casualidad y como habia oido la misma voz en la velada en casa de los Newtrebble. Nathan escucho atentamente sin decir nada. Cuando Alexandra termino, Colin le explico lo que sabia de las muertes de lord Malloran y de su lacayo.

Al final de su relato, Nathan, con el ceno fruncido, dijo:

– Me pregunto si la futura supuesta victima de la fiesta de Wexhall puede ser el mismo Wexhall.

Colin se inclino hacia delante.

– ?Tienes alguna razon para creer que esta en peligro?

– Hoy mismo me ha explicado que la semana pasada le atacaron al salir de su club. Se defendio y su agresor acabo huyendo. Penso que el incidente no era mas que un asalto casual.

– Pero puede que fuese algo mas -musito Colin-. ?Vio quien era?

– No. Estaba oscuro y el hombre iba cubierto con una especie de mascara.

Colin asintio lentamente y se reclino de nuevo en la butaca.

– La muerte de Wexhall, sin duda, «daria lugar a una investigacion». Y estoy seguro de que a lo largo de los anos ha hecho enemigos.

Saco un trozo de papel del bolsillo de su chaleco.

– Estos son los nombres de las personas que la otra noche estaban cerca de madame cuando reconocio la voz.

Nathan desdoblo el papel y estudio los nombres con el ceno fruncido.

– Con la excepcion de los sirvientes y del senor Jennsen, que he oido que es muy rico, todos son respetados miembros de la nobleza.

– Supongo que es posible -dijo Alexandra frunciendo a su vez el ceno- que alguien tuviera tiempo de abandonar rapidamente la habitacion antes de que yo levantase la vista despues de recoger mi bolso de debajo de la mesa. Lamentablemente, al reconocer la voz, me asuste y me quede aturdida varios segundos.

– Quiza -dijo Colin. Cerro los ojos brevemente para visualizar el salon de los Newtrebble-. Habia un hueco cerca de donde estaba situada su mesa. Tambien habia un grupo de palmeras donde facilmente se podria haber escondido alguien.

– Entonces esta lista no sirve para nada -dijo Alexandra, y su voz se tino de frustracion.

– En absoluto -dijo Colin-. El hecho de que pudiese haber alguien mas es una mera probabilidad. Lo que sabemos con seguridad es que estas personas estaban alli. -Volvio su atencion a Nathan-. Te agradeceria que mostrases esta lista a Wexhall. Puede que sepa algo sobre alguna de estas personas que nosotros no sabemos. Adviertele tambien de que el ataque de la semana pasada podria no haber sido un incidente casual.

– De acuerdo -dijo Nathan guardando el papel en el bolsillo.

– Madame Larchmont debe recibir proteccion mientras intentamos descubrir quien esta detras del asunto y nos aseguramos de quien es el objetivo. Creo que el lugar mas seguro para ella es la mansion Wexhall en la ciudad.

– Si, estoy de acuerdo -dijo Nathan asintiendo lentamente.

– Bien. Victoria puede hacerle una invitacion formal a madame Larchmont para que se quede alli hasta la fiesta. Su visita se puede justificar con alguna historia sobre la necesidad de preparar la casa para la llegada de los espiritus o algo parecido. Contigo, Wexhall y los suyos en la mansion y conmigo en la calle escoltandola a donde vaya, estara a salvo. Nos aseguraremos de que alguno de nosotros este siempre cerca de ella durante las veladas programadas hasta la fiesta de Wexhall, Por si acaso reconoce de nuevo la voz.

Nathan asintio y miro a Alexandra.

– ?Esta dispuesta a atenerse al plan?

– Si, siempre que lord Wexhall este a su vez dispuesto.

– No se preocupe por eso -dijo Colin. Se dirigio a Nathan-: Despues de nuestra sesion, acompanare a madame Larchmont a su casa para que pueda recoger lo que necesite y, mientras tanto, tu regresas donde Wexhall para informarle de lo que esta pasando y haz los preparativos necesarios para su llegada.

