mano.

– Acepta mis felicitaciones tanto para ti como para Victoria por tu proxima paternidad.

Nathan estrecho fuertemente la mano de su hermano entre las suyas. Y en un breve instante, Colin leyo en los ojos de Nathan tanto alegria como miedo.

– Gracias. Te agradeceria que mantuvieses la noticia en secreto por ahora…, tio Colin.

A Colin se le formo un nudo de emocion en la garganta y forzo una tos para hacerlo desaparecer. Ojala esa terrible y pesada tristeza que sentia que rodeaba su futuro se evaporase y pudiera ver nacer al hijo de Nathan. Y quiza a su propio hijo.

Como si hubiese leido sus pensamientos, su hermano dijo:

– Me encantaria que me devolvieras el favor y me hicieras a mi tambien tio.

– Para eso estoy aqui. Para encontrar una prometida y hacer que eso ocurra.

Antes de que sea demasiado tarde, penso.

– Quiza madame Larchmont pueda decirte quien sera tu futura novia.

– Le he hecho esa pregunta en particular durante mis dos sesiones anteriores, pero hasta ahora solo ha podido adivinar que la dama aparentemente tiene el cabello oscuro.

– Si hace memoria, milord -dijo ella-, dije que su prometida era una mujer morena solo a peticion suya y en beneficio de lady Newtrebble. No he visto nada en las cartas sobre su futura esposa.

– Bueno, quiza la lectura de hoy nos revele todo. Estoy listo en cuanto usted lo este, madame.

En lugar de coger sus cartas, Alex lo miro fijamente.

– Dada la naturaleza de mis predicciones anteriores, quiza seria mejor si reprogramasemos nuestra cita.

– Agradezco su discrecion -dijo Colin negando con la cabeza-, pero prefiero que este Nathan aqui.

– ?Hubo algun problema en tus sesiones anteriores? -pregunto Nathan agudizando la mirada.

– Me temo que no estaban llenas de brillantes predicciones sobre mi futuro. Esperamos mejores resultados esta vez. -Y dirigiendose a Alexandra dijo-: Empecemos.

– Como desee, senor.

Busco en otro bolsillo y saco una nueva bajara de cartas, mas pequena. Despues de barajar y cortar, las repartio lentamente y las extendio siguiendo una pauta diferente a la que habia utilizado en anteriores ocasiones.

Tras estudiar las cartas detenidamente, miro a Colin con unos ojos llenos de preocupacion.

– Lo lamento pero veo las mismas cosas que en nuestras dos sesiones previas: la muerte y la traicion tienen una presencia aun mas fuerte que antes, tanto en su pasado como en su futuro. Parece ser que la traicion en su pasado esta relacionada con la del futuro.

Alexandra volvio a mirar las cartas y fruncio el ceno con mas intensidad.

– La lucha interior que he visto antes es ahora mas profunda. Esta sintiendo una enorme confusion y un gran conflicto, pero hay tambien una creciente sensacion de urgencia, el temor de que hay cosas que no podra llevar a cabo, responsabilidades no cumplidas.

La exactitud de sus palabras hizo que los musculos de Colin se pusiesen en tension y sintio todo su cuerpo estremecerse. La intensidad de su voz y de sus ojos lo mantenia hipnotizado.

– ?Y que hay de la mujer de cabello oscuro que habia visto, madame? -pregunto.

Alexandra dudo y luego senalo las cartas.

– Todavia esta ahi, mas cerca de usted que antes. De hecho, es su posicion lo que mas me preocupa.

– ?Que quiere decir?

Alzo la vista y sus miradas se encontraron. Vacilo y se mostro claramente alarmada.

– Su carta -dijo finalmente- permanece en el centro del peligro y del engano, y es la unica que se situa entre su carta y la carta de la muerte. Lo que significa que o bien le salvara o…

– ?Me matara? -sugirio Colin manteniendo un tono frivolo.

Pero la expresion de Alexandra permanecio completamente seria.

