Se inclino obedeciendola y, despues de dejar las botas junto a la camisa, volvio a incorporarse. Apreto firmemente los talones contra la suave alfombra para impedir saltar y abrazarla.

– ?Hay alguna parte de tu cuerpo que no sea hermosa? -pregunto Alex suavemente.

Antes de que pudiera contestarle preguntandole lo mismo, ella levanto la vista y le dijo:

– Abrete los pantalones.

Con manos temblorosas, Colin se desabrocho las dos filas de botones laterales, liberando su miembro erecto que se elevo hacia su vientre. Sintio la mirada penetrante y ardiente de Alexandra como una caricia. Noto como se hinchaba su miembro y tuvo que agarrarse a la silla para no perder la batalla por el control de su cuerpo.

– Magnifico -dijo Alex con ojos brillante-. Quitatelos.

Mirandola, levanto las caderas y se quito la ajustada prenda. Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para ir despacio y cuando termino, respiraba pesadamente. Volvio a acomodarse en la silla adoptando de nuevo su postura languida e indolente, una postura que ocultaba completamente la tensa expectacion que lo poseia y el fuego que lamia su cuerpo.

– Separa las piernas. Bien separadas.

Colin lo hizo; entonces Alex lo miro a los ojos.

– Tocate. Como te gustaria que yo lo hiciera.

Tomando pequenas bocanadas de aire, se tomo la base de su miembro con dos dedos y los deslizo hacia arriba. Cuando alcanzo la punta, la acaricio con pequenos y delicados circulos, para despues recorrerlo hacia abajo de nuevo.

– ?Como te sientes? -susurro con la mirada puesta en las delicadas caricias de los dedos de Colin.

– Duro. Caliente. Impaciente. -Las palabras le salieron jadeantes-. Seco.

Alex lo miro a los ojos y en aquella mirada se transmitieron algo, algo mas profundo que la mera intimidad y el deseo algo que el no podia nombrar, porque nunca antes lo habia sentido.

Sin una palabra, Alex se movio hacia el y se detuvo cuando practicamente rozaba la silla con sus piernas.

– ?Seco? -murmuro-. Quiza pueda ayudar.

Se arrodillo y delicadamente le aparto la mano a Colin. Inclinandose, paso la lengua por su miembro.

El corazon de Colin, que se habia quedado en suspenso, volvio a la vida, golpeandole con fuerza las costillas, mientras el jadeaba por un poco de aire. Miro hacia abajo y en un momento de ardiente lujuria vio la lengua de Alexandra girar alrededor de la punta de su pene, capturando la gota perlada de sus fluidos, lamiendolo con un humedo roce.

Colin dejo caer la cabeza contra el respaldo de la silla y un largo gemido salio de su garganta. Paso sus dedos por el cabello de Alexandra, transfigurado por la erotica vision y sensacion de los humedos labios de ella cerrandose a su alrededor. Era el colmo de la intimidad fisica, pero de algun modo, en aquel momento, no le parecia suficiente.

– Alexandra… -Apreto las manos contra su pelo y le levanto la cabeza delicadamente-. Ven aqui.

Los ojos de Alexandra mostraron vacilacion.

– ?No te he dado placer?

– Si, Dios mio, si -logro decir Colin mientras la guiaba para que se pusiese de pie, abriese las piernas y se montase a horcajadas sobre el.

No sabia como explicarle la necesidad que habia sentido de notar su piel contra la de el, de tocarla profundamente, con todo su cuerpo, asi que dijo simplemente:

– Pero quiero sentirte toda.

Cuando Alexandra se poso sobre el, la tomo de las caderas e introdujo la punta de su miembro en su sexo. Sus labios se abrieron y, agarrandolo de los hombros, Alex se deslizo sobre el, una penetracion ardiente, humeda, que le arranco a Colin un desgarrado gemido. Cuando estuvo dentro hasta el fondo, perdio el ultimo vestigio de control. Le tomo la cabeza con una mano y envolvio la boca de Alex con la suya, mientras con la otra mano acariciaba sus pechos.

