quisieras saber? Sera mejor que lo preguntes deprisa, antes de que me derrita sobre tu suelo. Me vuelven loca los masajes de manos.

– Es bueno saberlo. Y, si, me gustaria saber como es que alguien como tu no tiene novio.

– ?Alguien como yo?

– Alguien con esa piel -le alzo la mano y llevo los labios a la parte interior de la muneca. Inhalo profundamente-. Alguien que huele tan bien. Que es inteligente y esta comprometida con su trabajo -bajo la mano, sin dejar de acariciarla.

Ella tuvo que contenerse para no ponerse a ronronear.

– Rompi con mi ultimo novio hace unos seis meses, despues de dos anos juntos. Luego decidi que preferia tener cachorros antes que un novio.

– Mi patio estaria en desacuerdo contigo -le guino un ojo para indicarle que bromeaba.

– ?Te he mencionado lo increiblemente paciente que has sido?

– Soy un tipo encantador.

– ?Quien lo dice…? ?tu madre? -bromeo.

– De hecho, si. Entonces, ?que paso con como-se-llame? ?O preferirias no hablar de el?

Se encogio de hombros.

– Me presionaba para casarnos porque estaba preparado para formar una familia… ya. Le dije que aunque llegara a casarme, querria esperar para tener hijos. Acabar mi carrera y luego ganar un par de anos de experiencia laboral antes de lanzarme a la maternidad.

– Suena razonable.

– Eso crei yo. Pero el no. Despues de darle mas y mas vueltas, me lanzo un ultimatum… casarnos y tener hijos ya o nunca. Elegi esto ultimo.

– Debio de ser doloroso.

– Si. Tambien me irrito que despues del tiempo que llevabamos juntos, anhelara tanto cambiarme, que no pudiera aceptarme como soy.

– ?Te arrepientes?

– Nada. Bueno, salvo por el siguiente chico con el que sali. Duro dos horas. Acabe con el despues de que me dijera que estaria realmente bien si perdiera cinco kilos. Fue ahi cuando decidi ponerle fin a mi desgraciada tendencia de encontrar hombres que quieren convertirme en alguien que no soy, y lo consegui con los cachorros. Siempre estan contentos de verme, no les importa que no tenga la complexion de un lapiz, les encanta arrebujarse contra mi y no hablan. Cualidades perfectas en un varon… no te ofendas.

El rio.

– No me ofendo. Y el tipo que te dijo que necesitabas perder cinco kilos es un idiota.

– Gracias. Lo mismo pense yo.

– ?Como terminaste con M.C. y G.?

– Los adopte de un refugio. Mi intencion solo era la de conseguir un perro, pero eran los ultimos de la camada y me fue imposible elegir. Supuse que dos perros guardianes son mejor que uno.

– Sin duda. Entre los dos, no dejarian ni un hueso de un ladron.

Ella rio.

– Bueno, ahora que te he aburrido con toda esta chachara, es tu turno. Cuando me traslade aqui, tenias novia… -dejo la frase sin acabar y lo miro con curiosidad.

El asintio y bajo la vista hasta donde su pulgar trazaba circulos hipnoticos sobre la piel de Carlie.

– Nina. Queria mas de lo que yo podia darle.

– ?Emocionalmente?

– Economicamente. Mi trabajo no le impresionaba, tampoco mi casa, esta ciudad pequena y mi poco espectacular coche. Siempre queria… mas. Cuando al fin se dio cuenta de que yo no aspiraba a ser el proximo Bill Gates, se despidio.

– ?Te dejo el corazon roto? -pregunto, esperando que respondiera que…

– No.

Contestacion correcta.

– ?Esta al corriente de tu ostentoso nuevo trabajo?

El movio la cabeza.

– No. No hemos mantenido el contacto -con gentileza le solto la mano. Luego bajo del taburete y rodeo la encimera-. El cafe esta listo. ?Estas lista tu para unas trufas?

– Es una de esas preguntas retoricas, ?verdad?

El sonrio y Carlie sintio una oleada de calor desde el centro de su ser. Mientras el servia las tazas, le pregunto:

– ?Encontraste un regalo de cumpleanos para tu madre en Dulce Pecado?

– Si. Una fondue de chocolate. Es para un chocolate de fundido especial, y es parecida a una de esas fuentes de champan que se usan en las bodas, solo que mas pequena. Se pueden mojar todo tipo de cosas. Le va a encantar.

– Suena a fantasia hecha realidad. La promocion del dia de San Valentin es una idea original, ?no te parece? Si encuentras esa mitad de corazon de chocolate que encaje con el tuyo ganas una cena para dos. ?Te entrego la mitad del chocolate envuelto en celofan azul?

– Si. Aunque aun no lo he abierto. ?Y tu el rosa?

– Si. Lo escondi en un rincon, detras de las latas de sopa en la estanteria superior de mi alacena, en un esfuerzo por lograr que al menos me dure toda la noche.

– Buena suerte con eso.

– Gracias. Voy a necesitarla.

Despues de anadir leche a ambas tazas, dejo la caja envuelta en celofan de plata sobre la encimera.

– Puedes hacer los honores.

Oculto su diversion mientras veia a Carlie abrir la caja con una reverencia inusitada. Era evidente que le encantaba el chocolate. Despues de quitar la tapa, se inclino sobre el contenido e inhalo profundamente. Cerro los ojos y emitio un «oooooh» apenas audible. La diversion se desvanecio de Daniel, reemplazada por un deseo que practicamente lo dejo sin aliento. Ella abrio los ojos y observo las trufas como si contemplara un alijo de joyas.

– Todas parecen tan deliciosas… -dijo con voz ronca-. ?Cual quieres tu? -pregunto sin dejar de mirar las trufas.

La temperatura de Daniel se elevo un poco mas.

«La sexy, del cabello ondulado». Apreto los labios antes de llegar a pronunciar esas palabras en voz alta. Despues de carraspear, miro las trufas y senalo una.

– ?De que sabor es esa?

Ella consulto el interior de la caja de chocolate, que proporcionaba una guia en imagenes.

– Chocolate de avellanas con leche.

Hmmm.

– ?Y esta? -senalo otra.

– Mmmm… veamos… cappuccino.

Doble hmmmm.

Con la vista clavada en su expresion arrobada, eligio una al azar.

– Tomare esta.

Despues de consultar la guia, ella asintio con aprobacion.

– Praline con doble de chocolate. Buena eleccion. Creo que yo me decantare por la de vainilla francesa - cuando la tuvo en los dedos, alzo la mano para hacer un brindis-. Por tu generosidad compartiendo. Gracias.

– De nada -toco ligeramente su trufa con la de ella.

Despacio, Carlie se la llevo a los labios y dio un mordisco pequeno. El la observo, fascinado, mientras cerraba los ojos y unos sonidos eroticos y sensuales comenzaban a salir de su garganta. Echo la cabeza hacia atras y de pronto Daniel no solo quiso darse un festin de chocolate.

– Es… tan… increiblemente… delicioso.

«Y tu me estas poniendo tan increiblemente duro…». Se habria movido para aliviar la presion en la parte

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