Esa bulliciosa fiesta abarrotada de gente satisfacia plenamente sus propositos. Cuantos mas invitados, mas mujeres entre las que poder elegir.
Clavo la mirada en una hermosa rubia que habia cerca de la ponchera. Ah, si, Celeste Melton, lady Hombly. Una viuda cuyo anciano marido habia muerto convenientemente dos anos antes tras un breve matrimonio, dejandole a ella el titulo de condesa y mucho dinero del que disfrutar. La joven, acompanada de su abogado, le habia visitado unos meses antes para pedirle consejo financiero. El le aconsejo que no invirtiera en los fondos que ella habia estado considerando y si en una de sus empresas navieras. La condesa acepto la sugerencia y ademas le habia dejado bien claro que estaba interesada en algo mas que en aquellas inversiones. Aunque Logan no podia negar la belleza de la mujer, de un fisico perfecto, esta no lograba encender ni una chispa de pasion en el, como le ocurria con la mayoria de las mujeres de belleza perfecta.
Esa noche, sin embargo, valdria para sus propositos. El hecho de que lady Hombly tuviera el cabello rubio palido y los ojos azul claro -justo lo contrario a «cierta dama en la que se negaba a seguir pensando»-y esto la hiciera todavia mas perfecta, no tenia importancia.
Estaba a punto de dirigirse hacia ella cuando le detuvo una voz a su lado.
– Algo, o mejor dicho alguien, parece haber captado tu atencion por completo, Jennsen.
Logan se dio la vuelta y se encontro con la mirada especulativa de Daniel Sutton. No podia negar que el conde no le habia caido especialmente bien cuando lo habia conocido en una fiesta campestre en la casa de campo del mejor amigo de Daniel, y ahora cunado, Matthew Devenport, lord Langston. Pero durante los ultimos diez meses la opinion de Logan sobre Daniel habia cambiado y ahora sentia un profundo respeto por quien habia llegado a considerar un buen amigo, tal y como habia ocurrido con Matthew, algo sorprendente si tenia en cuenta que no sentia demasiado aprecio por los miembros de la aristocracia britanica. Los titulos no significaban nada para Logan, ni tampoco las haciendas que llevaban aparejadas. Eran como cadenas que esclavizaban a los hombres de su clase para que se casaran y procrearan a fin de ceder dichas cadenas esclavizantes al pobre e ingenuo varon de la siguiente generacion que tendria que cargar con ellas lo quisiera o no.
De repente se le ocurrio que si contaba a Daniel, Matthew y Gideon, tenia mas amigos de los que habia tenido nunca. Por supuesto, nadie en Inglaterra conocia su pasado. Solo sabian lo que era ahora: un hombre rico y con exito. Nadie sabia como llego a estar donde estaba. Las cosas que dijo o hizo. Y tenia intencion de que siguiera siendo asi.
Dado todo lo que poseia, la envidia era una emocion que rara vez sentia, pero eso era lo que le inspiraban sus amigos. En menos de un ano todos se habian casado con mujeres que adoraban y que los amaban con todo su corazon. Aunque Logan era un hombre afortunado en el mundo de las finanzas, carecia de la misma suerte a la hora de encontrar a una mujer con la que compartir su vida. Se alegraba por sus amigos, por supuesto, pero la satisfaccion y la felicidad que veia en ellos solo servian para recordarle que, a pesar de toda su riqueza y posesiones materiales, no tenia a nadie con quien compartirlas. Deberia ser feliz, pero una vaga sensacion de descontento se habia ido apoderando poco a poco de el, una sensacion que no podia negar por mas tiempo. Solia gustarle estar solo, le gustaba la soledad, pero ahora se sentia demasiado solitario.
– Esta preciosa esta noche -dijo Daniel, -pero claro, siempre lo esta.
– ?Quien? -pregunto Logan.
– El objeto de tu atencion.
Logan trato de recordar que llevaba puesto lady Hombly pero no pudo. Miro hacia donde ella se encontraba, pero ya no estaba alli.
– Eh… si. Esta preciosa.
– Admito que me sorprende un poco, dada tu insistencia en que no te interesan las radiantes damas de la sociedad, pero alabo tu buen gusto. Ademas, es tan hermosa por dentro como por fuera, algo que no es muy comun.
Logan se pregunto si lady Hombly y Daniel habrian sido amantes antes de que este se casara.
– ?La conoces bien?
Daniel lo miro con una expresion que sugeria que le habia crecido otra cabeza. Luego bajo la mirada a la copa todavia intacta de Logan.
– ?Estas bebido?
– No.
– Logan miro la copa con el liquido ambarino que Daniel sostenia.
– ?Y tu?
– Claro que no.
– ?Por que demonios piensas que yo lo estoy?
– Porque sabes de sobra que la conozco muy bien.
Una vibrante risa femenina capto la atencion de Logan y su mirada se desplazo sin que el lo quisiera hacia las ventanas de la terraza. Lady Emily seguia estando con el mismo grupo de mujeres pero ahora habia varios hombres entre ellas, uno de los cuales era lord Kaster. Y ella seguia estando espectacular. Maldita sea.
– Es una de las mejores amigas de Carolyn.
La voz de Daniel lo arranco bruscamente de sus pensamientos, y se obligo a prestar atencion a su amigo.
– No sabia que tu mujer y lady Hombly fueran buenas amigas.
Daniel arqueo las cejas.
– No creo que lo sean.
– ?Entonces por que has dicho que es una de las mejores amigas de Carolyn?
– Me referia a lady Emily, no a lady Hombly.
A Logan casi se le cayo la copa de champan.
– ?Y que tiene que ver lady Emily en todo esto?
– Porque es a ella a quien te has quedado mirando tan fijamente.
Un ardor culpable atraveso el cuerpo de Logan.
– Te aseguro que no lo he hecho. Daniel arqueo las cejas con rapidez. Luego parpadeo.
– Dios mio, hombre, ?te has… sonrojado?
– Por supuesto que no. Es solo que aqui dentro hace demasiado calor.
Daniel lo estudio durante unos segundos, luego sonrio ampliamente.
– Estas mintiendo. «?Y que esperabas?»
– No, no miento.
– Estabas mirando a Emily como si fuera un cofre lleno de monedas de oro y tu fueras el pirata que pensaba robarlo.
«Muy buena comparacion.»
– Eso es ridiculo. Menuda imaginacion tienes.
– Se lo que he visto, Jennsen. Soy un hombre muy observador.
– Mas bien eres como un grano en el culo.
– Sigues sonrojado.
– Aquel maldito caradura tenia el valor de seguir sonriendo ampliamente. -Maldita sea, como me gustaria que Matthew y Gideon estuvieran aqui para ver esto.
Logan solo podia agradecerle a Dios que no fuera asi.
– No hay nada que ver.
– Esta claro que necesitas mirarte al espejo.
– Daniel se acerco mas. -?Que es eso? Huy, si parece que echas humo por las orejas, Jennsen.
Sin duda, porque se sentia como un volcan a punto de estallar.
– Sinceramente, no se de que estas hablando. -Fingio mirar a su alrededor. -?Donde se ha metido tu mujer? Sin duda te estara echando de menos.
Algo titilo en los ojos de Daniel tan brevemente que Logan se pregunto si se lo habria imaginado. Antes de que pudiera decidirse, Daniel le respondio:
– Me reunire con ella dentro de un momento.
– No te entretengas por mi-mascullo Logan.
Daniel tomo un sorbo de su bebida y miro a Logan por encima del borde de la copa.
– ?Quieres mi opinion?