El tomo un sorbo de vino y asintio.

– Lo entiendo. Aunque tengo mis propias habitaciones aqui en la ciudad, no puedo pasar mucho tiempo sin ver a mi familia. A veces me vuelven loco, sobre todo Caroline, pero tambien son mi mayor alegria. Y si es ruido y caos lo que busca, en Bradford Hall encontrara mas del que podria imaginar.

Allie trago saliva para aliviar la tension en su garganta.

– Estoy impaciente.

Robert miro hacia el techo y nego con la cabeza.

– Puede que cambie de opinion una vez este alli. Puego imaginarme lo que esta ocurriendo en este mismo momento. Austin pasea de arriba abajo con el ceno fruncido y el pelo alborotado de tanto mesarselo, exigiendo saber cada ocho segundos cuando dara a luz Elizabeth. Caroline le esta diciendo a su hija de dos anos, Emily, que deje de perseguir a los gatitos, y Emily no le hace ningun caso y mira a su padre, Miles, quien, con una media sonrisa, le anima a continuar.

»Mi hermano William, su esposa Claudine y su hija Josette estan dibujando, lo que no augura nada bueno para William, que es un pesimo artista. Sin duda mi madre ha llevado a James, el hijo de Austin y Elizabeth, al jardin, donde sus gordezuelas manitas estaran decapitando las mejores rosas de su mama mientras su abuela le sonrie embobada. -Hizo una mueca comica-. Madre solia poner el grito en el cielo con solo que Austin, William o yo nos atrevieramos a mirar las rosas.

Un dolor punzante se apodero de Allie ante el panorama que le estaba dibujando.

– La verdad es que suena mucho mas tranquilo que a lo que yo estaba acostumbrada -dijo-. Jonathan y Joshua constantemente traian a casa algun animal herido, hasta que papa finalmente les cedio un pequeno cobertizo al que llamo la enfermeria, sin parar de refunfunar que nunca habia visto tantas palomas, patos y ardillas cojos en su vida. Y no hablemos de los sapos, las serpientes y las colonias de hormigas.

»Mi hermana Katherine parecia un angel, pero andaba siempre con rascadas en las rodillas y los codos, porque se unia a Jon y Josh en sus aventuras. Mama se limitaba a sonreir, ofreciendo abrazos y besos, colocando vendajes cuando hacia falta y soltando algun que otro sermon. Le encantaba vernos correr, nadar y jugar. Tenia una hermana mayor que se habia pasado la mayor parte de su vida confinada en la cama, y le gustaba darnos rienda suelta en nuestras vigorosas actividades. -La anoranza la invadio-. Mama siempre olia a pan recien hecho.

– Y supongo que usted era el miembro tranquilo de la familia, la que mantenia a raya a los demas -dijo Robert sonriendo maliciosamente.

Allie nego con la cabeza.

– La verdad, creo que era la peor de todos. Siempre tenia ramitas en el pelo, manchas de hierba en el vestido y la cara sucia. Y como era la mayor, me temo que servia de ejemplo a los otros.- Dejo el tenedor sobre la mesa y se olvido de la comida-. Digame, si estuviera con su familia ahora, ?que estaria haciendo? ?Jugando con los gatitos, dibujando o estropeando las rosas?

Robert apreto los labios y alzo la barbilla.

– Hummtn… Tengo que decir que nada de eso. Seguramente habria retado a Austin al billar en un vano intento de alejar su mente de Elizabeth durante un rato antes de que desgastase totalmente la alfombra favorita de madre.

– ?Y lo conseguiria?

– Al final si. Pero no hasta que lo hubiera irritado poniendo en tela de juicio su valentia por negarse a enfrentarse con un jugador tan habil -se aclaro la garganta con exagerada modestia- como yo.

– Ya veo. ?Y ganaria usted?

Una sonrisa lenta s, devastadora se fue dibujando en el rostro de Robert, y Allie sintio que la atravesaba un rayo ardiente.

– Evidentemente. Siempre juego para ganar.

De repente parecia como si la temperatura de la sala hubiese aumentado diez grados, y a Allie le costo resistir el impulso de enjugarse el rostro con la servilleta de lino.

– Y despues de derrotar a su hermano al billar, ?que mas haria?