Pero aun asi no era suficiente. Empujo hacia arriba, con todos los musculos en tension, golpeando con su lengua el interior de la deliciosa boca de Alexandra, al unisono con las embestidas de su cuerpo. Ella se retorcia contra el, y toda la existencia de Colin se redujo a la union de sus cuerpos. Su miembro se hincho y rapidamente -no sabia si demasiado rapido o no lo suficientemente rapido- noto como Alex se cerraba a su alrededor. Separando sus bocas, se aparto para absorber la vision de ella echando el cuerpo hacia atras, hundiendo los dedos en sus hombros, el sonido de su largo gemido al alcanzar el climax. Y cuando sus espasmos se diluyeron, Colin salio con rapidez en un esfuerzo que casi lo mata. Su respiracion se entrecorto y la abrazo fuertemente, manteniendola pegada a el, sus corazones unidos, mientras se dejaba llevar por el orgasmo.

Su corazon no habia recuperado todavia el pulso normal cuando ella se removio y levanto la cabeza. Colin abrio los ojos y la vio, sonrojada, con el pelo revuelto, los labios humedos y separados, una mirada de saciada satisfaccion en sus ojos caidos.

Algo se removio en su interior, algo que le decia que aunque por el momento podia ser suficiente, nunca nada seria bastante con aquella mujer.

Capitulo 19

Alexandra miro a traves de la ventana de su dormitorio en la mansion Wexhall y suspiro. El cielo plomizo y pesado reflejaba perfectamente su estado de animo y aquel remolino de nubes negras casaba con el tumulto de emociones que la embargaba.

Apoyo la frente contra el frio cristal y observo melancolicamente el jardin. Era la ultima noche que iba a pasar en aquella casa, asi que lo contemplaba por ultima vez. Faltaba apenas una hora para que comenzase la fiesta de lord Wexhall y, pasase lo que pasase aquella noche, tenia la intencion de cumplir la promesa que se habia hecho a si misma y regresar al lugar al que pertenecia al dia siguiente.

?Era posible que solo llevara una semana alli? Se dio la vuelta y paso la mirada por el lujo que la rodeaba. Era aterradora la facilidad con la que se habia acostumbrado a todo aquello: a la serena elegancia; a las suntuosas comidas; a los banos calientes sin limite; a la enorme, calida y comoda cama; a tener todas sus necesidades cubiertas; a su incipiente amistad con lady Victoria quien, a pesar de su noble posicion social, no era nada pretenciosa, sino amable y, a los ojos de Alex, la personificacion de lo que una dama debia ser.

Aunque todavia de forma subita y con bastante frecuencia se sentia incomoda, consciente de que no pertenecia a ese estrato social, no podia negar que habia disfrutado de la comodidad de que se ocupasen de sus necesidades. Por primera vez en su vida, habia tenido a alguien que la cuidara.

Pero no podia permitirse olvidar de donde venia, el lugar al que estaba destinada a regresar. Aquel breve periodo alli, vivir esa vida, no era otra cosa que un sueno magico y delicado, un sueno de fragil cristal, un regalo que debia apreciar y recordar con carino, pero que no podia confundir con la realidad. Como el tiempo compartido con Colin.

Colin…

Cerro los ojos. Dios mio, ?como iba a decirle adios? La sola idea la lleno de un dolor profundo y desgarrador. Se habia prohibido pensar en ello durante aquella semana. En lugar de eso, habia saboreado cada minuto que habian pasado juntos, guardando los recuerdos de cada preciado dia y de cada nueva experiencia como un avaro tesorero. Se negaba a oir las manecillas del reloj que resonaban en lo mas profundo de su mente indicando el tiempo que faltaba para que aquel apasionante cuento de hadas tocase a su fin. Y entonces, ambos seguirian con sus vidas, unas vidas que por pertenecer a clases diferentes y tener divergentes ocupaciones no volverian a cruzarse.

A medida que la semana habia ido avanzando, su amor por el habia ido creciendo exponencialmente y, al mismo tiempo, crecia la desolacion que la aguardaba en el horizonte. Habia asistido a tres veladas mas como madame Larchmont, pero a pesar de haber estado muy atenta, no habia vuelto a oir aquella voz ronca. Nadie se habia acercado ni a ella ni a Colin de forma sospechosa, y no habia habido mas accidentes. Sin embargo, las

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