– Espera a que los dos estemos desnudos.

Una carcajada que se convirtio en un grunido de puro deseo escapo de los labios de Daniel. Desde que la beso por primera vez supo que detras de su apariencia de correccion habitaba una mujer apasionada, pero no se esperaba a aquella deliciosa criatura que estaba frente a el, con los ojos resplandecientes de pura picardia.

– No puedo esperar. ?Cual es tu peticion?

– Que me dejes ayudarte a desvestirte.

Daniel exhalo un suspiro exagerado.

– Una peticion verdaderamente monstruosa, pero intentare no quejarme demasiado.

Carolyn deslizo la yema de su dedo indice por el contorno de la ereccion de Daniel en una suave caricia que casi le detuvo el corazon a el.

– Estupendo -declaro ella en un susurro sensual. Subio la mano y tiro levemente de la chaqueta de Daniel-. ?Ahora te parece un momento adecuado?

– Ahora me parece perfecto.

Ella lo ayudo a quitarse la chaqueta y dejo la pieza azul marino sobre el respaldo de uno de los sillones. Cuando se dispuso a desanudarle el fular, Daniel dio gracias mentalmente por no haber realizado un nudo complicado.

Aun asi, ella parecia tener problemas y, despues de varios intentos fallidos, dejo de intentarlo y levanto la mirada. Todos los trazos de picardia de sus ojos habian sido reemplazados por una repentina expresion seria e insegura.

– Yo… no he hecho esto desde hace mucho tiempo -susurro Carolyn.

Daniel le cogio las manos con dulzura y se las llevo a los labios.

– Lo se. Tomate tu tiempo. No tenemos por que correr. – Le dio un ligero empujon con la pelvis-. Aunque las pruebas fisicas demuestren lo contrario, no tengo ninguna prisa. Me encanta sentir el tacto de tus manos.

– Pero ?y si…? -Su expresion de inseguridad se acentuo-. ?Y si no te doy placer?

Si no se la viera tan preocupada, el se habria echado a reir por lo absurdo de su pregunta. Le solto las manos, le cogio la cara entre las manos y rozo sus mejillas con los pulgares.

– Carolyn, es imposible que no logres darme placer. Si algo debe preocuparte es que te mantenga en esta habitacion durante las proximas dos semanas. O tres. Posiblemente, incluso cuatro. Quiza mas. -Se inclino hacia delante y apoyo la frente en la de ella-. No te pares. Y si tus manos tiemblan un poco, piensa que las mias tambien estan temblando. De tanto desearte.

Ella levanto la cabeza y el se sintio aliviado al ver que sus ojos ya no mostraban el menor signo de preocupacion.

– ?Como sabes siempre que decir?

– No lo se. Solo digo lo que tu me inspiras. -Daniel contemplo su fular-. ?Te importaria continuar con lo que has empezado?

– ?Me ayudas?

– Sera un placer.

Mientras ella desanudaba el fular, Daniel se quito el chaleco y saco el borde de su camisa del interior de sus pantalones. A continuacion, dejo los brazos colgando y espero pacientemente a que ella terminara. Cuando, por fin, Carolyn consiguio desanudar el fular, Daniel se quito la camisa por la cabeza. La pieza cayo al suelo y Carolyn apoyo las manos en el pecho de Daniel. Aquel primer contacto extrajo un grunido grave de la apretada garganta de Daniel.

– ?Cielos! -murmuro ella deslizando las manos por encima de los hombros de Daniel.

?Y tanto que «cielos»! Sus dulces exploraciones lo estaban volviendo loco.

– He imaginado tantas veces que me acariciabas de esta forma – declaro el mientras un estremecimiento recorria su cuerpo.

– ?Ah, si?

– Mas veces de las que puedo contar. -No deberia haberlo admitido, pero no podia evitarlo-. Mi fantasia siempre fue agradable, pero la realidad es mucho mas placentera de lo que nunca imagine.

