fiestas habian sido una tortura, intentando simular que no se daba cuenta del enjambre de bellas y jovenes joyas que brillaban alrededor del hombre al que amaba, una de las cuales habia de escoger como esposa.

Habia visto a Logan en las tres veladas, y en cada una de ellas le habia acompanado a dar una vuelta por el salon y al aparador donde se servian las bebidas. Estaba claro que a Colin no le gustaba el tipo y tensaba la mandibula cada vez que lo veia o mencionaban su nombre. Pero a ella si le gustaba Logan. Era inteligente, perversamente ingenioso, su compania le agradaba y sus atenciones la halagaban. De hecho, podia entender por que les resultaba muy tentador a tantas otras mujeres, y si Colin no le hubiera robado ya el corazon, sospechaba que Logan Jennsen podria haberla conquistado.

Sin mas informacion ni pistas sobre la conversacion que habia escuchado en el estudio de Malloran, todo el misterio parecia haber ocurrido en otra vida, a otra persona. La semana habia pasado volando, entre paseos por el parque con Colin y Lucky, acompanados a una discreta distancia por Emma y John, quienes, claramente, disfrutaban juntos, comidas compartidas, largas conversaciones y apasionantes encuentros intimos.

Para su felicidad y sorpresa, Colin no parecia nunca cansarse de tocarla, de sonreirle, de reirse con ella. ?Y lo que le habia ensenado! Como jugar a backgamon, especialmente la version en la que el perdedor debe hacer el amor al ganador. En su opinion, eso la convertia a ella en la vencedora, pero no tenia intencion alguna de poner objeciones. Tambien le habia ensenado una simple, pero escandalosa, melodia en su pianoforte, una leccion aun mas agradable cuando Alex sugirio que aderezasen la letra de la cancion con un estribillo subido de tono.

Pero su leccion favorita habia tenido lugar en la sala de billar, donde Colin le enseno el juego, y la aun mas interesante version de «como hacer el amor inclinada sobre una mesa de billar».

Colin habia visitado su dormitorio cada noche, mimandola en cada ocasion con un dulce mazapan y pasteles helados, antes de saciar sus apetitos sensuales. En ocasiones habian hecho el amor lenta y delicadamente, y otras lo habian hecho con prisas, salvaje y furiosamente. Era un amante generoso, excitante y al que le gustaba experimentar, animandola e inspirandola a que ella hiciera lo mismo.

En su mente aparecio la imagen de la noche anterior: Colin habia llevado un cuenco con crema glaseada que habia robado de la cocina. Decoro todo su cuerpo desnudo con aplicaciones del dulce y, acto seguido, saboreo la delicia que habia creado, para disfrute de los dos. Despues, ella le habia devuelto el placentero favor. De hecho, la noche habia sido el broche perfecto para un dia perfecto…

Cerro los ojos y disfruto del calidoscopio de imagenes de la salida del dia anterior, dejando que invadiesen su mente. Colin llego pronto por la manana con una cesta llena de naranjas que se parecia mucho a la de Emma y le anuncio que tenia una sorpresa. Entonces aparecio Emma acompanada de un asustado Robbie que llevaba a un tambien sorprendido Lucky a rastras. Todos juntos emprendieron un viaje de tres horas en su elegante carruaje sin que Colin quisiera decir cual era su destino. Finalmente llegaron a una hermosa y majestuosa casa que se levantaba en medio de un verde prado.

La propiedad se llamaba Willow Pond, y Colin le explico que la habia adquirido hacia varios anos pero que apenas la usaba. Desde que estaba en Londres todavia no la habia visitado y habia pensado que Alexandra disfrutaria de un dia fuera de la ciudad con sus amigos. El hecho de que Colin supiese y comprendiese cuanto echaba de menos a Emma y a Robbie y que, a pesar de la amabilidad de todo el mundo, ella se sentia fuera de lugar en la mansion de Wexhall le llego al corazon.

El tiempo habia sido magnifico y, despues de dar una vuelta por la casa y por los jardines, habian almorzado acompanados por John, el criado, bajo la sombra de un inmenso sauce junto a un pequeno estanque en el linde de la propiedad.

Antes de subir al carruaje para volver a Londres, Alex se habia dado la vuelta para contemplar la hermosa casa y los jardines y comento que no podia imaginarse tener algo tan bonito y no darle uso, no sacarle provecho alguno. Colin fruncio el ceno y observo la casa durante un largo minuto. Despues asintio en senal de aprobacion. De todos los dias que habian compartido, aquel habia sido el mejor, y lo recordaria durante el resto de su vida.

