su mano de la de el.

– Tu hermano nos espera.

El asintio despacio, mirandola con seriedad.

– Si. Este no es el momento ni el lugar.

– La verdad es que no hay ningun momento ni lugar adecuado, senor.

– Colin. ?Y que quieres decir con eso?

– Un solo beso fue una cosa, pero repetirlo hoy ha sido…

Maravilloso. Increible. Inolvidable, se dijo a si misma.

– … poco sensato. Volver a hacerlo seria una verdadera temeridad.

– ?Por que?

Porque con solo dos besos has hecho que quiera cosas que no deberia querer. Cosas que no puedo tener, penso.

– Sin duda no te hace falta preguntarlo.

– No, no me hace falta -dijo el en voz baja-. Siento la profunda atraccion que hay entre nosotros. La cuestion es que vamos a hacer al respecto.

– Nada -dijo ella enseguida.

– No creo que eso vaya a ser una opcion.

– Simplemente lo ignoraremos.

– Tampoco creo que eso vaya a ser una opcion.

El silencio se instalo entre ellos, y la joven se sintio muy inquieta bajo su mirada serena y firme.

– Sugiero que ambos pensemos en el asunto -dijo por fin- para que podamos llegar a una solucion. Mientras tanto, veamos que quiere mi hermano e informemosle de tu situacion. Como te alojaras en Wexhall, es importante que Nathan lo sepa todo para que pueda estar alerta.

No confiaba en su propia voz, asi que Alex se limito a asentir y acepto apoyarse en su brazo para salir de la habitacion.

No tenia sentido pensar en el asunto, porque la unica opcion seria que continuasen con su relacion y al final se convirtiesen en amantes.

Y ella no iba a hacer eso, no podia hacerlo. El riesgo para su reputacion, por no mencionar a su corazon, era demasiado grande. No, no consideraria la posibilidad de convertirse en su amante.

Mentirosa, se burlo su voz interior.

Con un enorme esfuerzo, consiguio ignorarla.

Casi.

Capitulo 11

Lo primero que Colin vio al entrar en su estudio fue a Nathan apoltronado en su abigarrada butaca predilecta, apoyando las botas, no demasiado limpias, en su otomana de piel preferida, y metiendose en la boca un trozo de mazapan de naranja, su favorito. Lo segundo que vio fue a C.B., tumbado sobre la que era su alfombra turca preferida frente a la chimenea, profundamente dormido y con una de sus enormes patas descansando sobre lo que parecia ser una de sus botas favoritas.

Se apreto las sienes con las yemas de los dedos con la intencion de frenar el comienzo de una tremenda jaqueca.

Al ver a Alexandra, los ojos de Nathan se iluminaron, se puso en pie de un salto y se froto las manos con la clara intencion de desprenderse de los restos de azucar de los dulces favoritos de Colin.

– ?Es esa mi bota? -pregunto Colin senalando con la barbilla al dormido C. B.

– Si, pero es la misma de antes, asi que pense que no te importaria.

– Que maravilla -replico Colin, y dirigiendose a Alexandra dijo-: Madame Larchmont, mi hermano, el doctor Nathan Oliver y su perro, Come Botas C. B. Nathan, permiteme presentarte a madame Larchmont, la famosa adivina.

Nathan hizo una ceremoniosa reverencia y Colin se dio cuenta de que su hermano recorria con atenta mirada y avidamente el rostro de Alexandra.

– Es un placer, madame Larchmont.

Alexandra, que se habia vuelto a poner los guantes antes de salir del salon, le extendio la mano cubierta de encaje y Colin se estremecio deseoso de despojarla de la prenda y acariciarle los dedos.

– Lo mismo digo, doctor Oliver.

– Nunca habia conocido a una adivina.

– Y yo nunca habia visto un perro tan enorme -dijo ella con una sonrisa, indicando la alfombra frente a la chimenea-. Es muy bonito.

– Gracias.

– Es un peligro -murmuro Colin mirando su bota destrozada.

– Pero un peligro simpatico -dijo Nathan. Los miro a ambos alternativamente y despues sus ojos brillaron con un destello de curiosidad-. ?No sera su nombre de pila Alexandra?

Maldita sea. Colin lanzo a su hermano una mirada fulminante que Nathan ignoro alegremente.

– ?Por que? Si, asi es.

– Ya lo suponia -dijo Nathan con una sonrisa-. He oido hablar de usted…

– Lee el Times -interrumpio Colin, lanzandole a Nathan una mirada feroz y fulminante-. De la primera a la ultima pagina, de manera obsesiva. -Y sin darle a Nathan la oportunidad de refutar sus palabras, continuo rapidamente-. A decir verdad, Nathan, me alegro de que estes aqui…

– Si, es evidente.

– … porque hay algo importante de lo que tenemos que hablar -continuo e hizo un gesto indicando el grupo de butacas que habia junto a la chimenea-. Sentemonos, pedire el te.

Se dio la vuelta hacia Alexandra y al verla alli, en medio del halo dorado de luz que producia el reflejo del sol a traves de los ventanales, se dio cuenta de por que Nathan habia adivinado su nombre. Aunque no habia nada ni en su vestimenta ni en su actitud que indicase que habian compartido un apasionado beso, a alguien tan observador como Nathan no podia escaparsele el sonrosado rubor de excitacion que todavia coloreaba sus mejillas. O el rosa mas oscuro de sus labios recien besados. Maldita sea, con solo mirarla ya no podia pensar en otra cosa que en atraerla hacia el, rodearla con sus brazos y…

Sacudio la cabeza, para despejar la erotica imagen de Alexandra entrelazando su cuerpo con el suyo, en la cama, desnuda, excitada, extendiendo sus brazos hacia el…

Mas tarde. Podria pensar en eso mas tarde. Cuando su excesivamente observador hermano se hubiese marchado. Se aclaro la garganta y dijo a Alexandra:

– ?Preferiria chocolate en lugar de te?

Sus miradas se encontraron y tuvo que apretar literalmente las manos para no extenderlas y tocarla.

– Pues un chocolate estaria muy bien -dijo ella suavemente.

– Si, un chocolate estaria muy bien -repitio Nathan-. Y algunas galletas caseras. Un surtido extra de galletas puesto que, lamentablemente, te has quedado sin mazapanes.

Mientras Nathan y Alexandra se instalaban cerca de la chimenea, Colin tiro de la campanilla y despues de explicarle a Ellis lo que querian, se sento junto a ellos. Se dio cuenta de que Nathan habia escogido sentarse estrategicamente en la silla justo en frente del sofa donde se habia sentado Alexandra, un lugar desde el que podia estudiar abiertamente su rostro y sus reacciones. Desde luego, era el lugar que habria ocupado Colin de haber sido su extremadamente curioso hermano.

Se sento junto a Alexandra en el sofa y, despues, sin ningun preambulo, dijo:

– Tengo mis razones para creer que madame Larchmont esta en peligro. -Luego se dirigio hacia ella y anadio-: Por favor, expliquele lo que me ha explicado a mi.

Alexandra respiro hondo y despues explico a Nathan como habia escuchado aquella conversacion por

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