estaba en casa.

Un miedo aterrador atenazo a Daniel.

– ?Adonde ha ido?

– A la casa de su hermana. La marquesa de Langston ha venido hoy en dos ocasiones. Estaba ansiosa por hablar con lady Wingate. Lady Wingate, nada mas llegar, se cambio de ropa y volvio a salir.

– ?Esta seguro de que llego sana y salva a la casa de lady Langston?

Nelson parpadeo un par de veces.

– Si, milord. Envio el carruaje de vuelta con el mensaje de que lord Langston la acompanaria de regreso.

Algo de la tension que atenazaba a Daniel se desvanecio. Enseguida le explico a Nelson su preocupacion por la seguridad de Carolyn.

Cuando termino, el mayordomo se enderezo cuan largo era y sus ojos se llenaron de determinacion.

– Informare al resto del servicio, milord. Puede estar seguro de que no permitiremos que le ocurra nada malo a lady Wingate.

– Excelente. Me voy a avisar a lady Walsh.

– Pero ?quien lo protegera a usted, milord?

– Voy armado. Ademas, el asesino no quiere matarme, quiere que me ahorquen por asesinato.

Y a juzgar por su entrevista con Mayne y Rayburn, si no actuaba con rapidez, el muy bastardo era probable que se saliera con la suya.

Daniel subio a su carruaje. Aunque deseaba ir de inmediato a ver a Carolyn, su raciocinio le indico que estaba a salvo con Matthew. Ademas, para ir a casa de Matthew la casa de Kimberly le venia de camino, y a ella tambien tenia que advertirla. Tras darle al cochero la direccion de Kimberly, Daniel se acomodo en el asiento y rogo estar equivocado respecto al peligro que corrian. Aunque todo, en su interior, le decia que no lo estaba.

Cuando llego a la casa de Kimberly, se sintio aliviado al encontrarla alli. Sanders, su mayordomo, le dio una calida bienvenida y, como en sus anteriores visitas, lo acompano al salon privado de Kimberly. Ella entro varios minutos mas tarde, vestida con un bonito camison de encaje de color crema y una bata a juego.

– ?Me alegro de verte! -exclamo Kimberly con una calida sonrisa mientras le tendia las manos-. Pase por tu casa esta tarde y senti no encontrarte. ?Estabas en el club?

El le apreto las manos y se las solto enseguida.

– No. Hice una rapida escapada al campo. Tengo que decirte algo, Kimberly.

– Entonces sentemonos. -Senalo con la mano el sofa de gran tamano que habia frente a la chimenea-. ?Quieres un conac?

– No, gracias. Y tampoco quiero sentarme.

Daniel se lo conto todo de una forma escueta y vio como los ojos de Kimberly se agrandaban con cada frase que el pronunciaba. Cuando termino, le pregunto:

– ?Quien puede protegerte ademas de Sanders?

– James, y ya sabes lo fornido que es mi criado.

– Estupendo. Informales de lo que ocurre y no vayas a ningun lado sola. -Le apreto los brazos con fuerza-. A ningun lado.

– No lo hare, pero me estas asustando, querido. -Le acaricio la tensa mandibula con los dedos-. Me sentiria mucho mas segura si tu te quedaras conmigo.

Daniel le apreto los brazos para darle animos y la solto.

– Lo siento, pero tengo que irme. Confio plenamente en James y Sanders.

Despues de conseguir que ella le prometiera tener cuidado, Daniel salio de la casa y le indico al cochero que se dirigiera a toda velocidad a la casa de Matthew. Cuando llego, Graham, el mayordomo de Matthew, lo tranquilizo diciendole que, efectivamente, lady Wingate estaba alli y que, junto con lady Langston, lady Julianne y lady Emily, estaba en el saloncito privado de la marquesa. Daniel estaba a punto de exigir verla cuando Matthew entro en el vestibulo.

– Por lo visto es nuestra noche de recibir visitas -comento Matthew con una sonrisa que se desvanecio cuando se acerco a Daniel-. ?Te encuentras bien?

Daniel sacudio la cabeza.

– Tengo que hablar con Carolyn.

Matthew titubeo.

– Esta con Sarah, quien lleva todo el dia deseando hablar con ella. Emily y Julianne acaban de llegar, justo antes que tu. -Se volvio hacia Graham-. Cuando las senoras bajen, haga el favor de decirles que lord Surbrooke y yo las esperamos en el salon.

– Si, milord.

Daniel se dispuso a protestar, pero al final decidio que, ya que Carolyn estaba, sin duda, a salvo, podia aprovechar la ocasion para poner a Matthew al dia de los ultimos acontecimientos.

Matthew lo condujo al salon y, tras cerrar la puerta, enseguida le pregunto:

– ?Que ocurre, Daniel?

Matthew escucho atentamente mientras Daniel se lo contaba todo y terminaba diciendole:

– Ahora tengo que advertir a Carolyn del peligro. Si algo le sucediera… -Su voz se apago y sacudio la cabeza, incapaz de pensar siquiera en esa posibilidad-. No quiero que le ocurra nada. A cualquier precio.

Matthew no contesto. Se dirigio a la licorera y sirvio dos conacs generosos. Despues tendio una de las copas a Daniel y declaro:

– Estoy de acuerdo contigo en que alguien esta intentando incriminarte y que, para conseguirlo, esta asesinando a tus antiguas amantes. Pero ?quien lo esta haciendo y por que?

Daniel se paso las manos por la cara.

– No lo se. Como Tolliver no pudo asesinar a Gwendolyn, me pregunto si contrato a alguien para que cometiera el crimen o si tiene un socio capitalista en la empresa naviera que tambien se esta arruinando. Alguien que tambien me culpa a mi por echarme atras.

– Es posible. – Matthew lo miro directamente a los ojos-. ?Has pensado en tu familia? -pregunto en voz tenue-. En realidad, no os podeis ver y, desde luego, se beneficiarian de tu muerte.

Daniel resoplo.

– Mayne y Rayburn tambien me lo han sugerido. Quiza, si estuvieran en Londres, podria sospechar de ellos, pero estan en Austria.

Matthew asintio lentamente con la cabeza.

– La idea de que Tolliver tenga un socio capitalista es buena. Deberiamos sugerirles a Rayburn y a Mayne que la investiguen.

– Samuel los esta buscando. En cuanto los vea, se lo dire. -Inhalo hondo y admitio-: Antes no fui sincero del todo con Mayne y creo que lo sabe.

– ?Sobre que?

– Me pregunto que hice ayer por la noche y le dije que estuve en casa.

– Pero no fue asi.

– No.

Como Daniel guardo silencio, Matthew declaro:

– Estuviste con Carolyn.

No era una pregunta y no tenia sentido negarla, pues Matthew lo conocia muy bien. Asintio brevemente y contesto:

– Le prometi discrecion y no tenia ninguna intencion de contarles algo que no es para nada de su incumbencia.

– Seguro que, cuando sepan que crees que esta en peligro, deduciran la naturaleza de vuestra relacion.

– Es posible, esto no puedo evitarlo. Aun asi, no pienso admitir, delante de ellos, que Carolyn y yo seamos nada mas que buenos amigos, lo que es totalmente cierto. Todo lo demas no les interesa en absoluto.

– ?Hoy tambien estuviste con Carolyn?

– Si. La lleve a Meadow Hill.

Al oir su contestacion, Matthew arqueo las cejas.

– Comprendo. Y ?como fue la visita?

«Emocionante. Aterradora. Catartica.»

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