Pero se habia despertado aquella manana sabiendo que aquel periodo magico estaba a punto de terminar, y por todas partes la asediaron las dolorosas e indeseadas imagenes que habia conseguido evitar durante aquellos dias: la imagen de Colin sonriendo a su nueva esposa, riendose con ella, obsequiandole dulces, haciendole el amor, llevandola a picnics privados en su casa de campo.

Abrio los ojos y se volvio para mirar fijamente la cama… la cama que habia compartido con el. Y se sintio vacia. Quiza habria sido mejor no haber experimentado nunca los placeres ni las maravillas que habia compartido con el, pues no se puede echar de menos lo que no se conoce. Desde luego habria sido mas inteligente. Pero aquellos pensamientos eran inutiles, y debia apartarlos de su mente y concentrarse en la noche que la esperaba.

Todos, Colin, Nathan, lord Wexhall y ella, estaban preparados y decididos a encontrar al asesino aquella misma noche y evitar que nadie sufriese dano alguno. Y al dia siguiente, ella se marcharia.

Y el dolor no habria hecho mas que empezar.

Con todos los musculos de su rostro contraidos en una expresion indiferente para ocultar la tension que lo atenazaba, Colin daba lentamente vueltas a su copa de brandy, paseando la mirada por los invitados cada vez mas escasos que quedaban en el salon de baile de Wexhall. Eran casi las dos de la madrugada y la fiesta estaba a punto de terminar. Alexandra no habia reconocido la voz y no habia ocurrido nada malo. ?Era posible que el asesino hubiera cambiado sus planes, que los hubiera abandonado? ?O quiza los habia pospuesto? Su instinto le decia que el asesino no habia renunciado a su plan, aunque rezaba para que asi fuese.

Maldita sea, queria que acabase todo de una vez, queria conocer la identidad del asesino, evitar futuros crimenes, y que se hiciera justicia para que todos pudiesen recuperar su vida normal.

Su vida normal… Una desagradable sensacion le hizo estremecer. Recuperar su vida normal significaba encontrar una esposa, una tarea que se habia ido haciendo menos apetecible conforme pasaban los dias de la ultima semana. Echando un vistazo a las jovenes elegantemente vestidas que quedaban en el salon de baile, Colin se vio obligado a enfrentarse al hecho de que ninguna de ellas, fuera cual fuese su hermosura o su riqueza, su educacion o su entorno familiar, lo atraia de manera significativa. La mayoria de ellas eran en realidad encantadoras y cualquiera de ellas seria una esposa aceptable, pero ninguna, pasase el tiempo que pasase conversando con ellas, le despertaba el interes que Alexandra le producia con solo una mirada.

Alexandra. Dirigio su mirada hacia el rincon donde ella estaba echando las cartas. La pasada semana con ella habia sido… increible. Habian sido los dias mas felices de su vida, y pensar en su fin lo llenaba de un dolor que no podia nombrar. Aunque todavia tenia las pesadillas y el sentimiento funesto que le habian hecho ir a Londres, cuando estaba con ella, toda la oscuridad se disipaba.

– La fiesta esta a punto de terminar y hasta ahora no ha pasado nada -le dijo Nathan sacandolo de golpe de su ensonacion.

– Deja de husmear a mi alrededor -exclamo Colin irritado.

– Pues empieza a prestar atencion -dijo Nathan enarcando las cejas-. Sobre todo porque la noche todavia no ha terminado y tu puedes ser el que esta en peligro.

– No me pasara nada -dijo con seria determinacion.

Sin embargo, su instinto seguia avisandolo con un zumbido desagradable, como habia ocurrido durante toda la velada.

– No, si puedo evitarlo -dijo Nathan.

– ?Donde esta Wexhall?

– En el vestibulo, despidiendo a los invitados. Victoria esta con el, y dos de sus hombres de confianza.

Permanecieron de pie en silencio viendo como los invitados que quedaban iban desalojando el salon.

– Lady Margaret deja la mesa de las cartas -dijo Nathan despues de varios minutos-. Me pregunto si le han augurado su proximo matrimonio.

– ?Esta prometida? -pregunto Colin con sorpresa pero sin demasiado interes.

– Todavia no. ?Lo va a estar?

– ?Como demonios quieres que lo sepa?

– Lo sabrias si la hubieras pedido en matrimonio.

– ?Y por que iba a hacer algo asi?

– Quiza porque has anunciado que estas buscando esposa, y ella parece tener todas las cualidades que un hombre de tu posicion puede necesitar. ?O has cambiado de opinion acerca del matrimonio?

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