pero sus piernas se negaban a cooperar. Asi que le ahueco la cara con la palma de la mano y le rozo el exuberante labio inferior con el pulgar.
– Te dije que te deseaba -susurro Matthew-. ?Te sorprende?
Ella nego con la cabeza, haciendo que se le resbalaran las gafas de esa manera tan familiar que tanto lo divertia y que le llegaba al corazon.
– No. Pero… -sus palabras se desvanecieron y Sarah miro al suelo.
El le alzo la barbilla con dos dedos para que lo mirara.
– ?Pero que?
Ella trago saliva y luego dijo:
– Pero no deberias hacer tales declaraciones a no ser que este sentada, no sea que al aflojarseme las rodillas me desplome a tus pies.
Esa clara admision daba a entender que ella habia sufrido el mismo tormento que el a lo largo de esa semana. «Gracias a Dios.» Seguramente el sentimiento egoista que motivaba la sensacion de alivio y jubilo que lo embargo no hablaba bien de el, pero no podia sentirse de otra manera.
– Sarah… -Caramba, si solo decir su nombre lo complacia. Aspiro y el sutil aroma a lavanda invadio sus sentidos. Le parecio que simplemente con olerla se liberaba, se aflojaban las ataduras que habian refrenado sus ansias por ella durante toda la semana. El deseo lo golpeo con tanta ferocidad que no habria podido alejarse de ella aunque su vida dependiera de ello.
Ya no existia ningun impedimento por lealtad a su amiga. Asi que solo un beso estaria bien. Solo uno para satisfacer ese anhelo desesperado. Solo uno para aliviar esa sensacion apremiante que exigia alivio. Solo uno, y luego se detendria.
Matthew inclino la cabeza y rozo sus labios con los de el. Un ligero toque que hizo que una semana de autocontrol pareciera toda una decada. Los labios de Sarah se abrieron con un suspiro y, en un instante, el estuvo perdido, hundiendose mas profundamente en el suave terciopelo de su boca. Sintio que ella soltaba el muneco a un lado y que le rodeaba el cuello con los brazos, apretandose contra el. Y cualquier atisbo de autocontrol se evaporo como una nube de humo.
Con un grunido la rodeo con sus brazos, aplastandola contra el, pero aun asi seguia sin estar lo suficientemente cerca. Hundio una mano en su pelo suave, manteniendole la cabeza quieta, mientras le posaba la otra mano en el hueco de la espalda, instandola a acercarse todavia mas. Su lengua danzo con la de ella, explorando la calida suavidad de su boca. Una necesidad salvaje y temeraria lo atraveso, y dio un paso adelante, inmovilizandola contra la pared con la parte inferior de su cuerpo.
La sensacion de esas curvas suaves acunando su ereccion hizo que se le escapara un gemido gutural de la garganta. Se froto contra ella lentamente y con cada roce su cuerpo se vio sacudido por unas oleadas de indescriptible placer.
Tocarla. Tenia que tocarla. Solo una vez mas. Solo una caricia…
Bajo una mano y curvo los dedos sobre el camison blanco de algodon, subiendo la tela hasta que pudo sentir sus calzones.
Su piel. Tenia que tocar su piel. Solo una caricia.
Subio la otra mano y lleno su palma con un pecho suave y calido. Ella jadeo contra su boca, el mismo sonido erotico y delicioso que lo habia obsesionado la primera vez que lo oyo. El pezon se contrajo bajo su roce y Matthew lo pellizco suavemente, provocando estremecimientos de placer en Sarah.
Y se dio cuenta de que solo un beso, solo una caricia, no iba a ser suficiente. Queria mas. Lo queria todo. Tanto que temblaba de pies a cabeza. Tenia que detener esa locura. Ya.
Con un esfuerzo que requirio cada gramo de su voluntad, saco la mano de debajo del camison y aparto su cuerpo del de ella, luego levanto la cabeza.
La vision de ella con la respiracion agitada, los labios abiertos y humedos por su beso, el pelo alborotado por sus manos impacientes y las gafas empanadas, le puso un nudo en la garganta. Nunca habia deseado mas a una mujer.
El le quito las gafas con suavidad y ella lo miro directamente con los ojos entrecerrados.