Los dedos de Carolyn recorrieron suavemente el abdomen de Daniel y los musculos de el se tensaron como respuesta.

– Estas… muy bien hecho.

Daniel apoyo las manos en las caderas de Carolyn y se las apreto levemente.

– Y tu tambien.

Ella recorrio la piel de Daniel justo por encima de la cinturilla de su pantalon.

– Me gustaria mucho que te los quitaras.

– Estamos totalmente de acuerdo.

Daniel cogio a Carolyn de la mano y la condujo al sofa, donde se sento y se quito las botas y las medias. Despues se puso de pie y juntos desabotonaron sus pantalones. Daniel se los bajo, junto con los calzoncillos, y salio del circulo que formaba su ropa en el suelo.

El alivio que experimento al librarse de la contencion de sus pantalones se desvanecio de inmediato cuando ella rozo con la yema de los dedos la cabeza de su ereccion. Daniel cerro los ojos e inhalo aire, y contuvo el aliento cuando ella deslizo los dedos con suavidad por la extension de su miembro y sus pulmones dejaron de funcionar.

Justo cuando creia que ya no podia aguantar mas, ella se detuvo. Daniel estuvo apunto de pedirle que continuara. Abrio los ojos con esfuerzo y vio que Carolyn cogia la rosa del jarron de plata. La mirada que ella le lanzo le hizo sentir como si un fuego le recorriera la piel por dentro.

– Ayer por la noche me ensenaste una nueva finalidad para las rosas. -Carolyn realizo un circulo con la aterciopelada flor alrededor del glande de Daniel-. Es justo que te devuelva el favor.

Daniel solto un grunido ronco.

– La devolucion de ese favor me va a volver loco…

– Tengo que hacerte una confesion -susurro ella, rodeando el miembro de Daniel con la mano mientras seguia acariciando su glande con la rosa.

El afianzo los pies en el suelo y exhalo aire con lentitud. Una vez mas tuvo que realizar un esfuerzo para hablar.

– ?Una confesion? -consiguio preguntar.

– Si, aunque no es, ni de cerca, medianoche.

– Me temo que no podria aguantar tanto. Sobre todo, si sigues haciendo… ?aaaahhh!… esto.

– Mejor. Me dijiste que las confesiones a medianoche son peligrosas.

– Peligrosas, si.

Lo que describia, con exactitud, la situacion de aquel momento. El corria el peligro inminente de perder lo que le quedaba de su autodominio, que se estaba desvaneciendo con toda rapidez. Rechino los dientes por el intenso placer que le proporcionaba el contacto de las manos de Carolyn y las caricias que le daba con la flor. Soporto la dulce tortura hasta que la urgencia del climax se volvio abrumadora. Entonces, con un jadeo, cogio las munecas de Carolyn.

– Si con peligro te refieres a que corro el riesgo de llegar demasiado pronto al climax… -Dejo la rosa sobre la mesa, coloco las manos de Carolyn a sus lados y cogio el cinturon de su bata-. Antes me dijiste que era un problema que estuvieras desnuda tu sola. Me temo que ahora debo decirte lo mismo a la inversa.

– ?Quieres que me desnude?

Daniel lanzo una mirada significativa a su ereccion.

– Resulta evidente.

Un brillo perverso ilumino los ojos de Carolyn.

– ?Y cuanto lo quieres?

Si supiera cuanto, seguramente se asustaria, pues hasta el lo estaba. Desato el nudo del cinturon de Carolyn, deslizo las manos por dentro de la bata de saten y las subio por la suave espalda de Carolyn.

– No se me ocurre nada que quisiera mas en este momento -declaro el quitandole la bata lentamente por los hombros.

– ?Un millon de libras? -sugirio ella con voz picara.

La bata se deslizo por los brazos de Carolyn y cayo a sus pies con un suave susurro. La avida mirada de

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