En ese momento llamaron a la puerta.

– Adelante -dijo Colin.

Ellis entro portando una bandeja de plata que coloco en una mesa baja rectangular de madera de cerezo situada delante del sofa. El aire se lleno del delicioso aroma de chocolate caliente y galletas recien hechas. Colin dio las gracias a Ellis indicandole que podia retirarse, y dirigiendose a Alexandra, le dijo:

– ?Servira el chocolate mientras preparo los platos?

– Por supuesto.

Mientras estaban ocupados sirviendo, Nathan pregunto:

– ?Que querias decir con lo de «despues de nuestra sesion»?

– Sesion de cartas. He convencido a madame Larchmont para que te haga una lectura privada. Puesto que sus servicios estan muy solicitados, la sesion no resulta barata, pero merece la pena hasta el ultimo centimo.

– ?Te has hecho leer las cartas?

– Asi es. Dos veces. Y me las leeran de nuevo hoy.

Colin reconocio demasiado bien el brillo malicioso en los ojos de Nathan.

– No puedo dejar de maravillarme ante tu repentino interes por temas de naturaleza espiritual -dijo Nathan.

Su mirada se dirigio a Alexandra.

– Digame, madame, ?fue usted capaz de ver sus oscuros y profundos secretos?

– No tengo ningun secreto ni profundo ni oscuro -dijo Colin con mas agresividad de la que pretendia.

– Bah. No siempre ha sido tan decente, mojigato y soso como le ve usted ahora, madame.

Colin aparto de su mente los recuerdos agobiantes que lo amenazaban, miro a Alexandra y lanzo un exagerado suspiro.

– ?Ve lo que he tenido que soportar durante toda mi vida.

Alexandra oculto sin disimulos una sonrisa.

– ?A que se refiere? -pregunto a Nathan.

– Solia usar la barandilla como tobogan.

– Que sorprendente, milord -dijo ella mirando de soslayo a Colin y apretando los labios.

– Y le robaba la ropa al encargado de los establos cada miercoles cuando el hombre se banaba en el lago.

– Como si tu no me hubieses ayudado -protesto Colin suavemente. Anadio otra galleta al plato de Alexandra y le sonrio-. Ademas, no le robabamos la ropa, simplemente la recolocabamos.

– Cuando eramos unos chavales, este supuestamente destacado par del reino -dijo Nathan con un fingido aire de ofendido desden, senalando a Colin- solia tirarme al lago.

– Solo cuando te lo merecias -senalo Colin.

– Estoy seguro de que no me lo merecia cada dia.

– Eso es lo que tu te crees.

– Dejo de hacerlo cuando empece a arrojarle huevos -dijo Nathan a Alexandra con aire de satisfaccion. Se inclino hacia ella y le susurro a modo de confidencia-: Tengo una punteria endiabladamente buena.

– Aquellos huevos hacian dano -comento Colin frotandose involuntariamente el cogote donde le habia golpeado su hermano mas de una vez.

– ?Cuanto podia llegar a doler el impacto de un huevo? -pregunto Alexandra divertida mientras tendia a Colin y a Nathan sus tazas de chocolate.

– No se lo puede imaginar. Y que porqueria, sobre todo cuando se secaba. -Hizo una mueca y Alexandra se rio-. Pero me vengue -dijo sonriendo-. Fabrique un lote especial de huevos: hice un pequeno agujero en la cascara, los vacie y en su lugar puse monedas.

– Mis monedas -intervino Nathan-. Las que me habia robado.

– Si mi hermano hubiese sido mas inteligente al esconderlas, yo no las habria encontrado -dijo, ignorando a Nathan-. Me puse a tiro y acabo lanzandome todo su dinero. Fue la ultima vez que me arrojo huevos.

– Muy listo -dijo Alexandra.

– Soy un tipo muy listo.

Maldita sea, sus hermosos ojos sonriendole tan cerca le hacian entrar en trance. Colin recupero la compostura y tendio a Alex su plato y despues a Nathan el suyo.

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