– Uno de tus propios habitos molestos, si mal no recuerdo.

– Ademas, tratas de cambiar de tema. Asi que volvere a preguntartelo: ?Por que ahora? -Nathan lo miro a los ojos-. ?Estas bien?

Colin se paso una mano por el pelo con gesto impaciente.

– Estoy perfectamente. Mi decision ha sido impulsada en parte por ti.

– ?Por mi?

– Si. Por ti y por nuestro padre, ambos disfrutando de la felicidad marital. Eso ha hecho que me diese cuenta de que voy siendo mayor y ya es hora de cumplir con mi deber.

– Entiendo. Entonces ?has escogido ya a tu prometida?

– Imposible. Llegue a Londres hace solo unos dias.

– Tiempo mas que suficiente para reducir al menos la lista de candidatas a un numero manejable. ?Alguna dama en particular que destaque en tu mente?

Otra imagen de ojos de color chocolate y brillante cabello oscuro surgio en su mente.

– Hay varias posibles candidatas -dijo en tono vago-. Por la noche tendre mas oportunidades, porque asistire a la fiesta de lord y lady Ralstrom.

– Victoria y yo tambien.

– Debes de estar deseandolo, ?no es asi? -pregunto Colin en tono ironico, sabiendo lo mucho que Nathan detestaba los actos sociales.

– En condiciones normales preferiria que unos patos me matasen a mordiscos, pero reconozco que estoy deseando ver como te las arreglas con las candidatas.

– Hablando de patos, ?como estan los tuyos?

– Muy contentos, gracias por preguntar.

– No estaran aqui, ?verdad?

Nathan adopto un aire inocente, algo que al instante desperto las sospechas de Colin.

– Claro que no -respondio en tono ofendido.

– Gracias a Dios.

– Me alegro de que no te hayan oido decir eso. Te quieren mucho, ?sabes? Eres su tio.

– Yo no soy tio de esos patos. Ni de tu cabra comedora de botones, ni del cerdo o cordero o los demas bichos que hayas adquirido desde la ultima vez que te vi. Ensename un nino, y me alegrare de adoptar el titulo de tio.

– Estamos en ello.

– Si, ya me lo imagino -dijo, con un suspiro exagerado-. ?Sabes?, si no te hubieses casado con lady Victoria, habria podido hacerlo yo y ahorrarme toda esta infernal caza de novias.

Nathan hizo una mueca.

– Yo le guste mas. Piensa que soy muy listo e insuperablemente guapo.

– La pobre muchacha debe de haber llevado una vida muy aislada, y esta claro que necesita gafas. Pero, de todos modos, es encantadora. Lo menos que podia haber hecho es tener una hermana.

– Creo que hay una prima lejana en Yorkshire que no es demasiado mayor y tiene casi todos los dientes. ?Quieres que te la presente?

– Hay setos espinosos dos pisos mas abajo, justo debajo de esa ventana que tienes detras. ?Quieres que te los presente?

Nathan se echo a reir y le dio una palmada en el hombro.

– No tengas miedo, tu hermano esta aqui. Me tomare como una mision personal la obligacion de ayudarte a encontrar a la novia perfecta.

– Que el Senor me coja confesado.

– No es necesario pedir ayuda del cielo mientras yo este aqui. No te preocupes, tengo mucha experiencia en estos asuntos.

– ?De verdad? No recuerdo que buscases esposa cuando aparecio Victoria.

– Y sin embargo la encontre. ?Ves lo bueno que soy?

– No podrias encontrar tu propio trasero con ambas manos y la ventaja de un mapa detallado. Ya encontrare yo a mi propia esposa, muchas gracias.

Nathan asintio despacio antes de dar un paso atras y cruzar los brazos.

– Como es evidente que no deseas hablar de la busqueda de tu prometida ni de la misteriosa Alexandra a la que afirmas no conocer, ?por que no me dices que te preocupa?

Demonios, estaba perdiendo facultades si resultaba tan facil adivinar sus pensamientos. Se dirigio al armario y saco de un tiron una camisa limpia.

– Me molesta haber dormido mucho mas de lo que tenia previsto, y ahora llego tarde a una cita.

– No te preocupes. Estoy seguro de que nadie mas que yo, que te conozco tan bien, adivinaria que te inquieta algo. ?Que es?

Colin se volvio, y sus miradas se encontraron. La de Nathan se lleno de inconfundible preocupacion.

– Deja que te ayude -dijo Nathan en voz baja.

Colin se sintio abrumado por el sentimiento de culpa. Aquella oferta tan simple le llegaba al corazon. Nathan le ofrecia libremente lo que el le nego cuatro anos atras, es decir, ayuda sin preguntas. Porque creia en el. Resultaba ironico y humillante, porque Colin no le hizo una oferta similar cuatro anos atras.

– Agradezco la oferta -dijo, antes de aclararse la garganta para librar a su voz de su extrano timbre aspero-. Y querria comentar una cosa contigo…

– Me parece que viene un «pero».

– Pero… por desgracia tengo una cita para la que he de prepararme ya.

– ?Por que no cenas con nosotros esta noche?

– De acuerdo; sin embargo, preferiria no comentar esto en casa de Wexhall. Ven a desayunar manana y te lo contare todo.

Nathan lo observo durante varios segundos mas antes de volver a hablar.

– ?Lo que te preocupa tiene algo que ver con la muerte de Malloran y de su lacayo?

La verdad, espero que no, penso Colin.

– ?Te lo ha contado Wexhall?

– Si, pero aunque no lo hubiese hecho es el principal tema de conversacion vayas a donde vayas. ?Te inquietan esas muertes?

– Me parecen… sorprendentes. Espero saber mas cuando hablemos manana. Entonces te lo contare todo.

Aunque era evidente que Nathan deseaba hacerle mas preguntas, se limito a asentir.

– Muy bien. Vendre a desayunar manana por la manana. Procura estar despierto.

– Procura guardarme unas pocas galletas y algo de chocolate. Mientras tanto, nos veremos esta noche en la cena.

– De acuerdo.

Nathan silbo para llamar a C. B., que habia oido la palabra «galleta» y, creyendo que habia una golosina en su futuro inmediato, salto de la cama para trotar detras de su amo. En cuanto se cerro la puerta tras ellos, Colin se vistio a toda prisa. Tenia que averiguar mucho mas sobre madame Alexandra Larchmont y no disponia de demasiado tiempo para hacerlo antes de que ella llegase. El corazon se le acelero al pensar en volver a verla. Volver a tocarla.

Volver a besarla.

Pero, antes de que eso sucediera, tenian que hablar. Desde luego, ella tenia que explicarle algunas cosas. Y Colin se ocuparia de que no se marchase de alli aquel dia hasta haberlo hecho.

Sentada en el salon ricamente decorado de Logan Jennsen, Alex observo las cartas extendidas sobre la mesa y levanto la mirada para tropezar con sus intensos ojos oscuros, que la contemplaban con una expresion inconfundible. A diferencia de la mirada Colin, no habia nada misterioso ni inescrutable en la de aquel hombre. El deseo brillaba en ella con toda claridad.

– ?Que futuro indican mis cartas, madame? -pregunto, inclinandose hacia delante.

La joven inspiro hondo y percibio el agradable aroma de su jabon de afeitar.

Вы читаете Un Romance Imposible
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×