un monton de vestidos que llenen una habitacion entera, quiero hacer realidad todos tus suenos, quiero decirte cuanto significas para mi… cuanto te amo… -Se le quebro la voz-. Por favor, dejame hacer todas estas cosas, Alexandra. -Su mirada se desvio hacia su camisa, que ahora estaba empapada de sangre, y lo invadio el terror-. Por favor…

Se oyeron voces y pasos rapidos en el pasillo y levanto la vista. Nathan, con el semblante grave y llevando su cartera negra de medico, atraveso a toda prisa la habitacion seguido de Robbie, que continuaba con los ojos abiertos de par en par y sin aliento.

– Sangra por una herida en la parte alta del brazo -le explico gravemente Colin-. Ellis va a traer agua caliente y vendas.

Nathan asintio, y se arrodillo junto a Colin.

– Tengo vendas en mi maleta. Traemelas.

Colin se levanto y cogio las vendas que Nathan le habia pedido. Vio como su hermano retiraba el bulto de la camisa empapada en sangre y un nudo le contrajo el estomago.

– ?Va a… morir? -Apenas podia pronunciar esas palabras.

Despues de un examen muy rapido, Nathan dijo:

– Voy a hacer todo lo que esta en mi mano para asegurarme de que no muera. Es una herida superficial, mala, pero podria haber sido mucho peor.

Presiono una venda de lino limpia contra la herida y dirigio la mirada hacia Sophie.

– Esta muerta -dijo Colin-. Te lo contare todo mas tarde. -Apreto los punos-. Ha matado a Wexhall.

– No, no lo ha matado. Esta vivo. Se rompio una costilla cuando se cayo y tendra un terrible dolor de cabeza durante varios dias. Lo bueno es que tiene la cabeza dura como una piedra. -Nathan cambio con calma el vendaje empapado en sangre por uno limpio y anadio-: Tienes que llamar al juez.

– No voy a dejarla.

Ellis aparecio cargado de vendajes seguido por John, que portaba dos baldes de agua caliente. Cuando dejaron las cosas junto a Nathan, Colin dio instrucciones a John de ir en busca del juez.

Se dio la vuelta y vio a Robbie de pie en un rincon, observando lo que ocurria con ojos aterrados. Maldita sea, sabia exactamente como se sentia el chaval. Se dirigio hacia el y Robbie aparto la vista de Alexandra para fijarla en Colin.

– ?Se pondra bien la senorita Alex? -pregunto el chiquillo con voz temblorosa.

– Nathan es el mejor medico que conozco -dijo Colin agachandose frente a el y mirandolo a los ojos-. Y es mi hermano.

– Hay un monton de sangre -dijo Robbie tragando saliva.

– Lo se. Pero seguro que tiene mucha mas -dijo Colin; al menos eso esperaba-. Has sido muy valiente esta noche, Robbie.

El chico se sorbio la nariz y luego se la limpio con el dorso de la mano.

– Intentaba ayudar a la senorita Alex -dijo temblandole el labio-, pero lo unico que he conseguido es que le disparen.

– Eso no es verdad -dijo Colin negando con la cabeza-. Has traido al doctor a una velocidad asombrosa y al estar aqui me has salvado la vida. Te lo agradezco y estoy en deuda contigo.

Extendio la mano despacio.

Robbie estudio la mano extendida durante varios segundos y despues se limpio la palma de su sucia mano en sus tambien sucios pantalones, y extendio el brazo. La mano del chiquillo era tan pequena… Colin sintio que se le formaba un nudo en la garganta. El efecto del vacilante tacto de aquel muchacho era mas fuerte que la amenaza de un cuchillo contra su espalda.

– Nunca le habia estrechado la mano a un tipo elegante como usted -musito Robbie.

– Y yo nunca habia estrechado la mano de un joven heroe como tu -dijo Colin despues de aclararse la garganta para deshacer la tension.

Robbie le solto la mano y se la metio en el bolsillo.