– Te has detenido -dijo ella con un susurro ronco-. ?Por que?
– Como te dije la ultima vez que te tuve entre mis brazos, mi capacidad para resistir no es demasiado fuerte y me temo que ha alcanzado su limite.
Durante varios segundos, el unico sonido de la estancia fueron sus respiraciones jadeantes. Luego, con la mirada fija en el, ella susurro:
– Y como te dije la ultima vez que estuve entre tus brazos, ?que ocurriria si no quisiera que te resistieras?
Sin poder evitarlo, el tomo un caprichoso rizo entre los dedos.
– La parte mas egoista de mi te desea tanto que no querria darte la oportunidad de cambiar de idea. Pero la parte de mi que se preocupa por ti y que no quiere lastimarte de ninguna manera, se ve en la necesidad de preguntar si has considerado todas las implicaciones. Todas las consecuencias. Porque son muchas. Y son mucho peores para ti que para mi.
– Lo he hecho. Y aunque he intentado no hacerlo, durante la semana pasada no he podido pensar en otra cosa.
– Sarah… Tal y como esta mi situacion ahora mismo, no puedo prometerte nada. Y aunque desearia que las cosas fueran diferentes, las probabilidades de que la suerte cambie y de que encuentre el dinero son muy remotas.
– Se que tienes la obligacion de casarte con una heredera. Se que te iras dentro de cuatro dias y que seguramente jamas volveremos a vernos. Se que puedo quedarme embarazada, aunque tambien se que hay maneras de impedirlo. ?Es muy aventurado suponer que conoces esas maneras…? -Ante el gesto de asentimiento de Matthew, ella continuo-: Me doy cuenta de que al entregarme a ti quedare deshonrada. -Se puso de puntillas para tomar el rostro de Matthew entre las palmas de sus manos-. Pero no me quitaras nada, porque nunca habia pensado en casarme. Lo cierto es que me considero una solterona desde hace anos. Acepte hace mucho tiempo que el matrimonio y los ninos no formarian parte de mi futuro. Habia pensado pasarme la vida haciendo lo que siempre he hecho: pintar, cuidar del jardin y de mis mascotas, disfrutar de mis amigos, de mi relacion con Carolyn. Tu eres el primero, no, el unico hombre que me ha deseado.
Le temblo el labio inferior y el corazon de Matthew dio un vuelco. Esa mujer, con esos rasgos imperfectos que de alguna manera eran perfectos, con esa falta absoluta de vanidad, inspiraba algo en el; una ternura que nadie mas habia logrado despertar. Mirandola ahora, tan vulnerable, tan suave, incluso tan ansiosa, no podia imaginar que existiera un hombre que no la deseara.
– Matthew… Has despertado en mi sensaciones, deseos y pasiones que nunca sone con experimentar. Que no sabia que existieran. Eso es lo que quiero esta noche, quiero experimentar otra vez la magia que me has hecho sentir. Quiero hacerte sentir ese mismo placer. Quiero experimentarlo todo. Solo una vez. Contigo.
Matthew cubrio su mano con la suya, que estaba ahuecada sobre su mejilla, luego giro ligeramente la cabeza para presionar los labios contra la palma de su mano. Queria decirle que queria esas mismas cosas mas de lo que habia querido nada en su vida. Solo esa vez. Con ella. Pero expresarlo todo en palabras iba mas alla de su capacidad. Asi que dijo lo unico que se le ocurrio.
– Sarah…
Con el corazon latiendo con fuerza contra sus costillas, la cogio de las manos y la condujo a la cama.
– Quedate aqui -dijo Matthew con suavidad.
Sarah curvo ligeramente los labios.
– No tengo intencion de irme.
El dejo las gafas en la mesilla y luego procedio a encender cada vela y lampara de la habitacion. Cuando habia prendido las dos primeras, ella pregunto:
– ?Que haces?
– Enciendo las velas.
Ella solto una risita tonta.
– Ya sabes que la oscuridad es una gran aliada de la belleza.
El no hizo ningun comentario hasta que termino, hasta que toda la estancia resplandecia como si fuera una manana de verano. Luego regreso junto a Sarah y entrelazo sus manos con las de ella.