– Bueno, suponiendo que el bebe no hubiera hecho aun su entrada en escena, creo que reuniria a lady Risitas, lord Revoltoso y la senorita Cosquillas para jugar una partida de «Adivina el numero», antes de que la institutriz se los llevara a todos al cuarto de los ninos.

– ?Debo suponer que se esta refiriendo a sus sobrinos?

– Sin duda. -Su sonrisa se hizo mas amplia-. A mi madre, hermanos y hermana ya pocas veces se los lleva la institutriz.

– ?Y usted le pone mote a todo el mundo?

– Me temo que si. Es una de mis malas costumbres. Seguro que se me ocurre uno para usted en cualquier momento. Asi que sera mejor que se comporte bien.

– Claro. Me horrorizaria acabar siendo la senora Caida en el Barro, o lady Tropieza con Mesas.

El rio, y ella le contesto casi sonriendo, lo que la preocupo. Dios, no era facil mantener a ese hombre a raya.

– Carters me ha dicho que esta tarde se ha aventurado usted hasta la tienda del senor Fitzmoreland -comento Robert, cuando se le acabo la risa-. Espero que haya encontrado lo que buscaba.

Este comentario sin importancia la devolvio de golpe a la realidad, apagando su frivolidad como agua sobre un fuego. Escruto el rostro del joven buscando alguna senal de un significado oculto bajo sus palabras, pero lo unico que hallo fue una ligera curiosidad.

– El senor Fitzmoreland me ha sido de gran ayuda.

– ?Sabe? Realmente no deberia ir por la ciudad en un coche alquilado, aunque lleve un sirviente.

– Como le he dicho -repuso ella alzando la barbilla-, tengo algunos asuntos aqui que debo atender.

– Si, pero debe tener un medio de transporte adecuado. Dare ordenes para que tenga un carruaje a su disposicion a partir de manana por la manana. Y estare encantado de acompanarla a cualquier lugar adonde deba ir.

Ella apreto las manos sobre el regazo.

– Eso no sera necesario. Estoy acostumbrada a arreglarmelas sola.

La mirada de Robert recorrio el negro vestido de la mujer, y los ojos se le cargaron de simpatia.

– Solo hago lo que se que Elizabeth haria si se hallara aqui. En la nota que le he enviado esta tarde, le he prometido solemnemente que cuidaria de usted hasta su llegada a Bradford Hall. -Exagero un escalofrio-. Por favor, acepte el carruaje. No tengo ningun deseo de que Elizabeth me reprenda durante toda la eternidad por permitirle a usted viajar sin el medio de transporte adecuado.

Durante unos instantes se hizo el silencio entre ellos, mientras Allie se debatia entre el deseo de rechazar la oferta y la idea de que no tener que pagar por los coches le ayudaria a mantener sus escasos recursos. Finalmente, la faceta practica gano la batalla.

Echo la silla hacia atras y se puso en pie.

– En tal caso, se lo agradezco. Y ahora, con su permiso, desearia retirarme. Ha sido un dia largo y agotador.

El se alzo al instante, con una mirada preocupada.

– Naturalmente. La vere manana.

Ella inclino la cabeza como respuesta y salio apresuradamente de la sala, poseida por la necesidad de escapar de su turbadora presencia. Subio rapidamente por las escaleras, pero incluso mientras cerraba firmemente la puerta de su aposento fue incapaz de relajarse.

Mientras daba vueltas por la habitacion, intento ordenar sus confusos pensamientos. Lord Robert la habia alterado. Durante un breve instante, Allie habia bajado la guardia, y el habia conseguido anidar mas alla del muro que tan cuidadosamente habia construido a su alrededor. Le habia costado mucho crear esas defensas y habia pagado un alto precio por su independencia. No necesitaba que ningun hombre cuidara de ella, que le organizara el transporte o la acompanase en sus recados. Y sobre todo no necesitaba a un hombre que le sonriera, o con el que cantar estupidos duetos, o que la mirara de una manera que resucitaba anhelos femeninos largo tiempo enterrados.

Se rodeo el cuerpo con los brazos y continuo caminando de un lado a otro de la habitacion. Dios, lord Robert era incluso mas atractivo que David. Todo sonrisas picaras y ojos burlones. Pero esos ojos podian, en un instante,

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