resultado ser un estrepitoso fracaso.
– Si. -Fruncio el ceno-. Aunque no diria que haya sido un fracaso. ?Acaso no lo has pasado bien?
– Si. Pero que yo lo pasara bien no era la razon de esta reunion. Lo era que tu consiguieras una heredera. Supongo que no hace falta decir que si hubieras concentrado tus energias en lady Julianne, ahora mismo estarias a punto de casarte con una mujer por la que la mayoria de los hombres daria uno de sus brazos.
– Pues no, no hace falta decirlo.
– Bueno, no esta todo perdido con lady Julianne. Podrias…
– No. -Matthew lo interrumpio en tono seco-. Lady Julianne queda descartada.
– Porque es amiga de la senorita Moorehouse.
– Si.
– Ya veo -dijo Daniel, asintiendo lentamente-. ?Le has dicho ya a la senorita Moorehouse que estas enamorado de ella?
Matthew parpadeo.
– ?Enamorado de quien?
– De la senorita Moorehouse, imbecil.
Durante varios segundos Matthew casi sintio que el suelo se abria bajo sus pies.
– ?Cuando dije que estaba enamorado de ella?
Daniel solto una risita entrecortada.
– No tienes que decirlo. Amigo, eres tan transparente como el cristal, al menos para alguien que, como yo, te conoce al dedillo. Cada vez que la miras, que hablas de ella, te iluminas como si te hubieras tragado un candelabro. Lo que sientes por ella esta presente en lo que dices y haces. -Daniel ladeo la cabeza y le dirigio una mirada inquisitiva-. No me digas que no lo sabias.
– ?Saber que? ?Que parece que me he tragado un candelabro?
– No, imbecil. Que estas enamorado.
Matthew lo fulmino con la mirada.
– Es la segunda vez que me llamas imbecil.
– Ya veras como despues agradeces mi franca sinceridad.
– No lo hare. -Fruncio el ceno y dirigio una mirada perdida al fuego. Las palabras de Daniel hicieron mella en el; la verdad lo aturdio, pero no podia decir que lo sorprendiera. Finalmente, se volvio hacia su amigo y despues de aclararse la garganta dijo en tono avergonzado-: Me parece que me he enamorado.
– Al menos, ahora que lo has admitido puedo dejar de llamarte imbecil. ?Que piensas hacer al respecto?
– ?Hacer? -Matthew se paso los dedos por el pelo-. No puedo hacer nada mas de lo que ya estoy haciendo…, seguir buscando el dinero, lo que por desgracia no creo que vaya a encontrar y, salvo un cambio de fortuna en el ultimo momento, casarme con una heredera.
– ?Y tus sentimientos por la senorita Moorehouse?
Matthew cerro brevemente los ojos y exhalo un largo suspiro. Repentinamente cansado, dijo en un susurro:
– Si no encuentro el dinero, tendre que ignorarlos. Hay cosas mas importantes que mis sentimientos. Hice varias promesas. Di mi palabra. Tengo responsabilidades hacia otras personas aparte de mi mismo.
Daniel asintio de manera aprobatoria.
– Una decision sensata. Como ya te dije una vez, todas las mujeres son iguales, especialmente en la oscuridad. Sobre todo despues de varias copas. Por lo que considero una tonteria basar el matrimonio en algo que no sean razones puramente practicas como el dinero, engendrar un heredero, el titulo, las propiedades. Basarlo en algo tan efimero como los caprichosos anhelos del corazon es una estupidez.
– Cierto.
– Y como no tienes otra opcion, si no encuentras el dinero tendras que casarte con una heredera.
– Correcto. -Por Dios, esa conversacion con Daniel lo hacia sentir mucho mejor.
– Ademas, tampoco es que la senorita Moorehouse se vaya a quedar para vestir santos.
– Exacto. -Fruncio el ceno-. ?Que?
– No tienes que preocuparte de que la senorita Moorehouse vaya a quedarse sola despues de que te cases con otra. Jennsen ya planea visitarla en Londres.
Matthew creyo que echaba humo por las orejas.
– ?Jennsen? ?Como lo sabes?
– Me lo dijo esta tarde cuando jugabamos al backgammon.
– ?Y Sarah accedio? -Solo de pensarlo se le ponia un nudo en el estomago.
– Aun no se lo ha preguntado. Pero lo hara. -Un musculo palpito en la mandibula de Daniel-. Tiene intencion de pedirle permiso a lady Wingate, asi que todo sera de lo mas correcto.
– Que bastardo -dijo Matthew.
– Un condenado bastardo -convino Daniel-. Pero como tu estaras casado con otra persona, no puede molestarte que la senorita Moorehouse se consuele con la compania de otro hombre.
No, no podia. Pero, maldita sea, lo hacia. Con cada parte de su ser. Apreto los punos. Pensar en Jennsen tocandola, besandola, haciendo el amor con ella, lo ponia enfermo. Le hacia querer romper algo. Como por ejemplo la maldita cara de Jennsen.
Daniel se aclaro la voz.
– No creo que sea necesario senalar que te has enamorado de la mujer equivocada. Tu vida seria muchisimo mas facil si te hubieras enamorado de lady Julianne.
– Estoy de acuerdo. Pero como no lo hice, solo puedo hacer una cosa.
– ?Que?
– Rezar para lograr encontrar el dinero.
A ultima hora de la tarde Matthew se dirigio con largas zancadas a traves del cesped hacia la vivienda del jardinero jefe. Por fin habia dejado de llover y la hierba mojada parecia como terciopelo verde brillando intensamente bajo los intermitentes rayos del sol que se filtraban entre las nubes algodonosas del cielo del atardecer. Tildon estaba haciendo los preparativos para el te, y Matthew queria hablar con Paul antes de reunirse con sus invitados.
Con una invitada en particular.
Maldicion, ahora iba a ser mas que una tortura mantener su expresion y el tono de voz neutrales; tener que ocultar su deseo.
Su amor.
Cuando se acercaba a la vivienda del jardinero, vio salir a Paul de la modesta casa de una planta donde vivia para abrirse paso por uno de los caminos. Al verlo, Paul se detuvo en seco como si hubiera chocado contra un muro. Lanzo una rapida mirada hacia la casa, luego levanto la mano para proteger sus ojos del sol del atardecer.
– Buenas tardes, milord -lo llamo a gritos, haciendo que Matthew se preguntara si el hombre habria perdido oido…, o si creia que lo habia perdido el.
– Buenas tardes, Paul. ?Que tal va todo?
– Muy bien, milord -continuo Paul alzando la voz-. Un poco sorprendido de verlo por aqui. ?Necesita algo de mi?
Matthew observo el rubor que tenia las mejillas del jardinero y la mirada que volvia a dirigir por encima del hombro hacia la casa.
– Me gustaria que me cortases unas flores para unos arreglos especiales que necesito en cuanto sea posible, como muy tarde despues de la cena. Unos ramos seran para la mesa del comedor y el vestibulo, y tambien quiero un ramo pequeno que aun no se donde pondre.
– Muy bien, milord. ?Quiere algunas flores en especial?
– Si. Lavanda.
– ?Y que mas?
– Nada mas.
Paul parpadeo.
– ?Es ese el unico tipo de flor que quiere incluir en los ramos?