Regreso al vestibulo y le tendio el paquete a Nelson.
– Hagale llegar este paquete a lord Surbrooke lo antes posible.
– Si, milady. Me encargare personalmente.
– Gracias.
Estaba a punto de dirigirse a su dormitorio para decidir que se ponia para la velada que lord y lady Exbury celebraban esa noche en su casa, cuando la campanilla que indicaba que se abria la verja de la entrada sono.
– Se trata del senor Jennsen, el caballero norteamericano -informo Nelson tras lanzar una discreta ojeada por el cristal que flanqueaba la puerta.
Carolyn no le pregunto como habia reconocido al senor Jennsen, pues su mayordomo parecia conocer a todo el mundo en aquella ciudad.
– ?Esta usted en casa, milady?
Carolyn, sintiendo curiosidad por la razon de la visita del senor Jennsen, asintio con la cabeza.
– Si, puede acompanarlo al salon y despues lleve el paquete a lord Surbrooke.
Carolyn volvio al salon y comprobo su aspecto en el espejo de marco dorado. ?Cielos, estaba, practicamente, resplandeciente! Gracias a Dios que el clima era bueno, asi podia achacar sus vivos colores al sol. En el caso de que el senor Jennsen se percatara, claro.
Alguien llamo a la puerta y, tras recibir el permiso de Carolyn, Nelson la abrio.
– El senor Jennsen desea verla, milady.
El mayordomo se aparto y el senor Jennsen entro en la habitacion. Vestido con unos pantalones beige, una chaqueta marron y unas lustrosas botas negras, se lo veia robusto y masculino y, de alguna forma, la habitacion parecio encogerse debido a su imponente presencia. Su pelo, oscuro y espeso, estaba alborotado, ya fuera por la accion de sus dedos o el viento, lo que le daba un aire desarreglado que encajaba con su persona. Carolyn contemplo sorprendida el ramo de peonias rosas que llevaba en la mano.
– Buenas tardes, lady Wingate -saludo el.
– Senor Jennsen, es un placer volver a verlo.
– Por favor, llameme Logan. -Le tendio el ramo de peonias-. Para usted.
Carolyn hundio la cara en las olorosas y vistosas flores.
– Son preciosas. Gracias, Logan. -Carolyn senalo, con la cabeza, los sillones que habia junto a la chimenea-. ?Quiere sentarse?
– Gracias.
Mientras se sentaban en el sofa, Carolyn pregunto:
– ?Desea tomar un te?
– Gracias, lady Wingate, pero no puedo quedarme mucho rato.
– Carolyn, por favor -pidio ella dejando las flores sobre la mesa y sonriendole-. ?A que debo el honor de su visita?
– He oido contar lo del disparo que se produjo ayer por la noche junto a su casa y estaba preocupado.
– ?Quien se lo ha contado?
El senor Jennsen realizo un gesto vago con la mano.
– Los criados hablan. Ya sabe que los rumores vuelan.
– Comprendo. Entonces tambien habra oido decir que no resulte herida.
– Asi es. -Jennsen sonrio-. Pero queria comprobarlo en persona. Entre esto y el asesinato de lady Crawford, me preocupa su seguridad. Ademas, estas flores querian, desesperadamente, pertenecer a una hermosa mujer. -Se inclino y le confio-: Ellas mismas me lo han dicho.
– ?Flores que hablan? Que inusual. -Una sonrisa floto en sus labios-. Me pregunto que me contaran acerca de usted.
El lanzo a las flores una fingida mirada iracunda.
– Solo cosas buenas, espero.
– Estoy segura de que asi sera -contesto Carolyn mientras se reia-. Bueno, como vera, no he empeorado como consecuencia del percance de ayer por la noche.
– No ha empeorado nada, desde luego -corroboro el deslizando la mirada por Carolyn-. De hecho, esta… resplandeciente.