– Esto es suyo -dijo extendiendo el puno-. No lo he robado. Solo lo cogi para usarlo como arma si lo necesitaba.

Abrio la mano y en la palma sucia aparecio un solido huevo de cristal que solia estar sobre una mesa del vestibulo.

Colin le sonrio y tuvo ganas de pasarle la mano por la cabeza, pero penso que era demasiado pronto para semejante familiaridad.

– Muy listo -dijo cogiendo el huevo.

– He roto su elegante ventana -murmuro-. No podia abrir la puerta de la entrada. -Senalo con el pulgar la puerta que daba al pasillo-. Esa otra ha sido mas facil.

– Ha sido una suerte para ambos que la hayas abierto. No te preocupes por el cristal, Robbie. Eso puede arreglarse facilmente. -Su mirada se volvio hacia Alexandra-. Rompiendolo, has salvado algo mucho mas importante y que no puede reemplazarse.

Capitulo 22

Dos dias despues de la memorable fiesta de lord Wexhall, Alexandra se encontraba sentada frente a Colin en su elegante carruaje, intentando animarse. Colin habia estado actuando de manera muy extrana desde la manana anterior, cuando Alexandra se desperto por fin con un dolor ardiente en el hombro y con el rostro palido y ensombrecido de Colin observandola. Rapidamente se habia acordado de lo sucedido, pero Colin le aseguro que Robbie se encontraba bien y le explico todo lo que habia pasado. Cuando termino, Alexandra miro a su alrededor y, dandose cuenta de que estaba en la habitacion de invitados de la mansion Wexhall, le pregunto:

– ?Como he vuelto hasta aqui?

– Yo te traje. Nathan queria tenerte cerca para vigilarte y dada tu… situacion, pense que era mejor que no pasases la noche en mi casa.

– Claro -musito ella-.

Intento no sentirse herida pero fracaso estrepitosamente. Era ridiculo. Su aventura habia terminado y, una vez resueltos los asesinatos, no habia nada mas que hablar entre ellos. Y sin embargo, su ausencia le hacia dano. Nathan, lady Victoria, lord Wexhall, incluso Robbie y Emma la habian visitado -mas de una vez- pero Colin no. Cuando Nathan le estaba cambiando el vendaje, Alexandra le habia preguntado por el procurando no mostrar interes, y el medico le habia contestado vagamente:

– Esta ocupado.

Claro, en ese momento en que ya no tenia ninguna amenaza ni ninguna amante que lo distrajese, con toda seguridad se habia puesto manos a la obra para buscar esposa. Y de ese modo habia de ser, le recordo su conciencia. Debia ser asi. Pero eso no hacia su agudo dolor mas llevadero.

Logan Jennsen le habia llevado personalmente un magnifico ramo de rosas rojas ese mismo dia por la manana. No se habia quedado mucho rato, pero, antes de marcharse, le habia dicho:

– Es obvio que hay algo entre Sutton y tu. Pero quiero que sepas que mi amistad es incondicional. Y que yo tambien soy una opcion.

Sus palabras la habian emocionado, pero Logan estaba equivocado. No habia opcion. Porque Colin no lo era. Logan si, estaba claro. Y era un buen hombre…

Pero despues, a las cuatro de la tarde, le habian entregado el ramo de flores mas grande que habia visto nunca junto con una nota escrita en una caligrafia gruesa y masculina: «Hay algo que me gustaria mostrarte esta noche, si te apetece una pequena excursion. Si es asi, te vere a las ocho. Colin».

Alexandra sabia que tenia que decir que no, pero simplemente no pudo. No cuando deseaba tan fervientemente pasar una noche mas con el. Colin habia llegado puntualmente a las ocho y aunque le dolia el hombro, el dolor era soportable, y no solo estaba muerta de ganas de salir de la casa, sino que sentia tambien una tremenda curiosidad por saber que queria mostrarle. Sin embargo, despues de hacerle algunos formales

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