– Si.

– ?Y que hay de mi futura esposa?

– Como en las sesiones anteriores, lo siento, pero no veo ninguna referencia a ella, milord.

Colin recorrio con su mirada el rostro de Alexandra, deteniendose en sus ojos serios y en sus carnosos labios, en sus largos y brillantes rizos que caian en espiral hasta llegarle a la altura de los hombros. Eran rizos largos y brillantes de oscuro cabello, y Colin supo de pronto y con una seguridad aplastante algo fuera de toda duda.

Ella era la mujer de oscuro cabello.

Capitulo 12

Alex miro a Colin a traves del amplio espacio de su lujoso carruaje y, por duodecima vez desde que habian salido de su casa, se pregunto en que estaba pensando. Habia estado preocupado desde que ella le leyo las cartas y silencioso durante el trayecto en direccion al apartamento donde ella se alojaba.

?Estaba pensando el, al igual que ella, en el beso que se habian dado? ?En a que habria conducido de no haber sido interrumpidos? Deseaba desesperadamente creer que habria recuperado la cordura, que habria emergido del mundo sensual en el que se habia perdido sin la necesidad de la llamada a la puerta, pero no tenia sentido alimentar una mentira tan obvia.

Aquella sorprendentemente deliciosa sensacion de la mano de el bajo su falda, el calor de la palma de su mano tomandole las nalgas… nunca podria haber imaginado algo tan excitante. Solo pensarlo despertaba aquel insistente latido entre sus piernas.

Los pensamientos de Alex se vieron interrumpidos cuando llegaron al edificio en el que vivia. Colin y su criado la acompanaron arriba. Mientras guardaba sus exiguas pertenencias en una maleta de cuero gastado, llego Emma. Despues de una rapida presentacion, explico el plan a su amiga, cuyos ojos azules lanzaban alternativamente miradas de desconfianza a lord Sutton y miradas de pura admiracion al alto y apuesto joven criado.

– Tengo que dejarte -dijo Alexandra a Emma, retorciendose las manos-, pero si trajera aqui el peligro, a ti, a los ninos, nunca podria perdonarmelo.

Emma le cogio las manos y se las apreto suavemente para impedir que Alexandra las siguiese moviendo con nerviosismo.

– No te preocupes de nada, Alex, yo me ocupare de los chiquillos y de la comida. Lo mas importante es que tu estes a salvo. -Y lanzando una mirada cenuda a Colin anadio-: A salvo de todo.

– Mi intencion es mantenerla a salvo, senorita Bagwell -dijo Colin con una inclinacion de cabeza.

– Estoy segura de ello. -Emma levanto la barbilla-. Simplemente me pregunto si es esa su unica intencion.

Alex dio un respingo sorprendida ante las insinuaciones inequivocas de su amiga y su tono furioso. Antes de que pudiese decir una palabra, Colin hablo:

– No sufrira ningun dano, senorita Bagwell.

– Procure que asi sea -dijo Emma duramente-. Por parte de nadie, incluido usted.

– Emma… -dijo Alex.

– La protegere con mi vida -dijo Colin despacio, mirando a Emma fijamente-, y le agradezco sus palabras. Admiro la sinceridad. Alexandra es afortunada por tener una amiga tan leal y firme.

– Yo soy la afortunada por tenerla a ella -dijo Emma, entornando los ojos-. No hay ninguna mejor que ella y no quiero que le hagan dano, nadie, de ningun modo.

– Entonces estamos totalmente de acuerdo.

Se hizo un incomodo silencio. Alex miro a Colin, un aristocrata atractivo, rico y culto, de porte y alcurnia impecables, vestido con las mejores ropas, ahi, en su humilde casa, de pie sobre el basto suelo de madera cubierto por una alfombra hecha a mano que ella misma habia confeccionado con retales de tela. Noto que le subia por la garganta una risa seca y amarga ante tan incongruente escena, el recordatorio mordaz y penetrante

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