Sus palabras hicieron que Carolyn se sonrojara. Y antes de que consiguiera hablar, el continuo:
– Tengo entendido que lord Surbrooke estaba con usted y que el tampoco resulto herido.
?Cielos, si que era cierto que los rumores volaban!
– Una de sus criadas cayo enferma y mi doncella y yo fuimos para ayudarlo.
– No sabia que su doncella estaba con usted. Espero que ella tampoco resultara herida.
Carolyn se ruborizo todavia mas.
– Se quedo a pasar la noche en casa de lord Surbrooke y el fue tan amable como para acompanarme de vuelta a mi casa.
El senor Jennsen asintio con lentitud.
– Comprendo.
Sus oscuros ojos la observaron con atencion, como si ella fuera un rompecabezas que intentara componer. Ella aprovecho la oportunidad para examinarlo tambien. Su cara constituia un paisaje fascinante de planos agrestes suavizados solo por sus labios llenos y sensuales. Aunque no disponia de una belleza clasica, despedia un indudable encanto masculino y era muy atractivo. Por si su aspecto moreno y atractivo no fuera suficiente, el aire de misterio que lo rodeaba-nadie sabia mucho acerca de el o de su pasado en Norteamerica-, unido a su fabulosa riqueza, lo hacian ser objeto de gran interes por parte de las damas de la sociedad londinense. A pesar de su indeseable herencia colonial. Carolyn estaba segura de que muchos corazones femeninos se aceleraban cuando el entraba en una habitacion.
Estos pensamientos llevaron a Carolyn a formularse una pregunta: ?por que su corazon no se aceleraba? El le gustaba y se lo paso bien con el en la fiesta de Matthew y tambien en las escasas ocasiones en las que habian coincidido desde que regreso a Londres. Era ironico, ocurrente, inteligente, atractivo… ?Por que, entonces, no la afectaba como lo hacia Daniel? Cuando fantaseaba sobre los relatos eroticos de las Memorias, ?por que era Daniel quien aparecia siempre en sus fantasias y Logan nunca?
– Carolyn… ?es posible que este pensando lo mismo que yo?
La pregunta del senor Jennsen la arranco de sus pensamientos y Carolyn solto una risa nerviosa. Estaba a punto de asegurarle que estaba convencida de que no estaban pensando lo mismo, pero sus palabras se apagaron en su garganta, pues el la agarro de los brazos con sus grandes manos. Y la acerco a el. Y junto su boca a la de ella.
El cuerpo de Carolyn se puso en tension a causa de la sorpresa, pero, despues de unos segundos, le resulto obvio que Logan Jennsen sabia como besar a una mujer. De repente, Carolyn sintio una gran curiosidad, asi que se relajo. Y enseguida se dio cuenta de que, aunque la tecnica de Logan era excepcional y su beso perfectamente agradable, este no la afectaba, ni de lejos, como lo hacian los besos de Daniel. Sin duda, Logan no le provocaba con un beso magistral lo que Daniel le provocaba con una simple mirada.
?Oh, cielos!
Logan se aparto de Carolyn y ella, tras abrir los ojos, vio que el la escudrinaba con una expresion entre intrigada y sorprendida. Sus manos se apartaron poco a poco de los hombros de Carolyn y, entonces, se aclaro la garganta.
– ?Quiere abofetearme? -pregunto Logan.
Por alguna razon, una burbuja de risa crecio en la garganta de Carolyn, y ella se sintio agradecida, pues la risa aparto de su mente los pensamientos inquietantes que la bombardeaban.
– ?Quiere que lo haga?
– No especialmente.
– Preferiria que me diera una explicacion.
– ?Sobre por que deseaba besar a una mujer hermosa? No es dificil imaginarselo. -Tenia el entrecejo fruncido y, con el dedo indice, se toco el labio inferior, como para asegurarse de que todavia estaba alli. Y siguio mirando con atencion a Carolyn-. ?Que opina?
Indecisa sobre como contestar a su pregunta sin ofenderlo, Carolyn escapo por la tangente: