calor de la censura elevandose desde el papel hasta quemar su piel. «No necesitaremos sus servicios por mas tiempo.» «Desearia que diesemos por concluida nuestra asociacion.»

Las palabras exactas eran lo de menos. Cada una de las cartas representaba lo mismo: una nueva palada de suciedad en la tumba en la que descansaban ahora su reputacion y su respetabilidad.

Tenia que hacer algo. Y pronto.

Pero ?que?

– ?Como demonios ha podido enterarse este periodista de la historia del maleficio? -exclamo Philip mirando con disgusto el periodico.

Andrew Stanton, su amigo norteamericano y socio anticuario, levanto la vista de su desayuno y lo miro sorprendido.

– Me habias dicho que en St. Paul todos estuvieron de acuerdo en no decir ni una palabra.

– Si, estabamos de acuerdo. Pero ese maldito periodista no se como lo ha descubierto todo. Son como malditos perros callejeros peleando por un hueso. -Dejo a un lado el Times y exhalo un suspiro de frustracion-. Ya te adverti que Londres seria asi.

– En realidad, me habias dicho que Inglaterra era indigesta, pesada y aburrida, pero me temo que no puedo estar de acuerdo contigo. A las pocas horas de haber llegado ya estabamos envueltos en una interesante pelea callejera a resultas de la cual has acabado haciendote con una mascota.

– Si, precisamente un cachorro es lo que mas me hacia falta -anadio Philip lanzandole una oscura mirada.

– No me tomes el pelo. Te he visto chocheando con el animal. Apuesto a que en el momento en que este de nuevo en plena forma te voy a ver haciendo travesuras con el por el parque. -Antes de que Philip pudiera puntualizar friamente que el no «hacia travesuras», Andrew continuo alegremente-: Y luego vino la acalorada discusion con tu padre, que acabo en el desastre de ayer en St. Paul. No, la verdad es que no he tenido tiempo de aburrirme demasiado. De hecho, me muero de ganas por ver que va a pasar a continuacion.

– ?Siempre has sido tan puneteramente pelmazo? -pregunto Philip frunciendo el entrecejo.

– No hasta que te conoci -contesto Andrew sonriendo burlonamente-. Tu me has ensenado bien.

– De acuerdo, pero la proxima vez que estes a punto de ser convertido en salami por unos cuantos gamberros armados con cuchillos recuerdame que no intervenga.

– Si, tu y tu baston casi me salvan el dia -recordo Andrew estremeciendose. ?Como iba a saber que aquella mujer era la hermana del tipo que llevaba el cuchillo?

Tras aceptar el nuevo cafe que le ofrecia el criado, Philip dijo:

– He recibido esta manana una nota de Edward.

– ?Como esta? -pregunto Andrew, y al momento desparecio de su rostro la expresion de broma.

– Asegura que esta bien, pero yo no estoy muy seguro. Ha ido a visitar la tumba de Mary.

Una gran ola de culpabilidad anego a Philip. Pobre Mary Binsmore. Y pobre Edward. Su amigo habia estado muy unido a Mary durante dos decadas. Penso en hablar con su abogado para poner algun dinero a nombre de Edward. Por supuesto que un gesto economico era algo insuficiente, pero al menos era mas que nada. «Si no hubiera sido por mi, Mary aun estaria viva.» Alejando esos pensamientos inquietantes de su mente, Philip continuo:

– Quiere colaborar en la busqueda del pedazo de piedra que falta entre las cajas que trajimos. Le he contestado que su ayuda sera bienvenida. Dios sabe que necesitaremos ayuda, y mantenerle ocupado hara que no este pensando todo el tiempo en su perdida. Le he pedido que se reuna contigo en el Museo Britanico para buscar entre las cajas que enviamos alli, mientras yo continuo con la busqueda en el almacen.

– Es un plan excelente. -Andrew deposito su copa de porcelana china sobre la mesa, luego se puso en pie, y su altura y musculatura dejaron enano al criado que estaba a su lado-. Voy ahora mismo al museo. En cuanto haya encontrado algo te lo hare saber de inmediato.

– Yo hare lo mismo.

En cuanto su amigo hubo salido, Bakari entro en el comedor, con una expresion inescrutable en su rostro moreno y con los brazos cruzados sobre la cintura. Con su acostumbrada camisa amplia de seda, sus pantalones bombachos, sus botas de piel hasta el tobillo y su turbante, Bakari desentonaba bastante entre el resto del personal de servicio de la casa, todos formalmente vestidos de librea. Philip miro a su criado con recelo. Siempre le habia sido imposible adivinar si Bakari estaba a punto de darle buenas o malas noticias.

– Su padre.

Ah, malas noticias. Con una mueca de resignacion, Philip dijo:

– Hazle pasar.

Al cabo de un instante el duque entro en la sala, andando de un modo sorprendentemente dinamico, dado su aspecto cansado y la palidez de su rostro enfermo. La culpa y el remordimiento que sentia Philip se alzaron bruscamente desde el nicho de su corazon, donde moraban como una bestia pesada. A pesar de que no tenia ganas de enzarzarse en otra discusion con su padre, le alegraba verlo levantado. Lo mismo le habia pasado a su madre durante sus ultimos meses de vida -un inesperado dia bueno y, cada vez mas a menudo, un monton de dias malos-, hasta que no le quedaron mas dias.

Tras sentarse en una silla al lado de Philip, la mirada fria de su padre se fijo en la ausencia de panuelo, la camisa medio desabrochada y las mangas arremangadas de su hijo, y a continuacion se poso sobre el periodico que habia sobre la mesa. Tras aceptar el cafe que le ofrecia el criado, su padre dijo:

– Maldita historia ridicula. Parece que el tipo hubiera estado en la habitacion. Me parece que su conocimiento exacto de algo que habiamos prometido mantener en secreto es como minimo… curioso.

– ?Estas insinuando que yo he hecho llegar al Times esa informacion?

– ?Lo has hecho?

Como ya le habia pasado tantas veces antes, Philip esquivo la dolorosa saeta que las dudas de su padre lanzaba sobre el.

– No, no lo hice. No hay duda de que alguien nos escucho. No estabamos precisamente hablando en susurros. -Philip apoyo la barbilla en sus manos-. Ademas, no creo que importe demasiado ahora como se ha descubierto la historia. De hecho, puede que sea mejor que se conozca. Eso acabara con las especulaciones.

Una risa malhumorada escapo de la boca de su padre.

– Has estado lejos de la alta sociedad durante mucho tiempo. Te equivocas, se trata del tipo de historia que abre el apetito y lleva a un aumento de especulaciones sin fin. Me alegro de que Catherine no este en Londres y no tenga que verse envuelta en esta verguenza.

El corazon de Philip dio un vuelco al oir el nombre de su hermana. Ella era la unica persona a la que habia echado de menos durante todos los anos que paso en el extranjero, y ansiaba el momento de volver a verla. Su hijo habia sufrido un repentino achaque estomacal y, desgraciadamente, habia tenido que posponer sus planes de viajar a Londres.

– Bueno, me temo que se vera envuelta muy pronto -dijo Philip-. He recibido una nota suya esta manana. Spencer ya esta mejor y Catherine tiene previsto llegar a Londres esta misma tarde.

– Ya veo. Bueno, tendremos que prepararla -dijo su padre-. Los chismosos se abalanzaran sobre este asunto como un punado de perros a la caza del zorro. De hecho, los rumores ya se estan extendiendo, incluso entre los sirvientes.

– ?Como lo sabes?

– Evans me mantiene informado. Estoy convencido de que no existe en toda Inglaterra un mayordomo que sepa mas cosas que el. ?Te interesa escuchar el resto?

Philip sospechaba que era mejor no conocer mas detalles, pero sin saber como se oyo a si mismo contestando:

– Por supuesto.

– Segun Evans, quien, debo anadir, me relato lo siguiente despues de dar muchos rodeos, con muchos reparos y sin dejar de carraspear, lady Sarah se echo atras por dos razones: primero, no queria morir a causa del maleficio, y segundo, incluso sin maleficio te habria dejado plantado, ya que no tenia ninguna intencion de convertirse en la esposa de un hombre que es incapaz de… cumplir con sus obligaciones matrimoniales.

– Ah, ya veo -dijo Philip haciendo una mueca de desagrado-. Ya que es imposible imaginar que alguna mujer no este dispuesta a casarse con el heredero de un condado, si no es por razones muy convincentes, las malas lenguas van diciendo que la razon convincente es que yo no soy capaz de consumar mi matrimonio.

Вы читаете Maldicion de amor
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату