.

– Yo no me arrepiento de lo que hemos compartido esta noche.

– Estupendo. Solo quiero asegurarme de que te sientes igual por la manana. -Rozo los labios de Carolyn con los suyos y siguio por la curva de su mandibula-. Y como tengo una fe ciega en que lo haras… ?Estas libre manana a mediodia?

Con el cuerpo de Daniel presionado contra el de ella y la distraccion que le causaban sus besos y mordisqueos, a Carolyn le resulto imposible recordar si tenia algun plan al dia siguiente, pero, si lo tenia, fuera lo que fuese, lo anularia.

– Si.

– Estupendo. Planeare una sorpresa.

– ?Y si no me gustan las sorpresas?

– Esta te gustara. Te lo prometo.

Un escalofrio de anticipacion recorrio el cuerpo de Carolyn. Despues de un ultimo y prolongado beso, Daniel se separo de ella, coloco la mano de Carolyn en el hueco de su codo y la condujo por el pasillo hasta el vestibulo, donde encontraron a Samuel. El criado caminaba con impaciencia de un lado a otro de la habitacion y, al verlos, se detuvo.

– La cocinera esta preparando un caldo -informo sin mas preambulos-. Y Mary esta con Katie y Gertrude.

– ?Como esta Katie? -pregunto Daniel.

– Esta durmiendo. Gertrude dice que, aparte d' estar cansada y dolorida, s' encuentra bien. Si a lady Wingate no le importa, Gertrude s' ha ofrecido a quedarse hasta que Katie se despierte, para que no s' asuste al ver a una desconocida. -Miro a Carolyn-. Su Gertrude es muy amable, milady.

– ?Te va bien que se quede? -pregunto Daniel a Carolyn.

– Si, desde luego.

– Samuel la acompanara a tu casa cuando Katie se despierte. -Se volvio hacia Samuel-. Yo me voy ahora a acompanar a lady Wingate a su casa. Manana tiene un dia muy ajetreado y necesita descansar.

Al oir las palabras, aparentemente inocentes de Daniel, el rubor cubrio las mejillas de Carolyn. Enseguida se despidio de Samuel, quien le tendio su chal de cachemira y le agradecio haber ayudado a Katie.

– Ha sido un placer, Samuel -contesto ella con una sonrisa-. Y Katie tiene suerte de que la encontraras.

Carolyn y Daniel salieron de la casa. Nada mas cerrarse la puerta, Daniel miro a su alrededor. Cuando estuvo seguro de que nadie merodeaba por alli, cogio la mano de Carolyn y la introdujo por debajo de su brazo. Ella se dio cuenta de que el ajustaba sus pasos a los de ella, que eran mas cortos, y se sintio agradecida, pues no tenia ninguna prisa en dejar su compania y el trayecto hasta su casa duraba menos de dos minutos.

Estaba pensando en invitarlo a entrar en su casa, pero entonces vio, a traves de la ventana del vestibulo, que habia una luz encendida, lo que significaba que Nelson la esperaba levantado. No resultaria muy discreto que llevara a su amante a su casa a las tres de la madrugada.

«Su amante.»

Estas palabras reverberaron en su mente. Cualquier sentimiento de culpabilidad que pudiera haber experimentado estaba enterrado tras la avalancha de expectativas que la invadian haciendola temblar.

– ?Tienes frio? -pregunto el.

Carolyn levanto la vista hacia Daniel y nego con la cabeza.

– No. Mas bien todo lo contrario.

Una lenta sonrisa curvo los labios de Daniel, quien abrio la boca para hablar, pero antes de que pudiera pronunciar una palabra, un fuerte estallido sono al otro lado de la calle, en Hyde Park. En aquel mismo instante, algo paso rozando la cara de Carolyn, a escasos centimetros de su nariz, y entonces el jarron de ceramica de su porche estallo en pedazos.

Antes siquiera de que ella pudiera realizar una respiracion, Daniel la echo al suelo y la cubrio con su cuerpo.

– ?Que… que ha sido eso? -pregunto ella.

– Eso -contesto Daniel con voz tensa y sombria-, ha sido un disparo.

Capitulo 12

Las incomodas sacudidas que normalmente se sufren cuando se viaja en carruaje se convirtieron en los botes mas deliciosos cuando la ereccion de mi amante estaba hundida en mi interior.

Memorias de una amante,

por una Dama Anonima

– ?Estas herida? -pregunto Daniel mientras su mirada examinaba con ansiedad el rostro asombrado de Carolyn.

Ella dijo que no con un movimiento de la cabeza y el profundo alivio que Daniel experimento lo hizo sentirse aturdido.

– ?Y tu? -pregunto ella.

– Estoy bien.

En realidad, no estaba nada bien. Aquel disparo habia pasado rozando a Carolyn. Apenas unos centimetros y…

Daniel acallo aquel terrible pensamiento.

– Tenemos que entrar en la casa. ?Rapido!

Cogio la mano de Carolyn y, cubriendola con su cuerpo, la apremio para que corriera hacia la entrada principal. Casi habian llegado cuando la puerta de roble se abrio y en el umbral aparecio el mayordomo, con unos ojos abiertos como platos.

– ?Que…?

Carolyn y Daniel entraron a toda prisa en el vestibulo interrumpiendo la frase del mayordomo y Daniel cerro la puerta tras ellos a toda velocidad. A continuacion, se volvio hacia Carolyn y la agarro por los hombros.

– ?Estas segura de que estas bien? -le pregunto, incapaz de borrar de su mente la aterradora imagen de la bala hundiendose en ella.

– Estoy bien. Trastornada e impresionada, pero ilesa.

Carolyn le presento a su mayordomo, quien pregunto:

– ?Que ha ocurrido?

– Alguien ha realizado un disparo desde el parque -explico Daniel con voz grave-. Casi le dio a lady Wingate.

La cara de Nelson se volvio del color del yeso.

– ?Santo Dios! -Deslizo la mirada por el cuerpo de Carolyn, como si quisiera asegurarse de que no estaba herida. Despues, la rabia brillo en sus oscuros ojos-. Primero el asesinato de lady Crawford y ahora esto. ?Es terrible en lo que se ha convertido el mundo! Los ladrones atacan a la gente inocente. ?Y nada mas y nada menos que a las damas! ?Es increible!

– Si -confirmo Daniel. Un musculo se agito en su mandibula. De repente se le ocurrio la idea de que el disparo no era obra de ningun ladron-. Hay que avisar a las autoridades -le indico a Nelson-. El senor Rayburn, el comisario, asistio a la velada de los Gatesbourne esta noche. Busquelo alli primero.

– Si, milord. Ire alli de inmediato -declaro Nelson.

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